MOMBASA, Kenia – A lo largo de la costa de Kenia, sitios históricos y monumentos están siendo amenazados por los impactos del cambio climático y estructuras a lo largo del océano Índico colapsan o quedan en ruinas por las mareas altas.
Uno de los lugares históricos amenazados es el Fuerte Jesús, construido por los portugueses y situado en la isla de Mombasa, un condado situado en el extremo sur de la oriental costa keniana, con su capital del mismo nombre.
En 2011, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) lo declaró Patrimonio de la Humanidad por ser uno de los ejemplos más destacados y mejor conservados de las fortificaciones militares portuguesas en el continente africano.
Pero, por desgracia, el fuerte, que lleva en pie más de 500 años, estaba amenazado por las mareas altas y los fuertes vientos del océano Índico, que estaban erosionando sus enormes cimientos de roca.
Por suerte, hace tres años, el Fuerte de Jesús quedó a salvo de la erosión causada por las fuertes mareas después de que el gobierno, en colaboración con los Museos Nacionales de Kenia, construyera un dique de contención en el lado oriental del Fuerte, el que da a la costa índica.
Fatma Twahir, conservadora principal del Fuerte Jesús, afirma que antes de la construcción del malecón, la base de coral del Fuerte Jesús estaba peligrosamente erosionada.
“La base del Fuerte Jesús estaba muy dañada y se temía que perdiera estabilidad. Trajimos ingenieros para que investigaran, y confirmaron nuestros temores diciendo que si no actuábamos rápido, el Fuerte podría derrumbarse en el Océano Índico”, explicó.
Tras el diagnóstico, “informamos al gobierno nacional, que intervino. El gobierno nos dio 497 millones de chelines keniatas (unos 3,6 millones de dólares estadounidenses) para que el contratista construyera un dique; las obras comenzaron en junio de 2017 y terminaron en febrero de 2019”, precisó.
Uno de los problemas que sufre la región costera de Kenia, situada en el este africano, es lo que se conoce como dipolo del océano Índico, explica Jennifer Fitchett, profesora asociada de geografía física de la local Universidad de Witwatersrand, en un artículo publicado en The Conversation. El fenómeno trae como consecuencia lluvias torrenciales.
Ese dipolo del océano Índico, también conocido como El Niño indio, denomina una oscilación irregular y aperiódica de las temperaturas superficiales de la parte occidental de ese océano.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Fitchett señala que, debido al cambio climático, la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos extremos está aumentando. Por tanto, cabe esperar que en los próximos años y decenios experimentemos con mayor frecuencia fuertes dipolos de 2° C en el océano Índico.
Estudios señalan también que “la mayor parte de la costa del país es baja, con llanuras costeras, islas, playas, humedales y estuarios en peligro por la subida del nivel del mar. Se calcula que una subida del nivel del mar de 30 centímetros amenazaría con inundar 17 % (4600 hectáreas) de Mombasa”.
A 20 kilómetros de la ciudad de Mombasa, al norte del arroyo Mtwapa, en el condado de Kilifi, se encuentran las ruinas de Jumba la Mtwana, que en lengua swahili significa la gran casa del esclavo.
Aunque no existen registros históricos escritos de las ruinas, las pruebas cerámicas obtenidas durante las excavaciones demostraron que la ciudad se construyó en el siglo XIV y se convirtió en un importante puerto de esclavos antes de ser abandonada a principios del siglo XV.
Esas ruinas, cercanas al océano Índico, incluyen una tumba que se cree que es la de uno de los sultanes que gobernaron la zona. Además, cuatro mezquitas y cuatro casas han sobrevivido al impacto del cambio climático y se conservan en buen estado. Los habitantes de las ruinas de Jumba eran principalmente musulmanes, como demuestra el número de mezquitas en ruinas.
Los pescadores, los lugareños y los visitantes siguen utilizando lo que queda de las mezquitas para orar.
Una inscripción en árabe en la columna adyacente a la tumba dice: “Toda alma probará la muerte”.
Las ruinas de Jumba también se ven afectadas por el cambio climático, ya que muchas de las estructuras de los edificios han sido dañadas por los fuertes vientos o erosionadas por las mareas oceánicas, lo que ha afectado a las paredes de coral de las ruinas.
Chengo Kalume es un residente y pescador que lleva más de 25 años trabajando en la zona. Dice que las fuertes mareas han destruido gran parte de las ruinas. Hace 30 años, cuando él era joven, las ruinas estaban en buen estado.
“Mientras crecía, estas ruinas no estaban dañadas, y la marea oceánica no llegaba cerca de ellas, pero cuando las temperaturas empezaron a cambiar, las mareas oceánicas eran cada vez más fuertes y las olas del mar golpeaban con fuerza la costa, las aguas empezaron a subir, y empezaron a llegar a las estructuras de las ruinas”, detalló.
“Fue entonces cuando los muros empezaron a romperse y a desmoronarse”, lamentó.
A Kalume le preocupa que, si no se toman medidas urgentes, las ruinas sean barridas y olvidadas. “Si las ruinas no se conservan pronto, las generaciones futuras no podrán verlas; solo leerán sobre ellas en los libros”, pronosticó.
Para el pescador, las impredecibles tormentas oceánicas y los fuertes vientos le hicieron abandonar su carrera de pescador, haciéndole propenso a accidentes como el vuelco de su embarcación con mal tiempo. Además, el cambio de tiempo en el océano contribuyó a la desaparición de algunas especies de peces.
«En varias ocasiones, mientras iba a pescar, el tiempo era tranquilo y prometedor. De repente, en alta mar, las olas del mar cambiaban y se hacían cada vez más fuertes, lo que debilitaba nuestro pesquero y hacía desaparecer algunos peces, como barracudas, atunes y peces loro. Siempre volvía a la orilla con una pequeña captura”, explicó.
Sin embargo, construir diques no es una opción para esta zona.
Hashim Mzomba, conservador encargado de las ruinas de Jumba la Mtwana, afirma que la costa es un buen lugar para que aniden las tortugas marinas.
“Como este litoral es un nido de tortugas marinas, preferimos plantar árboles que puedan romper los vientos. Esto también reducirá el impacto de las fuertes mareas oceánicas”, dijo.
El pilar Vasco da Gama de Malindi, a unos 120 kilómetros al noreste de Mombasa, también estaba en mal estado tras el debilitamiento de su base de roca coralina causado por las fuertes mareas oceánicas.
El pilar es uno de los monumentos más antiguos que se conservan en África y fue construido en 1498 por el explorador portugués Vasco da Gama en señal de agradecimiento por la acogida que le dispensó el sultán de Malindi a la llegada a sus costas.
“El cambio climático debilitó el pilar durante mucho tiempo; hace dos años, el gobierno intervino y construyó un dique alrededor del pilar”, dijo Omar Abdulrahim Abdallah, conservador principal del pilar Vasco da Gama.
T: MF / ED: EG