NACIONES UNIDAS – Cuando la Asamblea General de 193 países miembros adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en septiembre de 2015, su objetivo era transformar el mundo en un estado idealista de paz y prosperidad económica.
Sin embargo, ocho años más tarde, la mayoría de los países de renta baja del mundo han luchado por alcanzar al menos uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos los dos más clave: la erradicación de la pobreza extrema y el hambre para 2030.
En un nuevo informe publicado este miércoles 21 de junio, las Naciones Unidas señalan algunos de los principales logros: los cinco primeros, entre los países de renta alta, encabezados por Finlandia y seguidos por Suecia, Dinamarca, Alemania y Austria.
Los países europeos siguen liderando el Índice de los ODS, ocupando los 10 primeros puestos, y están en vías de alcanzar más metas que cualquier otra región: Dinamarca, Chequia, Estonia, Letonia y la República Eslovaca son los cinco países que han alcanzado o están en vías de alcanzar el mayor número de metas de los ODS este año.
Por el contrario, Líbano, Yemen, Papúa Nueva Guinea, Venezuela y Myanmar tienen el mayor número de metas de los ODS que van en la dirección equivocada.
Los resultados figuran en el Informe y el Índice de Desarrollo Sostenible 2023, que clasifica el rendimiento de los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas en relación con los ODS y es elaborado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) de las Naciones Unidas.
“Sería inconcebible que el mundo perdiera esta oportunidad, especialmente que los países más ricos eludieran sus responsabilidades. Los ODS siguen siendo fundamentales para el futuro que queremos”: Jeffrey Sachs.
Existe el riesgo de que la brecha en los resultados de los ODS entre los países de ingresos altos y los de ingresos bajos sea mayor en 2030 que cuando los objetivos se acordaron universalmente en 2015, advierte el informe:
– Según el ritmo actual de progreso desde 2015, ninguno de los objetivos se alcanzará en 2030 y, en promedio, menos de 20 % de las metas de los ODS están en vías de lograrse en el año establecido.
– El esfuerzo y el compromiso de los gobiernos con los ODS son demasiado bajos y, en particular, los países de renta baja y los de renta media baja obtuvieron una puntuación media más alta que los de renta alta en cuanto al liderazgo político e institucional para los ODS.
– Entre los países del Grupo de los 20 (G20), de grandes economías industriales y emergentes, las puntuaciones medias oscilan entre más de 75 % en Indonesia y menos de 40 % en la Federación Rusa y Estados Unidos”, añade.
– Argentina, Barbados, Chile, Alemania, Jamaica y Seychelles obtuvieron la puntuación más alta en un nuevo índice piloto por sus esfuerzos para promover el multilateralismo, aunque ningún país obtiene una puntuación perfecta.
El informe incluye el primer índice piloto de multilateralismo que recoge las dimensiones generales del apoyo al multilateralismo y las comparaciones entre países, incluidos los esfuerzos de los países para promover y preservar la paz, el porcentaje de tratados de la ONU ratificados, la solidaridad internacional y la financiación, la pertenencia a determinadas organizaciones de la ONU y el uso de medidas coercitivas unilaterales, entre otros indicadores.
Argentina, Barbados, Chile, Alemania, Jamaica y Seychelles obtuvieron la puntuación más alta por sus esfuerzos para promover el multilateralismo, aunque ningún país obtiene una puntuación perfecta.
El informe se ha publicado justo antes de la Conferencia Internacional para un Nuevo Pacto de Financiamiento Mundial, que se celebrará el jueves 22 y el viernes 23 en París, bajo los auspicios del presidente francés Emmanuel Macron.
A medida que la ONU se acerca al ecuador de los ODS y antes de la Cumbre de París, el informe proporciona información oportuna sobre las deficiencias crónicas de la financiación de los ODS para las economías del Sur en desarrollo y emergentes y ofrece seis prioridades para la reforma de la arquitectura financiera mundial.
El informe también incluye un nuevo índice piloto que mide el apoyo de los países al multilateralismo y un nuevo índice para seguir los esfuerzos y compromisos de los gobiernos con los ODS.
A pesar de las sombrías noticias, el informe demuestra que, si bien el mundo no va por buen camino en el punto intermedio de los ODS, ahora es el momento de que los países redoblen sus esfuerzos para avanzar hacia los ODS respaldando una profunda reforma de la arquitectura financiera mundial y aplicando el estímulo de los ODS para cerrar la importante brecha de financiación a la que se enfrentan los países en desarrollo y emergentes.
El reputado economista Jeffrey Sachs, presidente de la SDSN y uno de los principales autores del informe, afirma que a mitad de camino hacia 2030, los ODS están seriamente desviados del camino, siendo los países pobres y altamente vulnerables los que más sufren.
Consideró que la comunidad internacional debería intensificar sus esfuerzos para aumentar los flujos financieros internacionales en función de las necesidades de los ODS en la Cumbre para un Nuevo Pacto de Financiación Mundial, que se escenifica los días 22 y 23 en París, y en las próximas reuniones multilaterales clave, como la reunión del G20 en Nueva Delhi, la Cumbre sobre los ODS en Nueva York en septiembre, y la 28 Conferencia de las Partes (COP28) sobre cambio climático en Dubái.
“Sería inconcebible que el mundo perdiera esta oportunidad, especialmente que los países más ricos eludieran sus responsabilidades. Los ODS siguen siendo fundamentales para el futuro que queremos”, dijo Sachs.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
En un análisis crítico del nuevo informe de la SDSN, Jens Martens, director ejecutivo de Global Policy Forum Europe, con sede en Bonn, dijo a IPS que el informe de la SDSN no trae sorpresas.
Que el mundo no va por buen camino para alcanzar los ODS, argumentó, ya fue señalado anteriormente por el Informe Mundial sobre Desarrollo Sostenible 2023, el Informe sobre los ODS del Secretario General de la ONU y muchos otros informes de la sociedad civil.
Sin embargo, el mensaje que transmite el Informe de la SDSN con el Índice de los ODS es absolutamente engañoso, señaló Martens.
“Sugiere que los países industrializados occidentales que encabezan la clasificación van por el buen camino. Pero esto es solo porque ignora las externalidades negativas de sus patrones de consumo y producción y de sus políticas económicas y financieras”, afirmó.
A su juicio, “por buenas razones, la SDSN también ha desarrollado un Índice de Efectos Secundarios, pero este simplemente complementa el Índice de los ODS».
El énfasis en el Índice de los ODS, con su clasificación positiva de los países industrializados occidentales, envía un mensaje político equivocado, afirmó Martens.
“Para reducir las crecientes desigualdades mundiales, los gobiernos de la ONU deben abordar las causas estructurales de estas desigualdades”, remarcó.
Ante todo, afirmó, esto requiere reformas fundamentales en la arquitectura financiera mundial. La Cumbre sobre los ODS de septiembre de este año, la Cumbre del Futuro de 2024 y la Cuarta Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo de 2025 ofrecen oportunidades cruciales para iniciar estas reformas.
Chee Yoke Ling, director ejecutivo de la Red del Tercer Mundo, con sede en Malasia, dijo a IPS que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con sus 17 ODS, ha sido víctima del fracaso de los medios de implementación: financiación nueva y adicional, así como la transferencia de tecnología adecuada a los países en desarrollo.
“Vemos el mismo destino para los tratados sobre el clima y la biodiversidad», se lamentó.
Al mismo tiempo, dijo, han empeorado las barreras en el entorno exterior. “Así, vemos una carga de la deuda alarmante porque la arquitectura financiera internacional sigue estando en contra de los países en desarrollo, mientras que los fondos públicos y los gobiernos se ven empujados a asumir un papel ‘de riesgo’ para apoyar a los acreedores privados», explicó.
Más allá del zumbido de la Hoja de Ruta Evolutiva del Banco Mundial y del Nuevo Pacto Mundial de Financiación que promueve Macron, dijo Chee, «vemos un conjunto de políticas y medidas fundamentalmente similares e incluso más fuertes para mantener el statu quo y someter aún más a los países a fuentes de financiación que escapan al control público».
Mientras tanto, los países de renta media e incluso el grupo de países menos adelantados (PMA) se enfrentan a acreedores privados que se niegan a cumplir su parte en la reducción de la deuda, y los gobiernos del Grupo de los Siete (G7) países más ricos tampoco quieren ponerles freno.
El proteccionismo comercial también asoma la cabeza con nuevos ropajes. La puesta en marcha del mecanismo de ajuste fronterizo del carbono de la Unión Europea (UE) ha hecho saltar las alarmas.
En nombre de una transición ecológica para Europa, este nuevo impuesto fronterizo sobre el carbono tendrá un impacto directo en África subsahariana, que depende en gran medida de las exportaciones de combustibles fósiles, minerales y metales que son intensivos en carbono, señaló la especialista.
Los estudios muestran que los países africanos estarán muy expuestos a la llamada tasa al carbono europea, ya que 26 % del comercio continental se realiza con la UE, mientras que solo 2,2 % del comercio de la UE se realiza con África.
Esa tasa al carbono podría reducir las exportaciones de África a la UE hasta en 5,7 %, sobre la base de los valores actuales para el carbono. Esto podría reducir el producto interno bruto (PIB) de África en unos 16 000 millones de dólares, según los niveles de 2021.
«Sin compartir las tecnologías limpias con África, el nuevo impuesto de la UE penaliza a los países que ya están cada vez más endeudados», planteó Chee.
T: MF / ED: EG