El hambre se duplica en el mundo

Comida familiar en la comunidad de Kondougou, en Malí,apoyada por el Programa Mundial de Alimentos. Esa agencia de la ONU señala a los conflictos y a las alzas de los precios de fertilizantes, combustibles y alimentos como responsables del aumento del hambre en el mundo, pero también a los impactos del cambio climático. Foto: Cecilia Aspe/PMA

ROMA – Unos 345 millones de personas padecen inseguridad alimentaria aguda en todo el mundo, más del doble que antes de la pandemia covid-19, señaló un nuevo reporte del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas.

“Los conflictos, las crisis económicas, los extremos climáticos y el alza del precio de los fertilizantes se combinan para crear una crisis alimentaria de proporciones nunca antes vistas”, apuntó el reporte del PMA.

Dentro del “asombroso aumento” de más de 200 millones de personas en inseguridad alimentaria aguda con respecto a inicios de 2020, hay unas 900 000 que luchan por sobrevivir en condiciones limítrofes con la hambruna.

Las agencias especializadas emplean una escala en fases, de uno a cinco, para medir la situación alimentaria, entre quienes están cubiertos y quienes ya entrando en hambruna enferman y pueden morir de inanición.

Quienes según el PMA “no saben de dónde vendrá su próxima comida”, es decir, las personas en inseguridad alimentaria en cualquiera de sus fases, suman 828 millones en el mundo.

Se han identificado medio centenar de serios focos de hambre en 24 países, de los cuales 16 son de África -en Etiopía, Nigeria, Somalia y Sudán del Sur están los casos más graves-, cinco de Asia, y Guatemala, Haití y Honduras en América.

El PMA asegura que se enfrenta al aumento de personas con hambre aguda “a un ritmo que es poco probable que la financiación iguale”, mientras que el costo de la entrega de asistencia alimentaria está en su punto más alto porque los precios de los alimentos y el combustible han aumentado.

El conflicto sigue siendo el principal causante del hambre, sostiene la agencia, ya que 70 % de las personas hambrientas del mundo viven en áreas azotadas por la guerra y la violencia.

“Los acontecimientos en Ucrania son una prueba más de cómo el conflicto alimenta el hambre, obligando a las personas a abandonar sus hogares, acabando con sus fuentes de ingresos y destrozando las economías de los países”, expone el reporte.

La crisis climática también es una de las principales causas del fuerte aumento del hambre en el mundo, pues “los choques climáticos destruyen vidas, cultivos y medios de subsistencia, y socavan la capacidad de las personas para alimentarse. El hambre se saldrá de control si el mundo no toma acciones climáticas inmediatas”.

En tercer lugar, los precios internacionales de los fertilizantes han subido incluso más rápido que los de los alimentos, que alcanzan su punto más alto en 10 diez años.

Los efectos de la guerra en Ucrania, incluyendo el aumento de los precios del gas natural, han afectado aún más la producción y las exportaciones mundiales de fertilizantes, reduciendo los suministros, aumentando los precios y amenazando con reducir las cosechas.

Los costos también están en su punto más alto: los costos operativos mensuales del PMA están en 73,6 millones de dólares por encima del promedio de 2019, “un aumento asombroso de 44 %”.

El extra que ahora se gasta en costos operativos habría alimentado previamente a cuatro millones de personas durante un mes, indica el reporte, y agrega que en países como Nigeria, Sudán del Sur y Yemen, ya se enfrentan decisiones difíciles, como reducir las raciones para poder llegar a más personas.

“Eso equivale a tomar del hambriento para alimentar a quien enfrenta la inanición”, una expresión que reitera el PMA para hacer más gráfica la dificultad.

El año pasado, el mundo reunió recursos extraordinarios, con un récord de 14 000 millones de dólares solo para el PMA, para hacer frente a la crisis alimentaria mundial sin precedentes, “pero no es suficiente y necesitamos ir más allá, abordando las causas subyacentes del hambre”.

Para alcanzar el “hambre cero” propuesto en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODSS) de las Naciones Unidas, se necesita “el hilo conductor de la buena gobernanza, lo que permite que crezca el capital humano, se desarrollen las economías y que las personas puedan prosperar”, indica el PMA.

Sin compromisos políticos para poner fin a los conflictos armados, y para contener el calentamiento global como se estipula en el Acuerdo de París de 2015, las principales causas del hambre seguirán sin disminuir, agregó el reporte del PMA.

A-E/HM

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