Los alumnos más pobres se benefician menos de la educación pública

Un niño de 12 años se sienta en el aula vacía de una escuela cerrada durante la covid-19. Pero incluso antes de la pandemia los objetivos de acceso a la educación y una enseñanza de calidad no se cumplían para centenares de millones de alumnos en todo el mundo. Foto: Zahara Abdul/Unicef

NACIONES UNIDAS – – Los niños de los hogares más pobres son los que menos se benefician de la financiación nacional destinada a la educación pública, afirmó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en un nuevo informe publicado este martes 17.

“Estamos fallándole a los niños. Demasiados sistemas educativos de todo el mundo invierten lo mínimo en los niños que más lo necesitan”, declaró Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef al presentar el estudio.

El informe, titulado “Transforming Education with Equitable Financing (Transformar la educación mediante una financiación equitativa)”, señala que, como término medio, el quintil de alumnos más pobres solo se beneficia de 16 % de la financiación pública destinada a la educación.

En comparación, el quintil más rico, que se beneficia de 28 % y, entre los países de ingresos bajos, solo 11 % de la financiación pública para la educación se dedica a los alumnos más pobres, mientras que 42 % se dedica a los más ricos.

“Invertir en la educación de los niños y niñas más pobres es la forma más rentable de garantizar su futuro, el de las comunidades y el de los países. El verdadero progreso solo puede llegar cuando invertimos en todos los niños y niñas, en todas partes”, expuso Russell.

El informe examina los datos sobre el gasto público para la enseñanza preescolar, primaria, secundaria y superior de 102 países.

Concluye que un aumento de un punto porcentual en la asignación de recursos públicos dedicados a la educación del 20 % más pobre podría sacar de la pobreza del aprendizaje a 35 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria.

“Estamos fallándole a los niños. Demasiados sistemas educativos de todo el mundo invierten lo mínimo en los niños que más lo necesitan”: Catherine Russell.

A escala mundial, el estudio señala que es más probable que el gasto público para la educación llegue a los alumnos de los hogares más ricos tanto en los países de ingresos bajos como en los de ingresos medios.

La brecha es más pronunciada entre los países de ingresos bajos. Varios ejemplos muestran que los alumnos de los hogares más ricos se benefician de una financiación pública para la educación seis veces superior a la de los más pobres.

Mientras tanto, en los países de ingresos medios, los alumnos más ricos de lugares como Costa de Marfil y Senegal reciben alrededor de cuatro veces más fondos públicos para la educación que los más pobres.

Aunque la diferencia es menor en los países de ingresos altos, donde los más ricos suelen recibir entre 1,1 y 1,6 veces más fondos públicos que los más pobres, en Francia y Uruguay la diferencia es mayor.

Según el informe, los niños que viven en la pobreza tienen menos probabilidades de acceder a la escuela y la abandonan antes.

Además, los niños de los hogares pobres están menos representados en los niveles superiores de la enseñanza, que reciben una cantidad mucho mayor de fondos públicos per cápita para la educación.

También tienen más probabilidades de vivir en zonas remotas y rurales que, por lo general, no cuentan con suficientes servicios y se encuentran en el extremo más desfavorecido de la brecha digital.

Incluso antes de la pandemia covid-19, los sistemas educativos de todo el mundo no cumplían plenamente sus objetivos para con los niños, ya que cientos de millones de estudiantes asistían a la escuela pero no dominaban las competencias básicas de lectura y matemáticas.

Según estimaciones recientes, dos terceras partes de los niños de 10 años de todo el mundo no pueden leer ni comprender un cuento sencillo.

El informe indica que una medida fundamental para hacer frente a la crisis del aprendizaje es que los gobiernos proporcionen una financiación equitativa y den prioridad a los recursos destinados a la educación pública, entre otras cosas centrándose cada vez más en el aprendizaje básico.

Esto supone garantizar que la financiación pública para la educación preescolar y primaria llegue a todos, y prestar especial atención a los pobres y marginados en los niveles superiores de la enseñanza.

Entre sus conclusiones, el informe señala que en la última década el gasto público en educación fue más equitativo en 60 % de los países en los que se dispone de datos.

Sin embargo, casi 30 % de los países destinan menos de 15 % de los recursos de la educación pública a los alumnos de los hogares más pobres, y entre los países de ingresos bajos ese porcentaje es alarmantemente elevado: 80 % de esos países.

En uno de cada 10 países, los alumnos de los hogares más ricos reciben cuatro o más veces los fondos del gasto público en educación, en comparación con los alumnos de los hogares más pobres.

Los llamamientos en favor de la educación en situaciones de emergencia suelen recibir solo entre 10 y 30 % de las cantidades necesarias, con importantes disparidades entre países y regiones.

El informe formula cuatro recomendaciones, la primera de las cuales es  desbloquear fondos públicos para la educación con el fin de promover la equidad.

Luego, dar prioridad a la financiación pública del aprendizaje básico, monitorear y garantizar una asignación equitativa de la ayuda a la educación en contextos humanitarios y de desarrollo; y, finalmente, invertir en modalidades innovadoras para impartir educación.

A-E/HM

 

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