Congelador solar mejora inmunización en aldeas kenianas de difícil acceso

El enfermero Benson Musyoka conduce su motocicleta desde el centro de salud de Kamboo, en la semiárida región del sudeste de Kenia, para transportar vacunas a la aldea de Yindalani. Foto Joyce Chimbi / IPS

NAIROBI –  Hasta 2019, las enfermeras de tres centros de salud ubicados en la región semiárida del sudeste de Kenia, en el condado de Makueni, se esforzaban por acercar servicios de salud críticos a una población de difícil acceso dispersa en tres aldeas remotas y alejadas.

“Las aldeas de Kamboo, Yindalani y Yiuma Mavui están situadas a 17 y 28 kilómetros del hospital del subcondado de Makindu, y a 10 y 22 kilómetros de la red eléctrica más cercana”, explica a IPS Benson Musyoka, enfermero responsable del dispensario de Ndalani, en la aldea de Yindalani.

Sin una capacidad de cadena de frío para almacenar vacunas y medicamentos vitales, los registros de los centros de salud muestran que la cobertura de vacunación en estas aldeas estaba muy por debajo de 25 %.

Los bebés nacían en casa porque las madres no podían reunir entre 6 y 12 dólares para contratar un “boda boda”, como se llama al mototaxi en varios países africanos y que es el único medio de transporte en la zona. Otras no podían llegar al hospital a tiempo para dar a luz.

“Todas las mañanas, yo recogía las vacunas en el hospital del subcondado de Makindu y las transportaba en una caja portavacunas hasta el dispensario de Ndalani”, explica Musyoka.

Detalla, que “una vez que las vacunas están dentro de la caja de transporte, solo son viables durante un máximo de seis horas, momento en el que las dosis que no se hayan utilizado deben devolverse al almacén del hospital del subcondado de Makindu para su refrigeración o desecharse”.

En febrero de 2019, una donación pionera de un congelador alimentado por energía solar al centro de salud de Kamboo mejoró significativamente la disponibilidad y el acceso a las vacunas, así como a los servicios de salud materna en los tres pueblos y las zonas circundantes.

Francis Muli, la enfermera a cargo del centro de salud de Kamboo, dice a IPS que sin una nevera o congelador, no se puede almacenar oxitocina, y sin oxitocina, no se pueden proporcionar servicios de parto y alumbramiento.

Dice que sería extremadamente peligroso hacerlo porque la oxitocina se inyecta a todas las madres inmediatamente después del parto para prevenir la hemorragia posparto. También se utiliza para inducir el parto.

Tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud, la oxitocina es el método de referencia para prevenir la hemorragia posparto y es fundamental para el ambicioso objetivo de Kenia de lograr cero muertes maternas evitables.

En 2017, el Ministerio de Sanidad d Kenia identificó una atención deficiente en 9 de cada 10 muertes maternas debidas a hemorragia posparto. En general, la hemorragia posparto representa 25 % de las muertes maternas en esta nación de África Oriental.

El dispensario de Usungu y el de Ndalani están situados cada uno a 10 kilómetros del centro de salud de Kamboo, en direcciones distintas. Las enfermeras encargadas de los centros ya no hacen el largo viaje de 28 kilómetros hasta Makindu y el mismo trayecto de vuelta para recoger y devolver las dosis de vacunas no utilizadas los días de vacunación.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

“Recogemos las dosis de vacunas del hospital del subcondado de Makindu a principios de mes y las almacenamos en el congelador del centro de salud de Kamboo. El congelador es lo bastante grande como para almacenar miles de dosis de vacunas recogidas en el hospital del subcondado para los tres centros”, explica Antony Matali, enfermero responsable del dispensario de Usungu, en la aldea de Yiuma Mavui.

Dos o tres veces por semana, Matali y Musyoka recogen dosis de varias vacunas, incluidas todas las vacunas estándar de inmunización rutinaria, a excepción de la fiebre amarilla.

Las vacunas se transportan a sus respectivos dispensarios en una caja portadora que puede contener hasta 500 dosis de distintas vacunas, incluidas las de covid-19. Los tres centros han registrado una mejora significativa de la cobertura de inmunización desde el mínimo anterior de 25 %.

En el centro de salud de Kamboo, donde está domiciliado el congelador, los registros muestran que la tasa de inmunización contra el sarampión ha superado el objetivo de 100 % al incluir a clientes adicionales fuera de la zona de captación de 4560 personas. La cobertura global de inmunización es de 95 %, muy por encima del objetivo gubernamental de 90 %.

En el dispensario de Ndalani, la tasa de inmunización contra el sarampión también ha uperado el objetivo del 100 %, ya que nuevos pacientes, o pacientes en tránsito de cuatro aldeas circundantes y del vecino condado de Kitui, reciben servicios en el dispensario. La tasa global de vacunación para todas las vacunas estándar es de 50 % a 65 %.

En el dispensario de Usungu, la tasa de vacunación contra el sarampión es de 75%, y para otras vacunas, la cobertura ronda a 50%.

“Usungu y Ndalani no han alcanzado la marca de 90 % porque sufrimos tanto de oportunidades perdidas como de abandonos”, explica Musyoka.

“Las oportunidades perdidas son pacientes que acuden a un centro en busca de un servicio y se encuentran con que no está disponible en ese momento. Los que abandonan son los que se sienten incómodos si no encuentran lo que necesitan en sus siguientes visitas, por lo que abandonan por el camino”, detalla.

Una cadena de frío o un almacén como el congelador solar, afirma Muli, es la piedra angular de cualquier unidad de salud primaria en entornos rurales con escasez de dinero, y todos los servicios relacionados con la madre y el niño son los pilares de cualquier centro sanitario. Sin estos servicios, subraya, lo único que hay son ladrillos y cemento.

“En Usungu y Ndalani, actualmente no ofrecemos servicios de parto porque no tenemos oxitocina en el centro en todo momento por falta de almacenamiento, y no podemos llevarla encima con la esperanza de que ese día se materialice un parto debido al límite de tiempo de seis horas”, expone Musyoka.

Aun así, las embarazadas reciben las vacunas antitetánicas estándar y todos los demás servicios prenatales, pero cerca del periodo del parto, Ndalani y Usungu derivan a las mujeres al centro de salud de Kamboo y hacen un seguimiento para asegurarse de que reciben los servicios referidos. Los registros del centro muestran una mortalidad infantil y materna cero.

Anualmente, el Ministerio de Sanidad se propone vacunar al menos a 1,5 millones de niños contra enfermedades prevenibles mediante vacunación, como el sarampión, la poliomielitis, la tuberculosis, la diarrea y la neumonía. Actualmente, uno de cada seis niños menores de un año no completa sus vacunas programadas.

Solo uno de cada dos niños menores de dos años ha recibido la segunda dosis de la vacuna contra el sarampión y la rubéola, y solo una de cada tres niñas de 10 años ha recibido dos dosis de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), que protege contra el cáncer de cuello de útero.

Los esfuerzos en curso están ayudando a subsanar estas deficiencias. Por ejemplo, la vacuna contra el VPH se introdujo en Makueni en marzo de 2021. Musyoka vacunó a 46 niñas de 10 años con las dos dosis de la vacuna contra el VPH en 2021, y otras 17 niñas recibieron su primera dosis contra el VPH en 2022 y deben recibir la segunda dosis en noviembre de 2022.

Los proveedores de atención sanitaria afirman que el congelador ha transformado la prestación de servicios maternoinfantiles en la zona al acercar servicios de inmunización críticos a una comunidad marginada y muy vulnerable.

T: MF / ED: EG

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