SAN JOSÉ – Las turbinas eólicas no hacen fotosíntesis. Tampoco atrapan directamente el carbono de la atmósfera. Aun así, la organización del Mundial de Fútbol Qatar 2022 financió un pequeño proyecto eólico en Turquía y lo usó para descontar sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), causantes del calentamiento global.
Como en este caso, y en al menos otras dos ocasiones, la organización de la Copa Mundial de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) de Qatar recurrió a técnicas dudosas para compensar sus emisiones y venderse como un evento carbono neutral, según muestran registros de la certificadora de créditos de carbono Global Carbon Council (GCC).
Qatar se convirtió en 2010 en el primer país de Medio Oriente en organizar un mundial de fútbol, que tendrá lugar del 20 de noviembre al 18 de diciembre, en un calendario alterado para celebrarse en el invierno boreal, cuando las temperaturas son más benignas en Arabia, la península donde se ubica el país anfitrión.
Un informe de la organización independiente Carbon Market Watch advirtió, en mayo, que el Comité Supremo de Organización y Legado, la organización del mundial del pequeño país bañado por las aguas del Golfo, estaba comprando créditos de baja calidad para limpiar su imagen.
En ese momento, la organización advirtió de dos proyectos eólicos en Turquía.
Sin embargo, pese al informe técnico, este Comité Supremo siguió comprando créditos dudosos, según muestran los registros del GCC. En este caso, la organización catarí adquirió reducciones de emisiones de una granja eólica en Serbia.
Recientemente, un grupo de futbolistas, activistas y organismos deportivos de todo el mundo enviaron una carta abierta a la FIFA solicitando que retire sus afirmaciones de carbono neutralidad y ponga un mayor foco en reducir las emisiones de la cita futbolística.
El máximo organismo del fútbol mundial, sin embargo, aún no ha emitido una respuesta pública sobre el tema y ha repetido el compromiso de una copa carbono neutral.
¿Mundial carbono neutro?
Para eventos masivos, como es la Copa Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos, los créditos de carbono se utilizan para alcanzar las cero emisiones netas.
¿Cómo es el proceso? Primero, la organización reduce todas las emisiones posibles del evento. Las que no se pueden reducir, se compensan comprando “créditos de carbono”, asociados a proyectos que evitan emisiones o capturan carbono de la atmósfera.
De hecho, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) lanzó, en la Conferencia de las Partes (COP24) realizada la ciudad polaca de Katowice en 2018, una plataforma para descarbonizar eventos deportivos firmada por la propia FIFA.
Para compensar emisiones hay créditos de todo tipo, pero los que compró el catarí Comité Supremo de Organización y Legado, en particular, suelen tener una muy baja integridad ambiental, explicó el investigador de Carbon Market Watch y especialista en mercados de carbono, Gilles Dufresne.
Para que sean efectivos, los créditos de carbono deben seguir un principio llamado “adicionalidad”; es decir, deben ser proyectos que generen nuevas reducciones de emisiones y que no habrían sucedido de ninguna otra forma.
Las energías renovables podrían contar como créditos de carbono, solo si previenen el desarrollo de energía sucia. En otras palabras, tendrían que ser proyectos que, de no tener incentivos económicos, inevitablemente llevarían al desarrollo de combustibles fósiles.
Sin embargo, debido a su creciente rentabilidad, las energías renovables en países desarrollados no suelen calzar en esta descripción, explicó Dufresne. Al ser proyectos económicamente viables, no se puede considerar que son excepcionales.
“La organización del Mundial de Fútbol está comprando estos créditos pensando que está reduciendo emisiones, pero eso no está pasando en la realidad. El dinero está yendo a un proyecto que iba a suceder de todas formas, entonces no hay una reducción de emisiones adicional”, señaló el investigador.
Otras certificadoras han impuesto restricciones a los créditos de energías renovables. Gold Standard, por ejemplo, indica que solo financia proyectos renovables en los países menos desarrollados, pequeñas islas en desarrollo y zonas de conflicto. Ninguno de esos criterios aplica para Serbia y Turquía.
El Comité de Cambio Climático del Reino Unido advirtió, en un reciente informe, que los créditos de carbono “pueden enmascarar esfuerzos insuficientes por parte de las empresas para reducir sus propias emisiones” y “a menudo aportan menos de lo que se afirma”.
Créditos dudosos
El Comité Supremo de Qatar ha comprado créditos de carbono de, al menos, tres proyectos de energías renovables: dos granjas eólicas en Turquía y una en Serbia.
Entre estos, el que generó más créditos de carbono es la granja eólica Alibey WPP, ubicada entre las provincias turcas de Balikesir e Izmir. Este proyecto consiste en 9 turbinas eólicas que han estado en operación desde 2018 y que proveen electricidad a la matriz nacional de Turquía.
La empresa encargada, GTE Carbon, justificó el proyecto argumentando que su construcción no es una práctica común en el país. Gracias al financiamiento de Qatar, señaló la empresa en uno de los informes técnicos del proyecto, la granja eólica evitaría la quema de combustibles fósiles y así ayudaría a reducir emisiones.
Sin embargo, el proyecto no es excepcional. De hecho, el mismo reporte oficial identificó otros 30 proyectos eólicos con un perfil similar en el país. Turquía, además, cuenta con la cuarta mayor capacidad instalada de energía eólica en Europa, según la organización Wind Europe, compuesta por 400 firmas del sector.
La empresa verificadora Global Carbon Council (GCC) incluso así terminó aprobando el proyecto y otorgó a la organización de la Copa del Mundo más de 130 000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) para descontar de sus emisiones.
En total, contando los tres proyectos aprobados, el Comité Supremo actualmente cuenta con cerca de 200.000 toneladas de CO2 reducidas, un monto significativamente menor a las 1,5 millones de toneladas necesarias para compensar las emisiones del evento.
“Dado que la Copa Mundial de la FIFA 2022 aún no ha comenzado y que el inventario de emisiones de carbono sólo se puede finalizar después del evento, es razonable que aún no se hayan obtenido todos los créditos de carbono”, aseguró un vocero del Comité Supremo.
Y añadió: “Los créditos de carbono se entregarán a través de una serie de proyectos en Catar y fuera de él, cada uno de los cuales reducirá las emisiones de diferentes maneras”.
Verificación suave
El Comité Supremo aseguró que continuará comprando créditos de carbono del GCC hasta alcanzar las millones de toneladas necesarias. La organización verificadora, sin embargo, ha sido cuestionada por su aprobación de créditos de baja calidad.
La verificadora GCC fue creada en 2016 por la Organización del Golfo para la Investigación y Desarrollo (Gord, en inglés) exclusivamente para el Mundial 2022 de Qatar. Este es el primer mercado voluntario de carbono en el Medio Oriente.
El problema es que la GORD es precisamente la encargada de la carbono neutralidad de la Copa Mundial de Fútbol. Dufresne aseguró que el GCC y la Gord no tienen suficiente independencia entre sí para realizar un escrutinio profundo.
De hecho, el presidente tanto de la Gord como de la GCC es Yousef Mohammed Alhorr, ingeniero catarí con trayectoria en proyectos de sostenibilidad. “Hay un obvio conflicto de intereses. Hay incentivos para tener reglas menos ambiciosas”, señaló Dufresne.
Por su parte, el Comité Supremo defendió la integridad del GCC y aseguró que “la emisión de créditos de carbono, a través del proceso GCC, sigue unos requisitos estrictos, con documentos y manuales metodológicos detallados y disponibles en su página web”.
Actualmente, la verificadora de créditos de carbono cuenta con 510 proyectos en fila esperando aprobación. La abundante mayoría son de energías renovables y algunos incluso son a gran escala, lo cual aumenta todavía más la rentabilidad del proyecto, detalló Dufresne.
“Hay un riesgo de que van a seguir comprando créditos de muy baja calidad, que básicamente harán poca diferencia para el clima”, continuó.
Este artículo es parte de la Comunidad Planeta, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América latina, del que IPS forma parte.
RV: EG