La infertilidad afecta a una de cada seis personas en el mundo

En un grupo variado de personas adultas, una de cada seis está afectada por la infertilidad, un aspecto relativamente descuidado en las políticas del sector pero que la OMS considera un tema mayor de salud pública. Foto: Jan Antonin Kolar/Unsplash

GINEBRA – Una de cada seis personas, 17,5 por ciento de la población adulta en todas las regiones del planeta, experimenta infertilidad, y esa condición constituye un problema de salud pública mundial, según el más reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

La prevalencia hallada a lo largo de la vida fue de 17,8 % en los países de ingresos altos y de 16,5 % en los de ingresos bajos y medios, por lo que “el informe revela una verdad importante: la infertilidad no discrimina”, observó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Según el estudio, la región con mayor tasa de infertilidad es la del Pacífico, con una tasa de 23,2 %, seguida por América (20 %), Europa (16,5 %) y África (13,1 %). La región de Oriente Próximo tiene la tasa más baja, 10,7 %.

“La enorme proporción de personas afectadas pone de manifiesto la necesidad de ampliar el acceso a la atención de la fertilidad y de garantizar que esta cuestión deje de quedar al margen de la investigación y las políticas sanitarias”, dijo Tedros al presentar el informe en la sede de la OMS en esta ciudad suiza.

El análisis “señala la urgente necesidad de aumentar el acceso a una atención de la fertilidad asequible y de alta calidad para quienes la necesitan”, de modo que “quienes lo deseen dispongan de medios seguros, eficaces y asequibles para poder llegar a tener hijos”, añadió.

La infertilidad es una condición del aparato reproductor masculino o femenino que se define por la imposibilidad de lograr un embarazo tras 12 meses o más de relaciones sexuales regulares sin protección, según la OMS.

Puede causar gran angustia, estigma y dificultades económicas, y afectar al bienestar mental y psicosocial de las personas.

A pesar de la magnitud del problema, las soluciones para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la infertilidad, incluida la tecnología de reproducción asistida, son inaccesibles para muchos debido a los elevados costes, el estigma social y la limitada disponibilidad.

En la mayoría de los países, los tratamientos de fertilidad se financian en gran medida con fondos propios, lo que a menudo se traduce en costos financieros devastadores.

Los habitantes de los países más pobres gastan una mayor proporción de sus ingresos en tratamientos de fertilidad que los de los países más ricos.

“Millones de personas se enfrentan a costos sanitarios catastróficos después de buscar tratamiento para la infertilidad, lo que hace que este sea un importante problema de equidad”, dijo la directora de Salud Sexual y Reproductiva e Investigación de la OMS, Pascale Allotey.

Comentó la especialista que “la infertilidad no ha recibido mucha atención a nivel mundial, pero una de cada seis es mucha gente”.

En su opinión, “eso se debe en gran parte a que en los debates sobre población se ha prestado mucha más atención a la anticoncepción que a la infertilidad, así que no se le ha dado prioridad”, pero “el informe muestra lo crítica que es la cuestión y lo crítica que es la necesidad”.

En busca de mayores precisiones, la OMS ha pedido a los países una mayor disponibilidad de datos nacionales sobre infertilidad, desglosados por edad y por causa, para ayudar a cuantificarla, así como para saber quién necesita atención sobre este tema y cómo pueden reducirse los riesgos.

El informe no analiza las causas médicas, ambientales u otros factores que pueden causar infertilidad, ni su evolución a lo largo del tiempo, pero constituye un registro de la prevalencia de este problema analizando estudios realizados entre 1990 y 2021.

Tedros dijo que el tema «sigue sin investigarse lo suficiente, y las soluciones siguen estando poco financiadas y son inaccesibles para muchos, debido a sus elevados costos, al estigma social y la disponibilidad limitada”.

Allotey destacó que “hay una presión social importante para procrear. Hay países en los que el embarazo está ligado a percepciones sobre la feminidad y a lo que constituye una pareja, y el fracaso es estigmatizado”.

“Las personas que tienen un problema de fertilidad sufren habitualmente ansiedad y depresión, y también hay un riesgo mayor de violencia en la pareja asociado a la infertilidad”, agregó.

La OMS llamó a los países a desarrollar soluciones para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la infertilidad, incluyendo las tecnologías de procreación asistida, como la fecundación in vitro.

A-E/HM

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