HEBRÓN, Territorios Palestinos Ocupados – La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció este viernes 20 que avanza el plan israelí de desalojar a más de 1000 residentes palestinos en la zona de Masafer Yatta, incluida la demolición de sus viviendas para convertir el área en un campo de tiro.
El plan “supondría el inminente desplazamiento forzoso de casi toda la población de Masafer Yatta. ¿Dónde van a ir todas estas familias? Es completamente inaceptable”, observó David Cantero, coordinador de MSF en los Territorios Palestinos Ocupados.
Las autoridades israelíes han demolido casas, establecido puestos de control, confiscado vehículos, impuesto toques de queda y otras restricciones de circulación en esta temporada de invierno en la región, según la denuncia de MSF.
“Sentí que me asfixiaba, que estaba ciega, que tenía las manos atadas. Mis hijos estaban en la escuela cuando comenzó la demolición, salieron a mirar. Estaban conmocionados, en completo silencio”: así describió una mujer palestina al personal de MSF la demolición de su casa por cuarta vez en dos años.
Se trata de medidas de presión, adelantadas por el recién investido gobierno israelí del primer ministro Benjamín Netanyahu, para que abandonen la zona los habitantes del grupo de pequeñas aldeas pastoriles que conforman Masafer Yatta y que viven allí desde hace varias generaciones.
En la zona los equipos médicos de MSF prestan asistencia médica a las familias palestinas.
“Este plan supondría el inminente desplazamiento forzoso de casi toda la población de Masafer Yatta. ¿Dónde van a ir todas estas familias? Es completamente inaceptable”: David Cantero.
En la década de 1980 Israel designó Masafer Yatta, al sur de Hebrón, como zona de tiro y maniobras militares.
Desde entonces, las familias palestinas que viven en 12 aldeas dispersas por la zona “han visto sus hogares demolidos en repetidas ocasiones y han vivido bajo la amenaza del desplazamiento forzoso”, indicó el reporte de la organización.
Su situación se deterioró más desde mayo de 2022, tras una sentencia del Tribunal Supremo israelí que eliminó todas las barreras legales al desplazamiento forzoso de las familias palestinas de Masafer Yatta, para dejar paso a la zona militar.
Las medidas de presión se han intensificado en los últimos meses, afectando la libertad de movimiento de los residentes, su salud mental y a su capacidad para acceder a servicios básicos, incluida la atención médica, según MSF.
Pacientes y personas mayores denuncian que se les hace esperar horas en los puestos de control y se les obliga a caminar largas distancias para llegar a las clínicas.
Los movimientos de los residentes están restringidos incluso durante las urgencias médicas. “Tienes que estar a punto de morir para que te dejen pasar por los controles”, dijo un residente a los trabajadores de MSF.
“Estas medidas han afectado gravemente a los residentes de Masafer Yatta y han hecho sus vidas insoportables. Viven con miedo constante. No se puede subestimar el impacto en la salud mental de las familias residentes, especialmente en los niños y niñas”, dijo Cantero.
Aseguró que “en los periodos en los que se producen más demoliciones de viviendas, nuestro equipo de salud mental recibe a más personas con síntomas de depresión y ansiedad”.
“Eligen el invierno para demoler casas. Esta noche, nuestra familia dormirá en el coche o en una tienda de campaña en medio del frío. Esta noche hará cinco grados”, narró otro residente de las aldeas a un equipo de MSF.
Desde mayo de 2022 expertos independientes en derechos humanos, que actúan bajo el paraguas del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, han pedido a Israel que detenga los desalojos forzosos en la zona de Masafer Yatta, porque “supone una grave violación del derecho internacional humanitario”.
A-E/HM