GINEBRA – La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comenzado a construir una “nueva narrativa” o guía acerca de cómo reorientar la economía en favor de la salud para todas las poblaciones del mundo, mediante un informe que ha presentado este martes 23 a la 76 Asamblea Mundial de la Salud en esta ciudad suiza.
“Durante los últimos dos años, el Consejo de la OMS sobre la Economía de la Salud para Todos ha trabajado para elaborar una nueva narrativa económica, una que transforme el financiamiento de la salud de un gasto a una inversión”, dijo su presidenta, la economista ítalo-estadounidense Mariana Mazzucato.
Tedros Adhanom Ghenbreyesus, recordó que “hace dos años, le pedí a un equipo de los principales economistas y expertos en salud pública del mundo, todas mujeres, que crearan un cambio de paradigma”, en reemplazo del que muestra a la salud como un servidor del crecimiento económico.
“Ahora tenemos una hoja de ruta para estructurar la actividad económica de una manera que nos permitirá alcanzar la meta de que todas las personas tengan acceso a los servicios esenciales de salud más rápido y con mejores resultados”, dijo Tedros.
En un documento titulado “Salud para Todos: Transformando economías para hacer lo que importa”, el Consejo, integrado por 10 expertas, abordó la reorientación necesaria y posible de las economías en cuatro temas interrelacionados.
En primer lugar el valor, para valorar y medir lo que importa a través de nuevas métricas económicas, y luego las finanzas, o cómo financiar la salud para todos como una inversión de largo plazo, y no como un costo a corto plazo.
Luego, la innovación necesaria para el bien común y como promoverla, y en cuarto término la capacidad, o “cómo fortalecer la capacidad dinámica del sector público para lograr la salud para todos”, con la colaboración del sector privado.
Las decisiones que se tomen sobre cómo canalizar y dar forma a las inversiones públicas y privadas determinarán si el mundo continúa luchando con las consecuencias de los principales desafíos de salud o si logra crear una nueva economía política basada en la guía de salud para todos.
“Hemos examinado los cambios necesarios, incluida la estructura de patentes, asociaciones público-privadas y presupuestos, para diseñar una economía que ofrezca salud para todos”, dijo Mazzucato.
En el informe “pedimos una nueva política económica, que no se trate de arreglar el mercado, sino de dar forma proactiva y colaborativa a los mercados que prioricen la salud humana y planetaria”, indicó la responsable.
Las recomendaciones clave comienzan por afirmar que “necesitamos valorar y medir las cosas que realmente importan, el florecimiento humano y planetario, en lugar de buscar el crecimiento económico y la maximización del producto interno bruto (PIB) independientemente de las consecuencias”.
Para lograr la salud para todos, los gobiernos “deben repensar el valor y remodelar y redirigir la economía en función del bienestar social y planetario, guiados por nuevas métricas”.
Se necesita una revisión fundamental de los sistemas nacionales e internacionales de financiación de la salud, de modo que el gasto en salud se trate como una inversión a largo plazo.
Brindar salud para todos requerirá más dinero y una financiación de mayor calidad, se afirma sin ambages.
Se expone que la innovación requiere inteligencia colectiva, “nunca es el fruto de una sola empresa o agencia gubernamental”.
“Pero a menos que la innovación se rija por el bien común, muchas personas quedan excluidas de sus beneficios. Se necesita un nuevo ecosistema de innovación en salud integral que priorice el bien común”, según el documento.
Expone que la pandemia covid-19 dejó en claro que son importantes tanto la calidad como la capacidad de los gobiernos en la materia, y “los gobiernos efectivos no son los más pequeños, sino aquellos que están bien diseñados y cuentan con los recursos adecuados, tanto financieramente como en términos de su gente e infraestructura”.
Consideran las autoras que reinvertir en la capacidad del gobierno es crucial para brindar salud para todos.
Su informe brinda sugerencias sobre lo que se puede hacer en la práctica para implementar los cambios necesarios para reorientar las medidas de valor económico, el financiamiento de la salud, la innovación y la creación de capacidad del sector público al servicio de la salud para todos.
Entre los ejemplos que menciona el estudio figura la instalación del centro de tecnología “mRNA” en Sudáfrica, un sistema impulsado por valores que trata de obtener innovación, financiamiento y capacidad.
Asimismo, la inversión pública de Brasil en un complejo industrial de la salud al servicio del bien común, y los bancos regionales de desarrollo como facilitadores del cambio en el Sur global.
También menciona a The Wellbeing Economy Alliance, una alianza de varios gobiernos y más de 600 organizaciones que trabajan juntas para transformar los sistemas económicos al servicio de la vida.
Finalmente, y para generar confianza, se plantea la necesidad de demostrar transparencia y “compromiso público significativo” para responsabilizar a los gobiernos por el bien común.
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