Crisis bloquean a los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Países del Medio Oriente y de África son importadores netos de alimentos. El desbalance entre la disponibilidad mundial de calorías y los rezagos en el financiamiento de la seguridad alimentaria, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, bloquea la lucha contra el hambre y se ensancha con la sucesión de crisis globales. Imagen: BM

GINEBRA – Las crisis climática, de deuda y el impacto de la pandemia covid-19 y de la guerra en Ucrania están bloqueando los avances hacia la consecución en 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), comprobó el pulso anual que lleva la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

“Hemos llegado a la mitad del camino de la Agenda 2030 y múltiples crisis mundiales están golpeando nuestras economías, sociedades y el planeta”, dijo al entregar el pulso Anu Peltola, quien dirige el trabajo estadístico en la Unctad.

Una primera conclusión tras los análisis de la Unctad es que los elevados niveles de deuda frenan el avance en muchos de los ODS: los países en desarrollo son los que soportan la mayor carga y uno de cada tres países en el mundo enfrenta un alto riesgo de crisis fiscal.

La deuda externa total de esas naciones era 15 % mayor en 2022 que en 2019, antes de la pandemia. Durante la última década, sus stocks de deuda externa se han más que duplicado hasta alcanzar la alarmante cifra de 11,4 billones (millones de millones) de dólares.

Los costos del reembolso de la deuda son los más elevados para los países de renta baja. En 2022, destinaron alrededor de 19,3 % de los ingresos públicos al servicio de la deuda, cuatro veces más que en 2012.

El aumento de la deuda pública supone un obstáculo importante para el desarrollo y la consecución de los ODS porque socava la capacidad de los gobiernos para invertir en servicios básicos, como la atención sanitaria y la educación.

Los ODS, establecidos en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, son 17 objetivos globales diseñados como un “plan para lograr un futuro mejor y más sostenible para todos”, y suman 169 metas en áreas como agua, alimentación, salud, trabajo, pobreza, energía, clima, vida submarina y ecosistemas terrestres.

El pulso de la Unctad señala que la lucha contra el hambre (que afecta a unos 800 millones de personas) pierde terreno, pues entre 2017 y 2021 la financiación disponible por persona en materia de crisis alimentaria cayó 30 %.

A pesar del excedente mundial de calorías, siete de cada 10 economías importan más alimentos de los que exportan. Medio Oriente y África albergan muchas naciones importadoras netas, muchas de las cuales están clasificadas como países menos adelantados (PMA).

Los cereales, que han estado en el punto de mira debido a la guerra de Ucrania, desempeñan un papel crucial en el suministro mundial de alimentos, ya que representan 45 % de las calorías disponibles para la población mundial.

La Unctad observa que aunque las subvenciones a las exportaciones agrícolas se están convirtiendo en cosa del pasado -con un valor cercano a cero en 2021, frente a entre tres y cuatro billones de dólares hace casi dos décadas-, no ocurre lo mismo con las políticas que distorsionan el mercado.

Ello se traduce en que algunos países pueden estar en desventaja en el comercio internacional, y como consecuencia corren el correr el riesgo de sufrir una mayor inseguridad alimentaria.

Luego el pulso apunta que la resistencia climática está en peligro. En 2021 las emisiones de gases de efecto invernadero (que calientan la atmósfera) volvieron a alcanzar niveles récord, con concentraciones de dióxido de carbono que alcanzaron sus niveles más altos en dos millones de años.

A pesar de la urgente necesidad de una reducción de 45 % para 2030, las emisiones aumentaron 4,2 % en 2021 y siguen subiendo.

Además, los elevados precios de la energía en 2022 han acentuado vulnerabilidades ante el clima, con los precios de los combustibles alcanzando un máximo de casi tres veces los niveles anteriores a la pandemia en agosto de 2022, y los precios del gas natural multiplicándose por nueve.

Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, los PMA y los pequeños Estados insulares en desarrollo se enfrentan a riesgos desproporcionados de desastres relacionados con el clima, con un aumento previsto de 40 % de estos fenómenos en todo el mundo entre 2015 y 2030.

Como dato positivo, las ventas mundiales de autos eléctricos se dispararon, 55 % en 2022, alcanzando los 10 millones de unidades vendidas.

El pulso también destaca como prometedoras a las nuevas tecnologías digitales para diversificar las economías de los países en desarrollo, pero indica que la diversificación comercial sigue siendo un reto para esas naciones.

En 2021, los 25 países con el mayor índice de concentración del comercio eran economías en desarrollo, lo que indica una dependencia excesiva de un puñado de exportaciones, principalmente materias primas y productos básicos.

Mientras tanto, las exportaciones de productos manufacturados sólo representaban un tercio de las exportaciones totales de mercancías de los PMA en 2021.

La noticia positiva es que la proporción de exportaciones que son productos de alta tecnología sigue una tendencia al alza en África y los PMA, y economías en desarrollo en Asia y Oceanía, y también en América Latina, están alcanzando a las desarrolladas en intensidad de exportaciones de alta tecnología.

A-E/HM

 

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