Se necesita mucho más dinero para enfrentar el cambio climático

Ciudad inundada el pasado octubre en la cuenca del río Indo, en la sureña provincia de Sindh, en Pakistán. Los fenómenos climáticos extremos son cada vez más frecuentes, y para las acciones de adaptación se requiere multiplicar por más de 10 los flujos de financiamiento de las naciones desarrolladas a los países en desarrollo. Foto: Pakistan Red Crescent

NAIROBI – Los países en desarrollo necesitarán hasta 340 000 millones de dólares anuales al final de esta década, 11 veces lo recibido en los últimos años, para financiar su adaptación ante el cambio climático, señaló este jueves 3 un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

El cambio climático “está asestando un golpe tras otro a la humanidad, como pudimos comprobar a lo largo de 2022, de forma más visceral en las inundaciones que anegaron gran parte de Pakistán”, declaró Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma, al presentar el estudio.

“El mundo debe reducir urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar los impactos del cambio climático. Pero también debemos aumentar urgentemente los esfuerzos para adaptarnos a los impactos que ya están aquí y a los que vendrán”, afirmó Andersen.

El Informe sobre la Brecha de Adaptación 2022 del Pnuma se ha publicado en vísperas del comienzo de la 27 Conferencia de las Partes (COP27), de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que comienza el domingo 6 en Sharm el Sheij, en Egipto, y congregará a delegados de prácticamente todos los países del mundo.

En el documento se pide un aumento de la financiación y la aplicación de medidas destinadas a ayudar, a las naciones y comunidades vulnerables, a adaptarse a la emergencia climática, ante el incremento de los fenómenos climáticos extremos.

Se estima que las necesidades anuales de adaptación oscilan entre 160 000 y 340 000 millones de dólares para el final de la década, y hasta 565 000 millones para 2050.

“El mundo debe reducir urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar los impactos del cambio climático. Pero también debemos aumentar urgentemente los esfuerzos para adaptarnos a los impactos que ya están aquí y a los que vendrán”: Inger Andersen.

El informe subraya que la adaptación, además de la mitigación, debe ser el centro de la respuesta mundial a la crisis climática.

El texto recuerda que en el Acuerdo de París de 2015, los países se comprometieron tomar medidas para limitar a limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales (1850-1900), para el año 2050, y a no más de dos grados para cuando finalice la centuria.

Pero fenómenos extremos, como las inundaciones en Pakistán entre agosto y octubre, o cuatro años seguidos de sequía en el oriental Cuerno de África, se registran cuando las temperaturas globales están a solo 1,1 grados centígrados sobre el nivel referente.

Según el Pnuma, los compromisos de los países o Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC en inglés) para limitar la temperatura, apuntan a un calentamiento global de hasta 2,6 grados centígrados para finales de siglo.

Estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) muestran que los riesgos climáticos se intensificarán con cada décima de grado.

El financiamiento de las NDC es un punto de fricción, ya que los flujos de recursos internacionales para la adaptación en los países en desarrollo alcanzaron a 29 000 millones de dólares en 2020, cuando se requería entre cinco y 10 veces esa cifra.

Ese mismo año, los flujos combinados de financiación para la adaptación y la mitigación se quedaron al menos 17 000 millones de dólares por debajo de los 100 000 millones prometidos año tras año a los países en desarrollo.

Las medidas de mitigación son acciones para reducir y limitar las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan la atmósfera, y las de adaptación procuran reducir la vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático.

“Las naciones deben respaldar las firmes palabras del Pacto Climático de Glasgow (la ciudad británica que albergó la COP26 hace un año), con acciones contundentes para aumentar las inversiones y los resultados en materia de adaptación, a partir de la COP27”, afirmó Andersen.

Con base en el informe, el secretario general de la ONU, António Guterres, destacó que las necesidades de adaptación en el mundo en desarrollo se dispararán hasta 340 000 millones de dólares al año para 2030.

“Sin embargo, el apoyo a la adaptación hoy en día es menos de una décima parte de esa cantidad. Las personas y comunidades más vulnerables están pagando el precio. Es inaceptable”, dijo Guterres.

El titular de la ONU sostuvo que “en la COP27, los Estados deben presentar una hoja de ruta creíble, con hitos claros sobre cómo se entregará este dinero, preferiblemente como subvenciones, no como préstamos”.

Las naciones desarrolladas también deben utilizar su influencia como accionistas de los bancos multilaterales de desarrollo, para que al menos la mitad de toda la financiación climática fluya hacia la adaptación.

Añadió que “el mundo necesita urgentemente un nuevo modelo de negocios para convertir las prioridades de adaptación en proyectos invertibles. El proceso de inversión está bloqueado; debemos desbloquearlo. Necesitamos un aumento de la inversión en adaptación para salvar millones de vidas de la carnicería climática”.

A-E/HM

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