La ONU demanda a talibanes el fin de prohibiciones para mujeres y niñas

Las mujeres reciben raciones de alimentos en un puesto de distribución de alimentos en la ciudad afgana de Herat. Foto: Sayed Bidel / Unicef

NACIONES UNIDAS –  Las visitas a Afganistán en enero de delegaciones de alto nivel de la ONU subrayan la urgencia de proteger los derechos de las mujeres y las niñas, incluido su acceso a la ayuda humanitaria y su derecho al trabajo.

La primera delegación estuvo encabezada por la vicesecretaria general, Amina Mohammed, quien pidió a los talibanes que reviertan las decisiones que han limitado los derechos de las mujeres y las niñas en ese país, desde que volvieron al poder en ese país del sur de Asia, en agosto de 2021.

La delegación, encabezada por Mohammed en nombre del secretario general, António Guterres, incluía también a otros altos dirigentes de la ONU:  la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, y el subsecretario general del Departamento de Asuntos Políticos, Consolidación de la Paz y Operaciones de Paz, Khaled Khiari.

La misión de alto nivel realizó una visita de cuatro días a Afganistán para evaluar la situación actual y entablar contactos con las autoridades talibanes.

Esta visita se produjo tras el reciente decreto de los talibanes de prohibir a las mujeres trabajar en organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales. Se trata del último de una serie de decretos que han despojado aún más a mujeres y niñas de los derechos y medios para participar activamente en la sociedad.

En esta misión, Mohammed y Bahous se reunieron con las comunidades afectadas, agentes humanitarios y la sociedad civil en las ciudades de Kabul, Kandahar y Herat.

“Mi mensaje fue muy claro: aunque reconocemos las importantes exenciones que se han hecho, estas restricciones plantean a las mujeres y niñas afganas un futuro que las confina en sus propios hogares, violando sus derechos y privando a las comunidades de sus servicios”, dijo Mohammed el 20 de enero en Nueva York, a su regreso de Afganistán.

Mohammed declaró después a la televisora medioriental Al Yazira que tres oenegés habían reanudado algunos trabajos en Afganistán, sobre todo en el sector sanitario.

“Creo que eso se debe a que la comunidad internacional, y en particular los socios que financian esto, han podido mostrar las implicaciones y el impacto de los servicios de mujer a mujer, en particular el parto”, afirmó la también presidenta Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.

Bahous, por su parte, afirmó que “lo que está ocurriendo en Afganistán es una grave crisis de los derechos de la mujer y una llamada de atención a la comunidad internacional”.

“Demuestra lo rápido que décadas de progreso en materia de derechos de la mujer pueden invertirse en cuestión de días. ONU Mujeres está con todas las mujeres y niñas afganas y seguirá haciendo oír su voz para que recuperen todos sus derechos”, añadió.

Las recientes prohibiciones impuestas a las mujeres que trabajan en oenegés han obligado a estas organizaciones a suspender temporalmente sus operaciones, que ya no pueden llevarse a cabo de forma segura ni significativa.

“La prestación eficaz de ayuda humanitaria se basa en principios que exigen el acceso pleno, seguro y sin trabas de todos los trabajadores humanitarios, incluidas las mujeres”, afirmó Mohammed en la declaración oficial de la ONU a su regreso a Nueva York.

En contrapartida,  las declaraciones de portavoces talibanes y altos cargos del gobierno han reafirmado que las actuales autoridades responderían a los problemas según los principios de la ley islámica y así lo seguirán haciendo.

“La comunidad internacional, los países y las partes implicadas también deben respetar los principios, las tradiciones y la espiritualidad de nuestro país”, declaró en Kabul el portavoz adjunto del régimen taliban, Bilal Kamiri.

Las autoridades de facto de Afganistán han reconocido que dependen de la ayuda internacional para revitalizar un país en el que más de la mitad de su población unos 28 millones de personas, pasan hambre y necesidades.

Por lo tanto, los delegados de la ONU reafirman que las autoridades de Kabul deben ser conscientes de que esta ayuda vendrá con la estipulación básica de que todos los habitantes del país deben ver respetados sus derechos y su dignidad, incluidas las mujeres y las niñas.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Queda por ver cómo equilibrará la ONU sus negociaciones en curso con los talibanes, con su reiterada posición de solidaridad con las mujeres y las niñas de Afganistán.

La delegación de la ONU encabezada por Mohammed también se reunió con sus socios, la sociedad civil y dirigentes gubernamentales, incluidos los dirigentes de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) y el Banco Islámico de Desarrollo.

Esos interlocutores acordaron que los esfuerzos de la ONU deben continuar e intensificarse para reflejar la urgencia de la situación y la inmensa presión a la que ya se enfrentan los trabajadores de ayuda humanitaria.

El día 24, la Unesco dedicó el Día Internacional de la Educación a las mujeres y niñas de Afganistán.

En una declaración especial, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, señaló la responsabilidad de la comunidad internacional de garantizar el restablecimiento inmediato de sus derechos.

“Las decisiones tomadas por las autoridades de facto de Afganistán amenazan con echar por tierra los avances en materia de desarrollo conseguidos en los últimos veinte años”, dijo.

Martin Griffiths, secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios y coordinador de Ayuda de Emergencia de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), también estuvo en enero en Afganistán para pedir a las autoridades talibanes para que reconsideraran el edicto de prohibir a los afganos trabajar en las oenegés.

En una entrevista concedida a la BBC, Griffiths declaró que estaba recibiendo respuestas alentadoras de los ministros talibanes, y afirmó que existía un patrón consistente en que los líderes talibanes nos presentaban excepciones, exenciones y autorizaciones para que las mujeres pudieran trabajar.

“Creo que nos están escuchando, y me han dicho que publicarán nuevas directrices a su debido tiempo, que espero nos ayuden a reforzar el papel de la mujer», declaró.

Y añadió: «Si las mujeres no trabajan en operaciones humanitarias, no llegamos, no contamos, a las mujeres y niñas a las que tenemos que escuchar. En todas las operaciones humanitarias del mundo, las mujeres y las niñas son las más vulnerables”.

Las percepciones de los altos funcionarios de la ONU y los compartidos públicamente por los talibanes están en clara contradicción.

Mientras tanto, se ha impedido a las organizaciones de ayuda humanitaria prestar todos sus servicios, dejando a millones de afganos más vulnerables que antes.

Además, las mujeres y las niñas están cada vez más invisibles y reprimidas y no pueden protestar abiertamente ni oponerse a la pérdida de su derecho básico a la educación, sin arriesgarse a sufrir violencia y a ser encarceladas.

La ONU y la comunidad internacional deben seguir escuchando y amplificando las voces de las comunidades vulnerables en Afganistán y darles prioridad en las próximas semanas y en las reuniones propuestas, que se celebrarán en marzo, se planteó por parte de organizaciones humanitarias y de derechos de las mujeres.

En cuanto a las contramedidas prometidas, se espera que no se aguarde a que las mujeres sufran más prohibiciones para ponerla en marcha.

T: MF / ED: EG

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