NACIONES UNIDAS – Un niño o joven murió cada 4,4 segundos en 2021, y millones más podrían perder la vida para 2030 a menos que todas las mujeres y niños tengan acceso a una atención médica adecuada, mostraron informes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) divulgados este martes 10.
Vidhya Ganesh, directora de la División de Análisis, Planificación y Monitoreo de Datos de Unicef, dijo que “todos los días, demasiados padres enfrentan el trauma de perder a sus hijos, a veces incluso antes de que respiren por primera vez”.
“Una tragedia tan generalizada y prevenible nunca debe aceptarse como inevitable. El progreso es posible con una voluntad política más fuerte y una inversión específica en el acceso equitativo a la atención primaria de la salud para todas las mujeres y niños”, agregó Ganesh.
Un primer informe del Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil indicó que en 2021 cinco millones de niños y niñas fallecieron antes de cumplir los cinco años, junto con otros 2,1 millones niños y jóvenes de entre cinco y 24 años.
Un segundo estudio encontró que 1,9 millones de bebés nacieron muertos durante el mismo período y, de acuerdo con el análisis, “muchas de estas muertes podrían haberse evitado con un acceso equitativo y mediante la provisión de atención médica materna, neonatal, adolescente e infantil de mayor calidad”.
El grupo destaca que el acceso y la disponibilidad de atención médica de calidad sigue siendo una cuestión de vida o muerte para niños de todo el mundo.
La mayoría de las muertes infantiles ocurren antes de los cinco años, y la mitad dentro del primer mes de vida. Para estos bebés, el nacimiento prematuro y las complicaciones durante el parto son las principales causas de muerte.
Del mismo modo, más de 40 % de los mortinatos ocurren durante el parto, aunque la mayoría se pueden prevenir cuando las mujeres tienen acceso a una atención de calidad durante el embarazo y el parto.
Para los niños que sobreviven más allá de sus primeros 28 días de vida, las enfermedades infecciosas como la neumonía, la diarrea y la malaria son la mayor amenaza.
Los informes también muestran cómo mayores inversiones en el fortalecimiento de los sistemas primarios de salud han beneficiado a mujeres, niños y jóvenes.
La tasa mundial de mortalidad de menores de cinco años se ha reducido a la mitad desde el año 2000, mientras que las tasas de mortalidad en niños mayores y jóvenes se redujeron en 36 % y la tasa de mortinatalidad disminuyó en 35 %.
“Es sumamente injusto que las posibilidades de supervivencia de un niño puedan depender únicamente de su lugar de nacimiento y que existan desigualdades tan grandes en su acceso a los servicios de salud que salvan vidas”: Anshu Banerjee.
Sin embargo, los logros se redujeron significativamente desde 2010, y 54 países no alcanzarán la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de la Agenda 2030 de la ONU, para la mortalidad de menores de cinco años.
Esa meta contempla reducir la mortalidad neonatal a 12 o menos por cada 1000 nacidos vivos, y la mortalidad de niños menores de cinco años a 25 por cada 1000 nacidos vivos.
Los informes advierten que, a menos que se tomen medidas rápidas para mejorar los servicios de salud, casi 59 millones de niños y jóvenes morirán antes de que finalice la década, y es probable que se produzcan casi 16 millones de mortinatos.
“Es sumamente injusto que las posibilidades de supervivencia de un niño puedan depender únicamente de su lugar de nacimiento y que existan desigualdades tan grandes en su acceso a los servicios de salud que salvan vidas”, dijo Anshu Banerjee, director del área de maternidad en la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Incluso hoy en día, los niños todavía se enfrentan a “posibilidades de supervivencia tremendamente diferentes” según el lugar donde nacen, y África subsahariana y el sur de Asia soportan la carga más pesada, de acuerdo con los informes.
Aunque África subsahariana tuvo solo 29 % de los nacidos vivos en todo el mundo, la región representó 56 % de todas las muertes de menores de cinco años en 2021, y el sur de Asia 26 %.
Los niños nacidos en África subsahariana también tienen el mayor riesgo de muerte infantil en el mundo, 15 veces mayor que los de Europa y América del Norte.
Mientras tanto, las madres en el África subsahariana y el sur de Asia experimentan la dolorosa pérdida de la muerte fetal a un ritmo excepcional.
En 2021, 77 por ciento de todos los mortinatos ocurrieron en estas regiones, y casi la mitad de todos ocurrieron en África subsahariana. El riesgo de que una mujer tenga un bebé muerto allí es siete veces más probable que en Europa y América del Norte.
Los informes indicaron además que si bien la pandemia covid-19 no ha aumentado directamente la mortalidad infantil, pudo incrementar los riesgos futuros para su supervivencia a largo plazo, por las interrupciones en las campañas de vacunación, los servicios de nutrición y el acceso a la atención primaria de la salud.
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