EL CASTELLAR, España – Para Helena Kindole, de 33 años, madre de siete hijos y avicultora en la aldea de Chanya, en Tanzania, uno de los principales obstáculos para hacer crecer su negocio de pollos es la falta de acceso a servicios sanitarios. Pero no para ella ni para su familia, sino para sus aves.
La cría de pollos de corral a pequeña escala suele ser el salvavidas de millones de familias rurales con bajos ingresos, que representan 80% de la producción avícola de África. Sin embargo, los problemas de logística, infraestructura y suministro dificultan el acceso a los servicios veterinarios en todo el continente y, por tanto, frenan la productividad de los pequeños agricultores.
Al mismo tiempo, la rápida industrialización del sector avícola en muchos países industriales y el aumento de los precios de los cereales en todo el mundo, junto con las importaciones baratas de los mercados más desarrollados y el escaso acceso a la atención zoosanitaria, están generando desigualdades entre los pequeños y los grandes productores, que amenazan con expulsar del negocio a los pequeños avicultores.
Afortunadamente, esto está empezando a cambiar.
Las iniciativas de sanidad animal están ayudando a los criaderos locales a vacunar a los pollitos contra enfermedades comunes y perjudiciales antes de venderlos a los pequeños productores, que crían a los pollitos hasta que tienen seis meses, para venderlos finalmente a vecinos, restaurantes y otros negocios cercanos.
Para mujeres como Kindole, que constituyen casi la mitad de la mano de obra agrícola mundial en los países en desarrollo y en el África subsahariana, el sector avícola ofrece una fuente crucial de ingresos, y unos animales sanos son esenciales para una subsistencia digna.
Dotar a los pequeños granjeros de las herramientas adecuadas puede ayudarles a competir con éxito con sistemas de producción más industrializados.
Introducir la vacunación en los criaderos locales puede reforzar la sostenibilidad y el peso comercial de los pequeños productores.
Apoyar a estas plantas de incubación con el equipo y los conocimientos necesarios para la vacunación significa que pueden proporcionar a los clientes grandes cantidades de pollitos vacunados contra enfermedades avícolas comunes, como el virus de Newcastle y la bronquitis infecciosa. La primera de esas enfermedades contribuye a 60 % de la mortalidad avícola en muchos países africanos.
Así se reduce el riesgo de pérdida de aves, lo que contribuye a mejorar los ingresos y el éxito general de las empresas.
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Pero la aplicación de medidas de vacunación por sí sola no basta, ya que la falta de apoyo técnico y de conocimientos sobre zoonosis y otras enfermedades infecciosas que afectan a las aves de corral también puede obstaculizar la productividad.
La formación sobre prácticas zoosanitarias, oportunidades de desarrollo de mercados y asesoramiento sobre bioseguridad, buenas prácticas de gestión, etc, son también piezas cruciales del rompecabezas. Proporcionar esto puede ayudar a nivelar las condiciones entre los criaderos industriales a gran escala y los pequeños productores.
El proyecto Prevent (sigla en inglés de Promover y posibilitar la vacunación eficiente, ahora y mañana) es un ejemplo de iniciativa encaminada a mejorar la producción avícola para una población africana en rápido crecimiento.
En tan solo los dos primeros años, esta iniciativa de cuatro años de duración ha administrado 159 millones de dosis de vacunas e inmunizado a 49 millones de pollitos de incubadora. También ha formado a 100 técnicos de campo que, hasta la fecha, han realizado 2600 visitas a granjas y celebrado más de 1400 reuniones con granjeros en cuatro países del África subsahariana.
La cría de pollos, un sector de bajos insumos pero alta producción, ofrece una vía fiable para salir de la pobreza a muchos hogares rurales. Un pequeño productor puede vender fácilmente sus pollitos o pollos en el mercado, ya que son más asequibles para el consumidor que la carne de vacuno, por ejemplo, pero además aportan un sinfín de otros beneficios.
Añaden valor a las estructuras sociales, tienen un alto contenido en proteínas y, además, pueden beneficiar directamente a las mujeres, que de hecho constituyen la mayoría de los pequeños productores avícolas del mundo en desarrollo.
Con el telón de fondo de una crisis mundial del coste de la vida, temperaturas récord y conflictos en curso, cerrar la brecha de la desigualdad para los pequeños agricultores es fundamental para construir un futuro sostenible para todos.
Apoyar a los pequeños productores con formación, medidas de sanidad animal y mucho más puede ayudar a igualar las condiciones, un pequeño productor a la vez, como en el caso de la tanzana Kindole.
T: MF / ED: EG