LA HAYA – Uno de los fugitivos de genocidio más buscados del mundo, Fulgence Kayishema, fue arrestado en Sudáfrica después de estar prófugo durante más de dos décadas, informó este jueves 25 el tribunal de las Naciones Unidas que procesa los crímenes de guerra cometidos en Ruanda.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo en un comunicado emitido por su portavoz que “el arresto envía un poderoso mensaje de que quienes presuntamente cometieron tales crímenes no pueden evadir la justicia y serán responsabilizados, incluso más de una cuarta parte de un siglo después”.
Kayishema fue arrestado el miércoles 24 en una operación conjunta entre autoridades de Sudáfrica y la Oficina del Fiscal del Mecanismo Residual Internacional para Tribunales Penales, de la ONU, con sede en esta capital.
El exoficial de la policía ruandesa está acusado desde 2001 de orquestar el asesinato de 2000 refugiados tutsis en la iglesia católica de Nyange durante el genocidio de 1994 contra la etnia tutsi en Ruanda, recordó dijo el Mecanismo en un comunicado.
En Ruanda, un país del este de África densamente poblado, con unos 13 millones de habitantes en 26 338 kilómetros cuadrados, se desarrolló en la década de 1990 un sangriento conflicto entre comunidades y fuerzas de las etnias hutu y tutsi.
En ese marco de confrontación, un atentado acabó el 6 de abril de 1994 con la vida del gobernante ruandés Juvénal Habyarimana, enemigo jurado de los tutsi, y su par de la vecina Burundi, Cyprien Ntaryamira, ambos de la etnia hutu.
Inmediatamente comenzó el genocidio de Ruanda, en el que en solo 100 días se cometieron más de 800 000 asesinatos, principalmente de personas tutsi a manos de grupos hutu, así como de hutus moderados que se oponían a las matanzas.
“El arresto envía un poderoso mensaje de que quienes presuntamente cometieron tales crímenes no pueden evadir la justicia y serán responsabilizados, incluso más de una cuarta parte de un siglo después”: António Guterres.
En julio de 1994 las fuerzas del Frente Patriótico Ruandés, de mayoría tutsi y dirigido por el actual presidente del país, Paul Kagame, derrotaron al ejército y milicias hutus y se hicieron con el poder. Fue el turno de huir para millones de hutus, y miles de ellos perecieron en operaciones de represalia.
La ONU estableció ese año el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, que hasta 2015 juzgó decenas de casos y condenó a 61 responsables. Las causas remanentes quedaron a cargo del Mecanismo que acaba de lograr el arresto de Kayishema.
Según la acusación, Kayishema “participó directamente en la planificación y ejecución de la masacre”, ayudando a prender fuego a la iglesia con refugiados dentro y trabajando durante dos días para trasladar los cadáveres a fosas comunes.
Desde 2020 el equipo de búsqueda de la oficina del fiscal del Mecanismo ha localizado a cinco de los criminales más buscados por el caso del genocidio ruandés, y quedan solo tres prófugos tras la detención de Kayishema.
El fiscal, el jurista belga Serge Brammertz, dijo que “el genocidio es el crimen más grave conocido por la humanidad, y la comunidad internacional se ha comprometido a garantizar que sus perpetradores sean enjuiciados y castigados”.
“Esta detención es una demostración tangible de que este compromiso no se desvanece y que se hará justicia, por mucho que se demore”, agregó Brammertz.
Guterres elogió la cooperación entre el mecanismo judicial y las autoridades sudafricanas, y recordó que “todos los Estados tienen la obligación de cooperar con el Mecanismo en la localización, arresto, detención, entrega y traslado de los acusados que siguen prófugos”.
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