NACIONES UNIDAS – En África meridional y oriental 32 por ciento de las mujeres entre 20 y 24 años, 50 millones de todas ellas, debieron casarse antes de cumplir los 18 años, mostró un nuevo estudio divulgado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
El matrimonio infantil “daña gravemente a las niñas y las expone a diversas violaciones de derechos humanos”, destacó un reporte de la Unfpa en coincidencia con la celebración, este 11 de octubre, del Día Internacional de la Niña, adoptado en 2011 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El problema está lejos de circunscribirse al sur u oriente de África: a escala mundial, según el Unfpa, una de cada cinco niñas se casa o vive en una unión libre antes de cumplir 18 años, y en muchos de los países menos desarrollados la cifra se duplica.
En algunos de esos países –el sur de Asia se considera la región más afectada- incluso 10 % de las niñas deben casarse antes de cumplir los 15 años.
El matrimonio infantil bloquea el derecho a la educación de las niñas y adolescentes, ya que el matrimonio a menudo implica verse obligadas a abandonar la escuela para asumir responsabilidades adultas.
Esa falta de educación perpetúa un ciclo de pobreza, limitando las oportunidades de desarrollo personal e independencia financiera de las niñas.
Los matrimonios precoces aumentan la probabilidad de embarazos prematuros, lo que plantea importantes riesgos para la salud de las niñas cuyos cuerpos no están maduros. Eso puede provocar complicaciones durante el embarazo y el parto y se asocia con una mayor mortalidad materna e infantil.
Además, las niñas casadas suelen ser objeto de violencia doméstica y abuso conyugal, ya que carecen del poder para hacer valer sus derechos y rara vez se dispone de espacios seguros alternativos.
La ONU ha dicho que en el mundo viven más de 600 millones de niñas y adolescentes que, con los recursos y oportunidades adecuados, podrían convertirse en mujeres líderes, innovadoras, emprendedoras y artífices de prosperidad.
El secretario general, António Guterres, en una reciente declaración con ese propósito expresó que “las mujeres y las niñas pueden guiarnos hacia un futuro más justo. Reforcemos sus voces y volvamos a comprometernos a trabajar juntos para construir un mundo en el que todas las niñas puedan ser líderes y prosperar”.
En el ámbito de la Comunidad de Desarrollo de África Meridional (Sadc), se ha planteado la necesidad de reformar las legislaciones en esos 16 países, a partir de una ley modelo que comienza reconociendo que niño es todo menor de 18 años y que el matrimonio infantil viola sus derechos.
A los países se les pide prohibir el matrimonio infantil , cresar mecanismos de prevención y respuestas, y apoyar a las niñas casadas y a sus familias, y garantizarles acceso a la educación y a la atención médica.
La ley modelo establece 18 años como la edad mínima para contraer matrimonio tanto para niños como para niñas sin excepción, y aplicable a todos los tipos de matrimonios, ya sea conforme al derecho escrito, religioso o consuetudinario.
Hasta ahora solo seis de los países de la comunidad (República Democrática del Congo, Malaui, Mauricio, Mozambique, Seychelles y Zimbabue) fijaron 18 años como la edad mínima para contraer matrimonio, tanto para niños como para niñas, sin excepciones, las que sí se permiten en algunos casos en otras cinco naciones.
Antes de la pandemia covid-19 que estalló a comienzos de 2020, unos 100 millones de niñas en el mundo corrían el riesgo de contraer matrimonio infantil en el próximo decenio, según agencias de la ONU, pero luego se ha estimado que otros 10 millones más –secuelas de la crisis- podrían casarse sin haber alcanzado la mayoría de edad.
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