Opinión

Persisten los nubarrones sobre las elecciones en Sierra Leona

Este es un artículo de opinión de Andrew Firmin, redactor jefe de CIVICUS, la alianza internacional de la sociedad civil.

“No confiamos en el proceso”, reza uno de los carteles improvisados en inglés de manifestantes opositores tras las elecciones en Sierra Leona del 24 de junio. Imagen: John Wessels / AFP via Getty Image

LONDRES –  La población de Sierra Leona acudió a las urnas para elegir presidente, parlamento y representantes municipales el 24 de junio. Los resultados se anunciaron rápidamente y el presidente juró su cargo para un segundo mandato. Pero persiste una nube de dudas en torno a los comicios.

El segundo clasificado se queja

La carrera presidencial ofreció una repetición de la votación precedente, en 2018, cuando Julius Madaa Bio venció a Samura Kamara en una reñida segunda vuelta, con 51,8 % de los sufragios frente a 48,2 %. Pero a pesar de que la economía está peor que hace cinco años -algo que podría esperarse que costara apoyo al titular-, esta vez la ventaja de Bio fue mayor.

Obtuvo 56,2 % contra 41,2 % de Kamara en la primera vuelta, superando por poco el umbral de 55 % necesario para evitar la segunda vuelta.

Kamara y su partido, el Congreso de Todo el Pueblo (APC, en inglés), protestaron inmediatamente y exigieron la repetición de los comicios, alegando que se habían producido «irregularidades manifiestas».

Los observadores de la Unión Africana y de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental declararon que las elecciones habían sido libres y justas, pero otros expresaron su preocupación.

Pero los observadores de la Unión Europea señalaron «incoherencias estadísticas» en los resultados de las elecciones presidenciales. Entre ellas, una participación muy alta en algunos distritos y un número muy bajo de votos nulos. Además, al parecer se rompieron los precintos de algunas urnas antes del recuento de votos.

National Election Watch, una coalición de más de 400 organizaciones de la sociedad civil, tanto nacionales como internacionales, también ha manifestado su preocupación.

El autor, Andrew Firmin

Esta coalición desplegó 6000 observadores, que cubrieron todos los colegios electorales, y utilizó una técnica de muestreo para estimar los resultados, un método que se acercó mucho a los recuentos finales de las tres últimas elecciones. Pero esta vez sus resultados discreparon en todas las cifras clave: niveles de apoyo a los dos principales candidatos, participación y número de votos nulos.

Según su análisis, ninguno de los candidatos habría superado la barrera de 55 % en los comicios de este pequeño país de África occidental con unos 8,2 millones de habitantes.

En aras de la transparencia, los observadores nacionales e internacionales piden a la Comisión Electoral que publique resultados detallados con datos desglosados por colegio electoral. La comisión ha dicho que lo hará, pero que tardará algún tiempo.

La sombra de la violencia

Bio ya ha jurado su segundo mandato, mientras que su Partido Popular de Sierra Leona (SLPP, en inglés), también ha sido declarado como vencedor claro de las elecciones legislativas, con 60 % de los escaños.

Sin embargo, las dos partes parecen dispuestas a seguir enfrentadas.

El APC ha declarado que no participará en el gobierno a ningún nivel, incluidos el parlamento y los consejos municipales, mientras que funcionarios del Estado han afirmado que los comentarios de la sociedad civil y de gobiernos extranjeros podrían exacerbar las tensiones.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Bio, por su parte, ha acusado a los gobiernos que han expresado su preocupación de injerencia política.

Sobre todo ello se cierne la sombra de la violencia. Las cicatrices de la guerra civil que asoló el país entre 1991 y 2002, en la que murieron decenas de miles de personas, siguen siendo profundas, y cualquier brote de violencia hace temer una escalada.

En la jornada electoral del 24 de junio se registraron actos de violencia en un pequeño número de colegios electorales. Durante la campaña, los partidarios del APC se quejaron de ataques en las regiones sur y este, donde el apoyo al SLPP es más fuerte, mientras que los miembros del partido gobernante también denunciaron violencia por parte de seguidores de la oposición.

Pocos días antes de las elecciones, estalló la violencia frente a la sede del APC en Freetown, la capital, con un muerto como consecuencia de un tiroteo, del que el APC culpó a la policía.

En una reunión postelectoral celebrada en el mismo lugar, la policía rodeó el edificio y utilizó armas de fuego y gases lacrimógenos. La enfermera y voluntaria del APC Hawa Dumbaya murió tras recibir un disparo en la cabeza.

Está claro que la preocupación no debe centrarse solo en la violencia pública, sino también en la violencia policial. No hace falta remontarse a la guerra civil para darse cuenta del peligro.

El año pasado, las protestas provocadas por el aumento de la inflación de los alimentos se volvieron mortales y, cuando volvió la calma, habían muerto más de 20 manifestantes y transeúntes y seis policías. En respuesta al vandalismo y los daños a la propiedad, la policía utilizó supuestamente munición real.

Preocupantemente, Bio respondió a estas protestas afirmando que eran actos de terrorismo con la intención de derrocar al gobierno. Culpó al APC, ya que las protestas se produjeron en las regiones donde el partido tiene más apoyo. El gobierno creó un comité para investigar la violencia, pero su informe siguió la línea del gobierno.

Aunque la magnitud de la violencia de 2022 no tiene precedentes en Sierra Leona en tiempos de paz, no es la primera vez que las autoridades responden a las protestas con fuerza excesiva. Mientras tanto, ningún miembro de la policía ha rendido cuentas. No es alentador que se produzcan nuevas protestas.

Urge transparencia

Las encuestas siempre dieron ventaja a Bio, y la distribución de lealtades regionales y étnicas le favorece. Bio también forjó alianzas con algunos partidos que anteriormente se habían presentado contra él, incentivados por los cambios en el sistema electoral que dificultaron la entrada en el parlamento de los partidos más pequeños.

Las cifras de National Election Watch siguen sugiriendo que Bio aventajaba a Kamara, pero no lo suficiente como para evitar la segunda vuelta.

El hecho de que Bio no superara la segunda vuelta por mucho es el quid de la cuestión, porque un número relativamente pequeño de imprecisiones podría haber marcado la diferencia para e la celebración de una segunda votación y la continuación de la campaña.

La cuestión crucial es qué significa esto para la confianza en la democracia. Si las sospechas no se disipan con la publicación de datos detallados y desglosados y las acusaciones no se investigan a fondo, prosperarán y se arraigarán, incluso si resultan no ser ciertas. Esto solo puede suponer un revés para la democracia.

La población de Sierra Leona ha mostrado constantemente altos niveles de participación electoral y sigue prefiriendo la democracia a cualquier otro régimen. Pero en cualquier país, la confianza en la democracia puede ser frágil y, una vez perdida, difícil de restaurar.

En este periodo de incertidumbre, ambas partes tienen la responsabilidad de abstenerse de expresiones y acciones incendiarias. El gobierno debe permitir las protestas pacíficas y garantizar que la policía no responda con fuerza excesiva. No hay forma de avanzar que implique violencia, sea cual sea su origen.

Andrew Firmin es redactor jefe de Civicus, codirector y redactor de Civicus Lens y coautor del Informe sobre el Estado de la Sociedad Civil de la organización.

T: MF / ED: EG

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