El consumo de tabaco crece en África e impulsa su contrabando

El contrabando de cigarrillos en el sur de África se ha transformado en un gran negocio y trae como consecuencia el incremento del consumo de tabaco entre adolescentes y jóvenes, en especial de mujeres, según alertan con preocupación los investigadores. Foto: Ignacio Banda / IPS

BULAWAYO, Zimbabue –  El contrabando de cigarrillos se ha convertido en una de las empresas más lucrativas entre Zimbabue y su vecino Sudáfrica, y en los últimos años las autoridades fronterizas han confiscado partidas por millones de dólares de cigarrillos comerciados ilegalmente.

En mayo, la policía sudafricana confiscó cigarrillos por valor de unos 105 000 dólares a contrabandistas zimbabuenses que llevan años aprovechando los porosos controles fronterizos entre los dos países del sur de África.

En noviembre de 2021, se detuvo a otro zimbabuense cuando intentaba introducir cigarrillos por valor de 1,85 millones de dólares en Sudáfrica, donde existe un mercado tabaquero en expansión.

Al mes siguiente, otro zimbabuense fue sorprendido cuando intentaba introducir en Sudáfrica cigarrillos por valor de 160 300 dólares. La escalada del movimiento de contrabando pone de manifiesto la complejidad no sólo de los controles fronterizos, sino de cómo los cigarrillos y el tabaco están demostrando ser el nuevo oro para los sindicatos criminales.

A medida que crece el grupo de presión antitabaco en todo el mundo, en medio de la preocupación por las continuas muertes relacionadas con el tabaquismo, los investigadores están centrando la atención en el consumo de tabaco y en su repercusión en la salud pública y en las economías nacionales.

En un nuevo informe de la estadounidense Universidad de Chicago, los investigadores que han creado un Atlas del Tabaco tras estudiar 63 países afirman que los fumadores mundiales superan ya los 1100 millones de personas.

Aunque, según los investigadores, la prevalencia del tabaquismo en el mundo está disminuyendo, de 22,6 % en 2007 a 19,6 % en 2019, África y otras partes del mundo en desarrollo están registrando un aumento del consumo de tabaco, según el informe.

Los resultados probablemente preocuparán a los gobiernos africanos, donde los servicios de salud pública ya tienen dificultades. Los investigadores del Atlas del Tabaco plantean su preocupación por las enfermedades y muertes relacionadas con el tabaco en los países en desarrollo.

Los investigadores del Atlas del Tabaco predicen que las enfermedades relacionadas con el tabaco aumentarán en los próximos años en los países con un bajo índice de desarrollo humano.

“En algunos países africanos se está produciendo un aumento del consumo de tabaco en adultos y jóvenes. Lo que hemos visto en África es el descenso más lento de la prevalencia del tabaquismo de todas las regiones”, dijo a IPS el profesor de salud pública Jeffrey Dope, autor principal del Atlas del Tabaco.

Durante la presentación virtual del mapa a comienzos de junio, Dope analizó que “la industria del tabaco es consciente de ello. Están trabajando muy duro para convencer a los gobiernos de que el tabaco es muy importante para la economía. Por desgracia, están teniendo cierto éxito”.

Otras conclusiones señalan que fuman más mujeres adolescentes y jóvenes que varones de ese grupo etario, y que la omnipresencia de los llamados influenciadores en las redes sociales es un factor que impulsa esta tendencia.

Según los investigadores, el progreso mundial se ve amenazado por el aumento de las tasas de tabaquismo entre los niños de 13 a 15 años en muchos países y por las tácticas de la industria tabacalera, como la de dirigirse a los países pobres con entornos normativos débiles.

“Hay países en los que las adolescentes fuman más que los adolescentes varones y las mujeres adultas, lo que está ocurriendo en diferentes partes del mundo”, dijo Violeta Vulovic, economista principal del Instituto de Investigación y Política Sanitaria de la Universidad de Chicago.

Añadió que “la industria tabacalera comercializa agresivamente a los niños, especialmente a través de los productos de sabor. Y a través de los medios de comunicación social, especialmente los influencers (personas influenciadoras), la industria entiende claramente que el efecto entre iguales es quizás la forma más eficaz de conseguir que los niños prueben el tabaco”.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el tabaco causa más de ocho millones de muertes al año en el mundo. Más de siete millones de esas muertes se deben al consumo directo de tabaco, mientras que alrededor de 1,2 millones son el resultado de la exposición de los no fumadores al humo ajeno.

Según los investigadores, la pandemia de covid-19 no ha hecho más que añadirse a los retos sanitarios mundiales, lo que en la práctica ha relegado el tema del tabaco a un segundo plano.

“A raíz de la covid-19, los países están dando prioridad a la salud pública e invirtiendo en estrategias para apoyar la salud y el crecimiento económico”, dijo Nandita Murukutla, una de las colaboradoras de la investigación del Atlas del Tabaco.

A su juicio, “para los países que quieren recuperarse, el control del tabaco debe ser una prioridad en su agenda”.

Sin embargo, dado que los países africanos siguen dependiendo del tabaco para obtener ingresos en divisas, no es probable que las conclusiones del Atlas del Tabaco persuadan a los gobiernos a frenar la producción de lo que en todo el continente se ha llamado el oro verde.

Una forma de hacer frente al aumento del tabaquismo, según los investigadores de la Universidad de Chicago, es aumentar los impuestos sobre el tabaco.

“Esto es para que los niños no puedan permitirse fumar. Sabemos por décadas de investigación que los jóvenes son muy sensibles al precio”, dijo Vulovic.

Los investigadores afirman que esto ha funcionado en algunos países africanos para frenar el comercio ilícito de cigarrillos.

“Los países deberían mirar a Kenia como ejemplo de un país que mantiene sus impuestos sobre el tabaco elevados y controla su cadena de suministro – de poco comercio ilícito – con éxito”, dijo Dope a IPS, por su parte.

Subrayó que con modestas inversiones en la administración fiscal,  en Kenia han cosechado enormes recompensas en términos de aumento de los ingresos fiscales, que luego reasignan a programas sociales como la salud y la educación, entre otros.

T: MF / ED: EG

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