CHIMANIMANI, Zimbabue – La práctica de golf de Trust Makanidzani con sus amigos se vio interrumpida por un viento huracanado y una fuerte lluvia que golpeaba los tejados del campo de golf Chimanimani, en el este de Zimbabue.
El violento aguacero se prolongó durante todo el día, con alta probabilidad de continuar por varias jornadas más. La lluvia y viento incesantes le recordaron al joven de 20 años el horror que experimentó en marzo de 2019 cuando el ciclón Idai llegó a tierra.
Empeoró cuando el gobierno emitió un aviso de que Zimbabue estaba en el camino del ciclón Freddy, y su destrucción masiva ya se había sentido en los vecinos Mozambique y Madagascar.
El ciclón Freddy, con una tormenta tropical de larga duración, causó estragos en Malaui en marzo y se cobró la vida de más de 430 personas, según funcionarios del gobierno. A nivel regional se han reportado al menos 600 muertes. La severidad de las tormentas tropicales se ha atribuido a los impactos del cambio climático.
Makanidzani recuerda la noche en que el ciclón Idai visitó su pueblo.
“Las fuertes lluvias comenzaron el miércoles. Recuerdo que acababa de regresar de Mutare. Las lluvias no pararon. La mayoría de la gente aquí pensó que no había nada inusual”, dijo a IPS Makanidzani, que tenía 16 años en 2019.
Luego, un viernes, las lluvias se intensificaron.
Algunos amigos vinieron a buscar refugio en la habitación de Makanidzani ya que la de ellos se había llenado de agua.
“Éramos cinco en la habitación. Cuando estábamos a punto de dormir, hubo un estruendo afuera”, recordó y agregó que fue arrastrado durante aproximadamente un kilómetro después de que su vivienda fuera arrasada por un deslizamiento de tierra.
“Cuando recuperé el conocimiento, todo mi cuerpo estaba cubierto de lodo y ramitas en las orillas de un río, (y estaba) solo», rememoró.
Dice que usó la luz de los relámpagos para ver el camino hacia una casa cercana donde buscó refugio.
“Estaba oscuro y comencé a sentirme nervioso”, dijo, conteniendo las lágrimas.
Makanidzani, que no sentía ningún dolor, colapsó después de tomar una taza de té caliente y recobró el conocimiento mientras estaba ingresado en el Hospital Chimanimani.
“Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía una lesión grave en la cabeza y que mis piernas y manos estaban rotas”, contó.
En ese momento, Makanidzani también se enteró de que sus tres amigos no habían sobrevivido a la tormenta mortal.
El ciclón Idai azotó la parte oriental de Zimbabue, incluidos los distritos de Chipinge y Chimanimani en la provincia de Manicaland, del 15 al 17 de marzo de 2019, afectando a unas 270 000 personas.
Las inundaciones y deslizamientos de tierra se cobraron la vida de 340 personas, mientras que muchas desaparecieron y aún no fueron encontradas.
El ciclón Idai, que también azotó a Mozambique y Malaui, desplazó a unas 51 000 personas en Zimbabue.
El Banco Mundial estima que los daños ascienden a 622 millones de dólares en Zimbabue.
Makanidzani, que había estado jugando al golf desde 2012 bajo el programa Matsetso Stars Sport to Conservation, fue trasladado al Hospital Chipinge y luego estuvo seis meses en un hospital a unos 150 kilómetros de distancia en Mutare, la tercera ciudad más grande de Zimbabue.
Antes de que llegara el ciclón Idai, era un golfista junior de primer nivel que trabajaba para convertirse en un profesional, representando a Zimbabue a nivel regional e internacional.
Makanidzani se recuperó y volvió al golf cuando fue dado de alta del hospital, participando en torneos en Mutare y la capital, Harare.
Después de que la covid-19 interrumpiera su carrera en el golf, lo que obligó a cancelar el Junior Golf Challenge y el Toyota World Junior Championship en 2021, se suponía que participaría como parte del equipo de 12 miembros de Zimbabue. Makanidzani ahora juega como golfista aficionado.
En Zimbabue, el golf es un deporte que muchos ven como reservado solo para la élite, y es raro que los jóvenes de áreas remotas como Chimanimani practiquen el deporte y se destaquen en él.
Algunas estrellas de golf junior de Matsetso, como Vincent Chidambazina, de 16 años, han ido a jugar en torneos más allá de las fronteras.
“Volé a Lukasa, Zambia, para jugar golf el año pasado. Era la primera vez que subía a bordo de un avión. Fue tan asombroso. Ni siquiera tenía pasaporte en ese momento. Tuve que tramitar uno”, dijo Chidambazina, quien fue introducido al golf por su sobrino cuando aún estaba en la escuela primaria.
Jugó en torneos de golf en diferentes partes del país, incluyendo Harare y Bulawayo, la segunda ciudad más grande.
“Se siente bien codearse con la élite y jugar mejor que ellos. Pensé que no podría hacerlo considerando que soy de la zona rural, pero aquí estoy, uno de los mejores juniors”, afirmó Chidambazina, cuyas casas de vecinos fueron arrasadas por el ciclón Idai, dejando la casa de su familia intacta pero sacudida.
Makanidzani dice que la financiación los está frenando.
“No puedo viajar a otras ciudades para competir en torneos de golf por falta de fondos. Este es un gran revés para mi carrera, porque si no juego, no obtengo puntos”, aseguró.
Las preocupaciones de Makanidzani son reiteradas por Chidambazina, quien dice que carecen de recursos críticos como pelotas, palos de golf y marcadores de pelota.
“Mi familia es un gran apoyo, pero están paralizados. No pueden patrocinar mis viajes”, dijo.
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Jane Lindsay High, que fundó Matsetso Stars Sport to Conservation en 2010 para ayudar a los niños en el área más pobre de Chimanimani que tenían acceso limitado a instalaciones deportivas y entrenadores calificados con recursos, dice que dependen de la financiación de donantes.
“La financiación de los donantes nunca es una forma sostenible de desarrollo”, señaló High, quien también es propietaria y administradora de Frog and Fern Cottages en Chimanimani.
“Pero en ausencia de un liderazgo político de confianza a nivel comunitario, entonces una forma de ayudarlos es que las personas de confianza busquen ayuda”, añadió.
Desde 2010 unos 100 niños se han iniciado en el golf, y de ellos, aproximadamente 17 han representado a Manicaland a nivel provincial mientras que dos a nivel nacional, según cifras que mostró High.
En Zimbabue, personalidades de este deporte, como los golfistas Robson Chinhoi y Biggie Chibvuri, se ganan muy bien jugándolo como profesionales.
“La mayoría de estos niños son talentosos. El golf ofrece muchas oportunidades. Los jugadores de golf pueden obtener becas. Tanto el golf como la educación son las claves del éxito en el golf, dijo el entrenador de golf de Matsetso Stars Sport to Conservation, Amos Kunyerezera, quien ha jugado golf durante décadas y comenzó su carrera en un popular hotel en las montañas Vumba, en la frontera entre Zimbabue y Mozambique.
Martin Chikwanha, presidente de la Asociación de Golf de Zimbabue, dijo que la financiación del golf y de cualquier deporte en Zimbabue no ha sido la mejor.
“Esto se debe a los desafíos económicos que atraviesa el país. La mayoría de las actividades de golf están financiadas por la Asociación de Golf de Zimbabue o la Asociación de Golf Junior de Zimbabue. Los miembros pagan cuotas de suscripción. También tenemos financiamiento de nuestros socios internacionales”, señaló, y agregó que no reciben ningún financiamiento del gobierno.
Chikwanha dijo a IPS que están ejecutando un programa en el que brindan financiamiento a jugadores de golf junior en áreas como Chimanimani para facilitar su participación en torneos de golf nacionales, regionales e internacionales.
Dice que han ideado un programa llamado “entrenar al entrenador” para garantizar que el golf se lleve a las áreas rurales.
“Esto es para asegurarnos de que corremos la voz y tratamos de encontrar esos pequeños diamantes en todas partes del país”, comentó.
“Pero es difícil debido a la naturaleza del deporte una vez que se ha descubierto el diamante; el diamante solo puede jugar en un campo de golf. Entonces, algunos niños en áreas como Buhera solo pueden jugar en el campo de golf más cercano, que es Mutare”, dijo Chikwanha, y señaló que se necesita una gran cantidad de fondos para que los niños participen.
Chikwanha dice que los campos de golf no son una característica común en comparación con el fútbol, donde se puede encontrar una cancha de fútbol en todas partes de Zimbabue.
“Los campos de golf siempre son específicos de los lugares. Una vez que se llega al campo de golf, también se requiere un equipo, que es algo para lo que se necesita dinero. Pero eso es factible. Tratamos de apoyar a aquellos con interés. El golf no es un deporte de élite. Está abierto a todo el mundo”, sostuvo.
Makanidzani, vestido con pantalones negros y un suéter blanco, espera viajar por África y más allá representando a Zimbabue.
“Mi deseo es asegurar un patrocinio. Para poder jugar como golfista aficionado y luego convertirme en un profesional jugando a nivel internacional”, afirmó.
T: MLM / ED: EG