KAMPALA – La búsqueda de la diversificación energética ha tomado un ritmo acelerado en el mundo, como parte del objetivo de avanzar en una transición energética que independice su generación de los combustibles fósiles y se descarbonice así el desarrollo de los países. En ese marco, la energía nuclear está de nuevo en el debate, en el mundo y también en África.
A diferencia de lo que ocurría en el pasado, cuando algunos países se mostraban escépticos o descartaban rotundamente la energía nuclear en el debate para alcanzar el carbono neutralidad, esta está ahora de nuevo sobre la mesa como una de las alternativas a la energía fósil en la 27 Conferencia de las Partes (COP27) sobre Cambio Climático, que se celebra en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, entre el 6 y el 18 de este mes.
La vuelta a la energía nuclear cuenta esta vez con el respaldo de la Unión Europea (UE) y de algunas de las economías avanzadas que han cambiado su postura antinuclear, mayoritaria durante la cumbre precedente, la COP26, realizada hace un año en la ciudad escocesa de Glasgow.
Parte de ese cambio se produjo por los impactos de la crisis de suministro energético con que se encuentra la UE y otros países tras la invasión de Ucrania por Rusia, en febrero, que desnudó su ahora indeseada dependencia respecto al petróleo y el gas rusos y generó nuevas reflexiones internas sobre el papel de la energía nuclear como alternativa a esa dependencia.
En junio, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó el informe “La energía nuclear y las transiciones energéticas seguras”, en el que se observa un creciente apetito por la energía nuclear.
«Ha habido un buen progreso desde 2019 cuando hicimos nuestro primer informe. Ahora 10 % de la capacidad nuclear en el mundo ha recibido extensiones de vida útil. El mensaje principal es que la energía nuclear está lista para regresar», dijo entonces Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE.
Según la AIE, a finales de 2021 había en el mundo 439 reactores nucleares en funcionamiento en 32 países, con una capacidad combinada de 413 gigavatios (GW). De esa capacidad, alrededor de 270 GW se ubicaban en economías avanzadas.
África y la energía nuclear
Sudáfrica es la única nación africana con una central nuclear operativa de 1,86 GW, entre aquellas que cuentan con recursos de uranio.
Además de Sudáfrica, Egipto, el anfitrión de la COP27, inició la construcción de cuatro reactores de 1200 megavatios eléctricos (MVe), como parte de su objetivo de proporcionar electricidad constante a su población durante las próximas décadas.
Los estudios han revelado que los combustibles fósiles y la energía hidroeléctrica dominan la combinación de generación de energía en África. Las fuentes renovables, como la solar y la eólica, solo aportan 1,6 % de la energía en el continente.
Se prevé que la demanda de energía en África crezca en 80 % de aquí a 2040. Es decir, 3,5 % anual, más rápido que la media mundial prevista, de 1,3 %. Por ello, varios países africanos han manifestado su interés por la energía nuclear.
Según los estudios de un investigador ghanés Simon Adu, varios países africanos cuentan con importantes depósitos de uranio, pero no se han incorporado a su matriz energética, por lo complejo de su desarrollo, la peligrosidad de sus centrales y otros problemas como sus muy elevados costos.
«Por ejemplo, Namibia representa alrededor de 7 % de las reservas de uranio del mundo. Lamentablemente, el acceso africano a la electricidad es el más bajo del mundo, según el Banco Mundial, y las infraestructuras en muchas partes del continente son escasas», señala Adu.
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Al término de la COP26 de Glasgow, 17 países africanos manifestaron su interés por la energía nuclear. Entre ellos están Tanzania, Ghana, Kenia, Egipto, Nigeria, Níger, Marruecos, Sudán, Uganda y Ruanda.
Este mes, el gobierno de Uganda anunció que seguía adelante con su plan de construir una central nuclear de 2000 MW que entraría en funcionamiento en 2031. Un equipo de expertos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) acababa de dar el visto bueno a este país de África oriental para pasar a la siguiente fase de utilización de la energía nuclear con fines pacíficos.
El OIEA lleva a cabo una Revisión Integrada de la Infraestructura Nuclear (INIR) de los Estados miembros para garantizar el establecimiento seguro de las centrales nucleares. La última misión a Uganda tuvo lugar en mayo de este año.
«A medida que Uganda se prepara para introducir la energía nuclear con el fin de satisfacer la creciente demanda de electricidad, es importante que el gobierno siga apoyando el desarrollo de la infraestructura necesaria para un programa de energía nuclear seguro y pacífico», dijo en Kampala, la capital ugandesa, Mehmet Ceyhan, quien dirigió la misión del OIEA al país.
Se han realizado misiones similares en Ghana, Kenia, Egipto, Nigeria, Níger, Marruecos, Sudán, Sudáfrica y Ruanda.
Tras la autorización del OIEA, la secretaria permanente del Ministerio de Energía y Minerales de Uganda, Irene Batebe, dijo a IPS que la energía nuclear sería parte del esfuerzo del país para cumplir con sus ambiciones de carbono neutralidad, vale decir, que sus emisiones de gases de efecto invernadero, los responsables del recalentamiento del planeta, sean igual o inferiores a las que retira de la atmósfera.
«La energía nuclear es una opción muy limpia, siempre que se gestionen bien los residuos», dijo.
Batebe observó que la energía nuclear sigue siendo un área de inversión muy sensible, especialmente en África, dada la naturaleza radiactiva del uranio y los consiguientes combustibles que se derivan de él.
«Normalmente, la pregunta es si el país tiene un marco legal y reglamentario sólido. Dado el riesgo de proliferación nuclear. Es importante destacar que somos miembros del OIEA. Por tanto, estamos regulados a nivel mundial», dijo
La alta funcionaria ugandesa remarcó que «a partir de nuestra viabilidad, hemos decidido que podemos poner en marcha 2000 MW de energía nuclear para 2031”. “Se puede pensar que esto es ambicioso, pero trabajando con el OIEA, todavía estamos en curso para ese objetivo», añadió.
En la mayor parte de África, cuando la gente oye hablar por primera vez de la energía nuclear, piensa en los accidentes que han ocurrido, como Chernóbil y Fukushima, y luego en las armas nucleares.
Átomos para África
Otros han observado que África no puede permitirse el coste de instalar reactores nucleares. Uganda, por ejemplo, necesita 9000 millones de dólares para la central de 2000 MW que se ubicará a orillas del lago Victoria.
Un experto ugandés en conversión de energía electroquímica, Justus Masa, dijo a IPS que, en lugar de gastar 9000 millones de dólares en energía nuclear, Uganda debería invertir en energía solar y geotérmica.
«Alemania tiene una capacidad solar instalada de 50 000 MW. Solo tiene unos seis meses de sol al año. Durante el verano, pueden recurrir a 100 % a las energías renovables. Mirando el precio de la energía solar. Veo que la energía solar tiene un enorme potencial para nosotros en África. Veo que la energía solar es más barata que la nuclear», observó Masa, también científico principal del Instituto Max Plank de Energía Química, con sede en Alemania.
Sin embargo, el director ejecutivo de la Institución para el Desarrollo de los Minerales en África (Madi, en inglés), Frank Dixon Mugyenyi, dijo a IPS que, si bien la energía solar y la geotérmica son viables en el caso de Uganda, la nuclear debería formar parte del mix de generación energética en Uganda y en África.
«Cuando uno mira a Ucrania, hasta 2021, 55,5 % de su electricidad era producida por la nuclear. Tienen cuatro plantas nucleares. No creo que en África debamos rehuir por las sensibilidades que hay en torno a ella», dijo Mugyenyi, antiguo coordinador del Centro de Desarrollo de Minerales de África (AMDC)
Según Mugyenyi, los países ricos aprovecharán los debates de la COP27 en Sharm el Sheij para dar prioridad a su seguridad energética, incluyendo la fuente nuclear. Por ello, sugiere que la posición africana debería exigir paquetes que incluyan la energía nuclear para la seguridad energética.
«Una de las grandes cuestiones cuando se habla de energía nuclear y tecnología nuclear es la superestructura de gobernanza, porque es fundamental. Sabemos que, desde el punto de vista energético, la energía nuclear no es un combustible fósil. Y lo necesitamos. Pero la capacidad de mantenerla segura y la forma de gobernarla es crucial», argumentó Mugyenyi
Mientras se desarrolla la COP27, el contraste es que, a raíz de la guerra en Ucrania, la cuestión de la seguridad energética en Europa y el cambio climático están haciendo que la energía nuclear vuelva a estar en la agenda.
«Hemos visto políticas en muchos países y regiones. Por ejemplo, en junio, el Parlamento Europeo legisló para incluir la energía nuclear en la taxonomía de las tecnologías sostenibles», dijo Adnan Shihab Eldin, investigador visitante del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford.
«Muchos ministros europeos escribieron y dijeron que para mantener el rumbo de la descarbonización, necesitamos un cambio de enfoque respecto a la energía nuclear», dijo Shihab Eldin a IPS.
Para el especialista, «incluso países que todavía tienen una fuerte oposición a la energía nuclear, como Alemania, anunciaron a regañadientes que los últimos tres reactores de potencia seguirán funcionando».
Países como Bélgica habían tomado la decisión de abandonar la energía nuclear, pero en su lugar decidieron prolongar la vida útil de sus centrales nucleares en funcionamiento durante 10 años.
El Reino Unido dijo que tendrá ocho nuevos reactores de energía nuclear para 2030 y en el caso de Francia, el país que más apuesta por esta energía, se habla ahora de construir de seis a ocho nuevos reactores, cuando antes se planeaba el cierre de 14.
Cambio climático y energía nuclear
El informe 2022 de la OIEA observó que, en las últimas cinco décadas, la energía nuclear ha evitado acumulativamente la emisión de unas 70 gigatoneladas (GT) de dióxido de carbono (CO2), el equivalente a las emisiones de todo el sector energético mundial en el 2015-2019.
Cada año, la nuclear evita la emisión de una GT de CO2, aseguró.
Rafael Mariano Grossi, director general del OIEA, dijo que los países, las organizaciones internacionales, los expertos científicos y otros miembros de la sociedad civil son más inequívocos que nunca sobre el papel clave que debe desempeñar la energía nuclear en la respuesta al cambio climático.
«Y el nivel de aceptación y defensa del público sigue aumentando. La energía nuclear tiene ahora un asiento firme en la mesa, donde volverá a estar representada por el OIEA en la COP27 de Egipto en 2022», dijo
Por otra parte, el documento de la Sociedad Nuclear Europea (ENS, en inglés) para la COP27, instó a los negociadores y responsables políticos de las 196 Partes de la Conferencia a adoptar un enfoque científico y tecnológicamente neutro de la política energética.
También pidió una financiación que pueda promover la colaboración sostenible entre la energía nuclear y otras energías renovables.
Afirma que el carbono neutralidad necesita la energía nuclear porque esta puede promover beneficios socioeconómicos globales y puede alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, que deben cumplirse para 2030.
T: MF / ED: EG