Níger, la última batalla de Francia, Rusia y la Cedeao por África occidental

Estudiantes de la Universidad Abdou Moumouni, la única pública de Níger, durante una manifestación de apoyo a los militares golpistas y a Rusia en la ciudad de Niemey, sede del centro académico. Imagen: Cortesía de Abdoulaye Hali Aboubacar

SOKOTO, Nigeria – El 26 de julio, el coronel mayor Amadou Abdramane, flanqueado por soldados con uniforme militar, apareció en la televisión nacional de Níger para anunciar la consumación de un golpe de Estado. Era el cuarto golpe ocurrido en el país desde que se independizó de Francia en 1960.

“Las fuerzas de defensa y seguridad han decidido poner fin al régimen que ustedes conocen. Esto es consecuencia del continuo deterioro de la situación de seguridad y de la mala gestión social y económica», declaró.

El presidente del país, Mohamed Bazoum, que llegó al poder en 2021 mediante las primeras elecciones democráticas de Níger, fue destituido al igual que su gobierno, y la  Constitución quedó suspendida.

Antes de hacerse público el golpe, el presidente Bazoum había permanecido cautivo en el palacio presidencial. La asonada resultó inesperada, ya que a principios de año, Bazoum había descartado la posibilidad de un golpe militar en una entrevista. Sin embargo, finalmente fue derrocado por quienes se suponía que debían protegerlo: efectivos de la Guardia Presidencial.

Dos días después, el general Abdourahamane Tchiani, comandante de la Guardia Presidencial, fue proclamado nuevo líder del país tras el apoyo del Ejército al golpe militar.

El golpe en Níger ha conmocionado a la comunidad internacional y a quienes consideraban al país un baluarte contra el paulatino retroceso democrático en la región.

Níger se enfrenta a una condena internacional generalizada tras el golpe militar. La Unión Europea, Estados Unidos, Francia y el bloque regional de África Occidental, la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao), fueron algunos de los que condenaron inequívocamente el golpe.

Francia lanzó una severa advertencia, amenazando con responder con firmeza a cualquier acto de violencia dirigido contra su misión diplomática en Níger o contra sus ciudadanos e intereses.

Es un hecho que este no es el primer golpe en Níger, y desde luego no es el primero en África occidental o en la región del Sahel, la franja horizontal que comparten una decena de países y que separa el norte del continente de la África subsahariana.

En los últimos años, la región ha sido testigo de una serie de golpes de Estado en los que oficiales militares han arrebatado el poder a gobernantes civiles emanados de las urnas, movidos por su frustración ante los crecientes incidentes de terrorismo, corrupción e inestabilidad política en África occidental.

En 2022, Burkina Faso fue testigo de dos golpes de Estado, el primero en enero, desencadenado por el deterioro de la situación de seguridad y la incapacidad percibida del presidente Roch Kaboré, en el poder desde 2015, para abordar eficazmente los desafíos, en particular la insurgencia islamista.

El segundo se produjo en septiembre, cuando el gobernante interino, Paul Henri Damiba, fue derrocado bajo la misma acusación de no saber hacer frente a los grupos yihadistas, y sustituido por el capitán Ibahim Traoré.

Del mismo modo, Malí sufrió tres golpes de Estado en 2012, 2020 y 2021, en una evidencia más de su volatilidad política. Desde mayo de 2021 se asienta en el poder, como gobernante interino en una llamada transición militar, el líder del golpe, el coronel Assimi Goita.

En Guinea, en 2021, el presidente Alpha Cond fue derrocado en un golpe de Estado por las fuerzas armadas del país tras un tiroteo en la capital, Conakry.

Las tres naciones comparten notables similitudes con Níger: están situadas en África occidental, tienen sistemas políticos inestables, estuvieron bajo dominio colonial francés y, peor aún, se enfrentan a amenazas yihadistas en sus territorios.

Los analistas consultados por IPS desde Sokoto, una ciudad nigeriana cercana a la frontera con Níger, sostienen que estos golpes representan amenazas directas a la democracia en África occidental, socavando los principios de la gobernanza democrática que se ha ido dando la región.

«El golpe representa un importante revés para los pequeños pero cruciales avances en materia de desarrollo realizados por África occidental y por todo el continente africano hacia una gobernanza más orientada a las personas, aunque no sea perfecta. Es descorazonador ver cómo se anulan estos logros”, afirmó el experto en seguridad Timothy Avele.

A su juicio, “resulta inquietante evolución suscita preocupación por la posibilidad de que se produzcan más golpes de Estado en África en los próximos años, lo que constituye una perspectiva angustiosa”.

“Además, es probable que exacerbe la inseguridad, especialmente el terrorismo, ya que los actores no estatales violentos pueden aprovechar la oportunidad para emerger», añadió el director general de Agent-X Security, con sede en la ciudad de Lagos, en la costa atlántica de Nigeria.

Ibrahim Baba Shatambaya, profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Usmanu Danfodiyo, situada en esta ciudad nigeriana de Sokoto, opina que el golpe militar en Níger estuvieron motivadas muy especialmente por el deseo de liberarse del control y la explotación que Francia ejerce sobre sus antiguos territorios coloniales.

«El golpe es una prueba de que la democracia se enfrenta a desafíos en África, y refleja la incapacidad de la Cedeao para garantizar que los líderes de la subregión de África occidental cumplan las expectativas de sus pueblos», añadió.

Por amor al uranio

En la llamada África occidental francófona se ha producido un aumento significativo de los sentimientos contra la antigua metrópoli, que se considera un factor clave que impulsa los golpes militares en la región.

Muchos consideran a Francia responsable de contribuir a la inestabilidad de la región mediante intervenciones militares.

A pesar de mantener bases militares y prometer combatir al yihadismo, persisten la violencia y los atentados, lo que hace sospechar a sectores de la población y de los estamentos militares que Francia podría estar implicada en actividades terroristas.

Los críticos también sostienen que Francia se ha aprovechado de los recursos de la región de manera desproporcionada, manteniendo en los hechos los lazos coloniales.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Por ejemplo, Níger, situado al norte de Nigeria y con Malí al oeste y Chad al este, es el quinto productor mundial de uranio y suministra casi una cuarta parte del uranio de la Unión Europea, utilizado para la producción de electricidad.

Sin embargo, a pesar de su riqueza en recursos, Níger sigue siendo uno de los países más pobres del mundo, con una economía poco diversificada y muy dependiente de la agricultura. Más de 41 % de la población vive en la pobreza extrema, según datos del Banco Mundial de 2021.

Además, la empresa Orano, una productora de energía nuclear controlada por el Estado francés, se enfrenta a acusaciones de abandonar grandes cantidades de residuos radiactivos en Níger, lo que supone riesgos para la salud de las comunidades locales.

También preocupa la insuficiente protección de los trabajadores contra la radiación.

Así mismo, Orano también se ha visto envuelta en acusaciones de soborno en el sur de África.

El franco CFA, respaldado por Francia y utilizada por 14 naciones de África occidental y central, entre ellas Níger, ha sido objeto de críticas por permitir a Francia mantener el control sobre las economías de sus antiguas colonias.

Este sistema monetario exige que los países miembros depositen nada menos que 50 % de sus reservas de divisas en el Banco de Francia, el central del país europeo, y está vinculado forzadamente al euro.

El presidente francés, Emmanuel Macron, se ha esforzado por distanciarse del pasado colonial de Francia en África y abogar por un nuevo enfoque basado en la asociación. Sin embargo, persisten recelos y agravios muy arraigados.

Viva Rusia, adiós Francia

Hace unos 10 años, Malí solicitó ayuda militar a Francia cuando combatientes islamistas amenazaron la capital, Bamako. En un principio, la llegada de Francia fue aclamada como heroica, pero su presencia en la nación no produjo mejoras en la seguridad a largo plazo.

En su lugar, grupos terroristas vinculados a Al Qaeda en el Magreb Islámico y al Estado Islámico del Gran Sáhara perpetraron atentados devastadores. Mali llegó a culpar a Francia de armar a los terroristas.

Las relaciones diplomáticas entre París y Bamako comenzaron a deteriorarse tras el golpe de Estado de mayo de 2021 y la resistencia contra las elecciones democráticas de enero de 2022. En consecuencia, Malí expulsó a los militares franceses y acogió al Grupo Wagner, la organización mercenaria rusa, que ha ido ganando influencia en África.

El Grupo Wagner –famoso mundialmente por su participación en la guerra en Ucrania- ha adquirido notoriedad por su implicación en los asuntos internos de múltiples naciones africanas, ofreciendo ayuda militar y de seguridad, que ha sido un ariete para impulsar la influencia de Moscú en todo el continente.

De forma inquietante, se ha enfrentado a acusaciones de perpetrar masacres y actos de violación. Sin embargo, a pesar de estas supuestas atrocidades, muchos jóvenes africanos descontentos albergan un sentimiento de apoyo o indiferencia hacia las acciones violentas de Wagner.

Ello porque consideran más importante, en su perspectiva, castigar los agravios de  Francia y de Occidente en general.

Burkina Faso también expulsó a los franceses, y miles de personas se concentraron en la capital, Uagadugú, en apoyo de una toma de poder militar que derrocó a Kaboré. En las calles se desplegaron banderas rusas, y algunos manifestantes instaron a Moscú a sustituir a Francia en la lucha contra los yihadistas.

Incluso en Níger, las celebraciones en apoyo de los golpistas se han extendido por todo el país, cobrando fuerza a pesar de los llamamientos a favor de la vuelta a la democracia. También hay noticias de que la junta de Níger se ha reunido con el Grupo Wagner en Malí para buscar apoyo militar.

«Los nigerinos albergan profundos agravios contra Francia por diversas razones, principalmente debido a la explotación de nuestros recursos, que beneficia desproporcionadamente a Francia”, dijo a IPS el estudiante nigerino Abdoulaye Hali Aboubacar.

El estudiante de la Universidad Abdou Moumouni, el único centro público de estudios superiores de Níger, planteó que “una ilustración evidente de esta disparidad es el suministro de electricidad francesa procedente de nuestro uranio, mientras que nosotros seguimos dependiendo en 80 % de otro país, Nigeria, para nuestras necesidades energéticas”.

“Otra preocupación importante es la cuestión del terrorismo. A pesar de la presencia de más de 1000 soldados franceses en el país con el objetivo declarado de combatir a los terroristas, parecen incapaces de enfrentarse eficazmente a la amenaza”, siguió analizando desde la ciudad de Niamey, donde tiene su sede la universidad.

Para Aboubacar, por esa ineficacia “nuestra población y nuestros soldados se llevan la peor parte de los atentados, lo que nos deja vulnerables y descorazonados”.

“Como alternativa, muchos nigerinos ven a Rusia como un potencial salvador ante su escalada de tensiones con Francia y el resto del mundo. La implicación de Rusia en el conflicto terrorista de Mali, especialmente a través de las acciones del Grupo Wagner, ha alimentado aún más esta percepción”, remarcó.

La Cedeao contra Níger

La creciente presencia del grupo Wagner es una prueba evidente de que la Cedeao no ha hecho sus deberes como organización regional.

Sin embargo, parece que las nuevas autoridades de la Cedeao, integrada por 15 países, parecen dispuestas a cambiar las cosas.

Tras asumir la presidencia temporal de la Cedeao el 9 de julio, el mandatario de Nigeria, Bola Tinubu, hizo una firme declaración, afirmando que la región no aceptaría más golpes de Estado exitosos, ya que había experimentado cinco de ellos desde 2020.

Pasaron apenas 15 días del discurso de Tinubu, para que los militares derrocaran al gobierno civil.

En respuesta a la crisis, Tinubu tomó medidas inmediatas y presidió una cumbre de emergencia de la Cedeao en Abuja, la capital nigeriana. Se establecieron varias sanciones y, en particular, por primera vez en la historia del bloque, se exigió a los golpistas que restablecieran el orden constitucional bajo el riesgo de enfrentarse al posible uso de la fuerza.

Sin embargo, existen recelos respecto a la Cedeao, que se ha enfrentado a críticas por su limitada capacidad para hacer frente a los regímenes golpistas y su supuesta desatención a problemas subyacentes cruciales como la corrupción y la pobreza.

Algunos sostienen que la respuesta de la Cedeao al golpe va a ser influida por cómo se recibió la noticia en el mundo occidental, en especial su anuncio de intervenir militarmente en Níger para restablecer al gobierno democrático.

«Es aconsejable que la Cedeao dirigida por Nigeria haga una introspección antes de agravar la ya precaria situación de Níger”, advirtió Avele.

Para el experto en seguridad, “la trayectoria actual podría convertir a Níger en un campo de batalla para que las potencias extranjeras ajusten cuentas, lo que llevaría a un peligroso atolladero si las autoridades no lo manejan con cuidado, especialmente el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, y sus asesores».

T: MF / ED: EG

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