PORTLAND, Estados Unidos – Con el inicio de los preparativos para el censo de población de Estados Unidos de 2030 y el impulso de la Oficina del Censo hacia una mayor participación pública, es hora de evaluar seriamente la inclusión continua de la cuestión racial en el censo de población de ese país.
La cuestión de la raza del censo no solo es confusa, una clasificación arbitraria de distinciones no científicas y conceptualmente problemática, sino que la recopilación continua de datos raciales en el censo decenal es divisiva, alienante e inconsistente con el lema de Estados Unidos «e pluribus unum», de muchos, uno.
La recopilación de datos sobre la raza de la población es un tema controvertido. Algunos países, agencias y organizaciones, incluido el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sostienen que la recopilación y compilación de datos raciales son necesarios para garantizar la igualdad, abordar el racismo sistémico y guiar las decisiones de política pública apropiadas.
Creen que los gobiernos deberían recopilar y poner a disposición del público datos demográficos completos desglosados por raza.
Otros, sin embargo, sostienen que la recolección de datos raciales es un distanciamiento, promueve estereotipos adversos y contribuye a la creación de diferencias sociales discrecionales.
También temen que las autoridades gubernamentales y otros puedan utilizar la recopilación y compilación de datos raciales de la población para beneficiar o sancionar a ciertos grupos. Además, señalan que a pesar de la discriminación religiosa en Estados Unidos, el censo de población decenal no incluye una pregunta sobre afiliación religiosa.
La gran mayoría de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -incluidos Francia, Alemania, Italia y Japón- no recopilan datos sobre la identidad racial de sus habitantes.
Solo alrededor de una quinta parte de los 38 países de la OCDE, incluidos Canadá, el Reino Unido y Estados Unidos, recopilan datos raciales sobre sus respectivas poblaciones (Gráfico 1).
En algunos países, como Francia, la recopilación de datos sobre raza se considera divisoria y, en consecuencia, los gobiernos evitan considerar a sus ciudadanos en categorías raciales.
Además, en muchos países europeos y en otros lugares, la recopilación de datos raciales sigue siendo un asunto muy delicado dada la historia reciente de autoridades que utilizan datos demográficos para hostigar, oprimir, perseguir e incluso exterminar a ciertos grupos de personas.
En Estados Unidos, más allá de la enumeración básica de su población requerida por la Constitución de los Estados Unidos para determinar la representación en el Congreso, las preguntas incluidas en su censo decenal son básicamente un asunto político. Los temas que se incluirán o excluirán en este censo a menudo responden a la política y al cabildeo político.
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Las preguntas sobre la edad y el lugar de residencia suelen plantear pocas objeciones. Por el contrario, la recopilación de otra información, como la afiliación religiosa, la ciudadanía, la orientación sexual, la identidad de género, el origen étnico, la afiliación política y el estatus migratorio, suele ser polémica y algunos no se incluyen en el censo.
Desde el primer censo de Estados Unidos en 1790, cuando se recogieron algunos datos sobre la raza y las categorías que diferenciaban entre blancos libres, otras personas libres y esclavos, el gobierno ha cambiado sus definiciones de categorías raciales más de 10 veces.
Además, en muchos censos anteriores, los individuos que eran tanto blancos como de otra raza, sin importar cuán pequeño sea el porcentaje, se contaron como raza no blanca, en gran parte sobre la base de la regla de una gota.
La Oficina del Censo de Estados Unidos actualmente recopila datos raciales de acuerdo con los Estándares para el mantenimiento, la recopilación y la presentación de datos federales sobre la raza y el origen étnico de 1997 dirigidos por la Oficina de Administración y Presupuesto de Estados Unidos (OMB, en inglés).
Basado en gran parte en el continente o país de origen, las cinco categorías mínimas de la OMB para datos sobre raza son: indio americano o nativo de Alaska, asiático, negro o afroamericano, nativo de Hawái u otras islas del Pacífico y blanco.
A partir del censo de 1960, la raza ya no estaba determinada por las decisiones de los empadronadores del censo, sino que dependía de la interpretación del individuo para seleccionar la categoría racial apropiada. Además, el autoinforme de más de una raza comenzó con el censo de 2000.
La Oficina del Censo define la raza como la autoidentificación de una persona con uno o más grupos sociales. La Oficina enfatiza repetidamente que las categorías raciales en el cuestionario del censo generalmente reflejan una definición social de raza reconocida en el país y no un intento de definir la raza biológica, antropológica o genéticamente.
Cualquiera que haya completado un cuestionario reciente del censo decenal de Estados Unidos se enfrenta a la cuestión de la raza. Hay muchas personas que no entienden cómo responder mejor a esa pregunta porque no coincide con la forma en que entienden la raza.
Con la elección de una o más «categorías raciales» en el censo reciente de 2020, una persona podía seleccionar Blanco, Negro o Afroamericano, Indio Americano o Nativo de Alaska, casi una docena de países asiáticos o de las islas del Pacífico, así como el omnipresente «Alguna otra raza”, con orígenes nacionales o étnicos que se especificaban en los casilleros de redacción (Gráfico 2).
La cuestión de la raza en el censo de Estados Unidos ha sido respondida con insatisfacción y frustración entre algunos grupos e individuos.
Además de las opciones limitadas, las categorías raciales del censo dejan de reflejar cada vez más cómo las personas se ven a sí mismas, están fuera de sintonía con la realidad de sus experiencias personales y, a menudo, se confunden con la identidad étnica de las personas, especialmente la hispana.
En el censo de 2020, cerca de 50 millones de residentes de Estados Unidos, o aproximadamente 15 % de la población del país, tildaron la casilla «Alguna otra raza». La proporción de la población de Estados Unidos que eligió la categoría “Alguna otra raza” en 2020 es el doble del porcentaje de una década antes y el triple del porcentaje de dos décadas antes (Gráfico 3).
Entre las reformas propuestas que se están considerando para la cuestión de la raza para el censo de 2030 se encuentra la inclusión de un nuevo casillero para «Medio Oriente o África del Norte (Mena)». Según los estándares actuales establecidos por la Oficina de Administración y Presupuesto, los estadounidenses con raíces en el Medio Oriente o el norte de África se consideran blancos.
Los defensores de los árabes estadounidenses y otros grupos Mena han hecho campaña durante mucho tiempo por su propio casillero en la cuestión racial. Según sus experiencias de la vida diaria, muchas personas de ascendencia Mena no se identifican como personas blancas.
Además de agregar un nuevo casillero en la pregunta del censo sobre raza, la reforma propuesta a la pregunta racial cambiaría la definición del gobierno de «blanco», ya que ya no incluiría a las personas con orígenes en Mena.
Como resultado, el cambio podría disminuir la proporción de personas que se identifican como blancas entre la población de Estados Unidos que se ha convertido en una parte destacada de la política estadounidense, especialmente entre la derecha política.
Las familias en todo Estados Unidos se están volviendo más racialmente diversas. Parte del aumento es el resultado de la creciente diversidad de la población de Estados Unidos debido a la inmigración y al aumento de los matrimonios mixtos entre los grupos raciales y étnicos en el país.
Desde 2010, la cantidad de personas en Estados Unidos que se identifican como multirraciales ha cambiado sustancialmente. De 9 millones de personas en 2010, el número aumentó a 33,8 millones de personas en 2020 y ahora representa alrededor de 10 % de la población de Estados Unidos.
La raza en Estados Unidos sigue siendo un concepto problemático, una clasificación arbitraria de distinciones no científicas y un estereotipo incoherente, además de ser difícil de definir de manera objetiva y sin ambigüedades. Además, desde 1960, la Oficina del Censo de Estados Unidos se ha basado en la autoidentificación del individuo para determinar la raza de una persona.
En resumen, la cuestión racial del censo de población no es necesaria para determinar la representación en el Congreso legislativo y, lo que es más importante, la cuestión racial está contribuyendo al afianzamiento de divisiones espurias en todo el país que son innecesarias, confusas y enemigas de los principios inherentes de la nación.
En consecuencia, se debe considerar seriamente la posibilidad de evaluar la inclusión de la cuestión racial en el censo de población de Estados Unidos de 2030.
Joseph Chamie es demógrafo consultor independiente. Fue director de la División de Población de las Naciones Unidas y autor de numerosas publicaciones sobre temas de población, incluido su libro más reciente: “Nacimientos, muertes, migraciones y otros asuntos importantes sobre población”.
T: MLM / ED: EG