NAIROBI – A los estudiantes internacionales de África oriental pronto se les facilitará cursar grados en los países vecinos después de que la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) propusiera un nuevo marco de calificaciones para mitigar las dificultades a las que se enfrentan cuando buscan traspasar las fronteras para educarse.
A lo largo del último año, la IGAD (su sigla en inglés) ha venido celebrando una serie de seminarios y talleres destinados a encontrar una solución a los problemas a los que se enfrentan los extranjeros y refugiados que desean proseguir su educación y tener posibilidades de empleo en los países vecinos.
Durante la tercera conferencia de la IGAD, celebrada en esta capital de Kenia en marzo del año pasado, se acordó que sus Estados miembros deben desarrollar un marco de calificaciones armonizado que facilite a sus estudiantes cruzar las fronteras en busca de educación y también trabajo.
Entre los Estados miembros de la IGAD figuran Kenia, Somalia, Etiopía, Sudán, Yibuti, Uganda, Sudán del Sur y Eritrea.
Los países suelen tener sistemas y normas de educación diferentes, lo que obliga a los extranjeros a acreditar sus calificaciones antes de ingresar en cualquier institución para proseguir sus estudios.
Para ingresar en un centro de enseñanza superior en Kenia es necesario haber cursado estudios completos de bachillerato que, en este caso, exigen una nota media de al menos un C+. Por lo tanto, un estudiante internacional que desee ingresar en la misma institución debe demostrar que ha obtenido en su país una titulación académica equivalente a nacional.
Para ello, deben dirigirse a la Autoridad Nacional de Calificaciones de Kenia (KNQA, en inglés) y examinar que sus notas de bachillerato para verificar que cumplen las normas.
Sin embargo, dadas las diferencias entre los planes de estudios y las normas educativas de los distintos países, este proceso suele ser largo y tedioso para muchos.
Los estudiantes se han quejado de tener que esperar meses (o incluso años, en algunos casos) antes de que se aprueben sus calificaciones para ingresar en centros de enseñanza.
Esto ha sido especialmente duro para los refugiados de Somalia y Sudán del Sur, cuyos sistemas educativos siguen siendo inestables, lo que les dificulta demostrar su nivel de estudios y obtener una educación de calidad en los países de su elección.
Sudán del Sur, por ejemplo, ha visto cómo muchos de sus ciudadanos afluían a Kenia en busca de refugio y un nuevo comienzo en la vida. Y debido a su estatura, muchos adolescentes sudaneses son buscados por entrenadores de baloncesto en colegios superiores y universidades que están dispuestos a ofrecerles oportunidades de becas deportivas.
IPS habló con James Mathiang durante uno de sus partidos de baloncesto para entender su proceso de transición como extranjero que trata de impulsar a la par sus estudios y sus ambiciones deportivas.
Mathiang es un refugiado de Sudán del Sur al que la prestigiosa y privada Universidad Nazarena Africana (ANU, en inglés) le ofreció una beca deportiva, pero aún no ha podido incorporarse porque no ha logrado completar el proceso de convalidación de sus estudios.
«Llegué a Kenia en 2021 con mi familia y actualmente vivo en una de las urbanizaciones de Nairobi. Nuestro país aún enfrenta disturbios civiles y mis padres consideraron prudente que buscáramos refugio en Kenia, lo que también significaba continuar con nuestras vidas en un nuevo país», dijo Mathiang.
Detalló que «juego al baloncesto y muchos de mis familiares que llevan más tiempo en Kenia también practican este deporte y pudieron presentarme a algunos de los equipos en los que juegan».
No pasó mucho tiempo antes de que uno de los ojeadores de baloncesto se diera cuenta del potencial de Mathiang y le ofreciera conseguirle una beca a cambio de su talento. Sin embargo, el sursudanés aún no se ha podido beneficiar del trato debido al proceso de convalecencia de sus calificaciones en su país, en la frontera noroeste de Kenia.
«Ya han pasado siete meses desde que me ofrecieron la beca, pero todavía no he entendido cómo funciona el proceso de convalidación. Puede que tenga que presentarme a otro examen de calificación en Kenia, ya que mis documentos no están reconocidos por la KNQA», declaró Mathiang.
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Según la KNQA, el sistema keniano es una combinación planificada de resultados de aprendizaje con una finalidad definida y está destinada a proporcionar a los alumnos extranjeros a aprobados una competencia que funciona como base para el aprendizaje posterior.
Para acceder a una universidad en Kenia es necesario haber cursado cuatro años de bachillerato y haber obtenido una nota media de al menos un C+.
Esta norma puede ser diferente en países como Sudán del Sur o Uganda, con el que limita al oeste, donde los estudiantes deben cursar al menos seis años de secundaria antes de acceder a la universidad. Por tanto, un keniano que vaya a Uganda en busca de educación superior tiene que cumplir una norma equivalente a la de Uganda y viceversa.
El keniano Rollins Oduk, que ha disfrutado de una beca de baloncesto en la Universidad Mártir de Uganda, recuerda cómo tardó casi dos años en convalidar sus certificados de secundaria para cumplir los requisitos exigidos por el sistema ugandés.
«Como Uganda no tenía un sistema de titulación como Kenia, no tuve más remedio que matricularme en uno de sus institutos y presentarme a nuevos exámenes para que me aceptaran en sus centros de enseñanza superior”, dijo Oduk
Mientras tanto, abundó, “podía seguir jugando en la Universidad y obtener algunos beneficios económicos mientras esperaba. Es una buena medida de la IGAD, que ayudará a muchos extranjeros como yo».
Según la IGAD, solo uno de sus Estados miembros, Kenia, cuenta con un sistema de calificaciones que funcione correctamente y permita a los extranjeros confirmar y convertir sus cualificaciones con rapidez.
Alice Kande, directora general de la KNQA, explicó que la existencia de un marco regional de cualificaciones reduciría los obstáculos a los que se enfrentan los estudiantes cuando se desplazan por los Estados miembros en busca de educación.
«La KNQA está recibiendo muchas calificaciones extranjeras que se conceden sin una aclaración clara sobre si están acreditadas en sus países de origen, su volumen de aprendizaje requerido, las habilidades que imparten y su equivalencia con las cualificaciones locales», dijo Kande a IPS.
Reconoció que la autoridad keniana “cumple un papel importante a la hora de garantizar que se comprueba la autenticidad de las calificaciones extranjeras; y que el país sólo acepta y reconoce las cualificaciones extranjeras que cumplen el estándar nacional”.
“Con ello, esperamos que los estudiantes reciban una formación y una educación de calidad que les dote de las habilidades necesarias para trabajar tanto a nivel local como internacional, y que el país en su conjunto sólo acepte y reconozca las cualificaciones que cumplan con el estándar nacional y proteja al país de las calificaciones falsas y de calidad inferior», añadió.
Según la Universidad de Zetech, que lidera los estudios en tecnología y negocios en Kenia, a las instituciones se les dificulta matricular a estudiantes internacionales debido a la burocracia de determinadas oficinas gubernamentales, que frustra el esfuerzo de los estudiantes con potencial y de las universidades contratantes.
A su juicio, hay una desconexión que hace necesario que las oficinas competentes se sienten con las universidades y discutan el camino a seguir.
«Para ingresar en Zetech, los estudiantes extranjeros deben tener un visado, un pase de estudiante y un certificado de KNQA para ser admitidos. Es especialmente difícil para los estudiantes somalíes por el miedo al terrorismo; de ahí que el pase de estudiante tarde tanto en tramitarse», dijo Catherine Njoki, directora de Enlace y Movilización de Recursos de esa universidad.
Lograr la plena convalidación puede tardar entre ocho meses y un año en obtenerse, lo que hace que algunos estudiantes abandonen sus estudios.
«A los estudiantes también se les exige que equiparen sus resultados con los de la KNQA. Este organismo gubernamental también es muy lento en su prestación de servicios, y se niegan a apoyar a las instituciones de contratación con una directriz general sobre cómo los estudiantes pueden obtener la admisión temporal mientras esperan la confirmación”, dijo Njoki.
Consideró que la responsable de certificar y convalidar los estudios de loes extranjeros “debería ser un poco más flexible con este tipo de información y darse cuenta de que el país necesita las divisas (del alumnado extranjero) tanto como las instituciones necesitan a los estudiantes».
Sin embargo, la KNQA afirma que el proceso de evaluación solo debería tardar entre dos y ocho semanas en concluir.
«Según la Autoridad Nacional de Cualificaciones de Kenia, el tiempo de tramitación de la carta de servicios de evaluación de calificaciones es de (14 -60) días laborables a partir de la recepción de una solicitud. Esto se cuenta a partir de la fecha de recepción de todos los documentos pertinentes aportados por los solicitantes», explicó Kande.
Njoki añadió que la IGAD debería reunir a todas las partes interesadas para ayudar a resolver estos problemas.
Mientras espera que se empantanan sus deseos de estudiar y jugar al baloncesto, Mathiang solo dice que “me gustaría continuar con mi educación a través de esta beca deportiva, y si este sistema de armonización (regional) funciona, hay muchos extranjeros como yo que se van a beneficiar de él».
T: MF / ED: EG