WASHINGTON – Los avances mundiales para reducir la quema de gas asociada a la producción de petróleo se redujeron en la última década y esa práctica antieconómica y contaminante se mantiene elevada, mostró este jueves 5 un informe del Banco Mundial.
Para mitigar el cambio climático, una amenaza a la salud del planeta, “es fundamental poner fin a la contaminación y a la práctica antieconómica de quemar gas”, dijo Demetrios Papathanasiou, director de la Práctica Global de Energía e Industrias Extractivas del Banco Mundial.
Entendiendo el cambio climático como “uno de los desafíos de desarrollo decisivos de nuestra época”, Papathanasiou consideró igualmente fundamental “descarbonizar la producción de petróleo y gas, acelerando al mismo tiempo la transición hacia una energía más limpia” en el planeta.
Durante décadas, la industria petrolera ha ejercido en todas las regiones productoras la práctica de quemar el gas que llega a la superficie junto con el crudo, con el doble efecto nocivo de contaminar la atmósfera y desperdiciar un recurso valioso.
Esa práctica generó la emisión de casi 400 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO2), según el informe de la Asociación Mundial para la Reducción de la Quema de Gas (GGFR en inglés) del Banco Mundial.
Junto con 361 millones de toneladas de CO2 se liberaron a la atmósfera 39 millones de toneladas equivalentes en forma de metano y carbono negro (hollín), “lo que contribuye significativamente al calentamiento global”, recordó la GGFR.
“Para mitigar el cambio climático, es fundamental poner fin a la contaminación y a la práctica antieconómica de quemar gas, así como descarbonizar la producción de petróleo y gas, acelerando al mismo tiempo la transición hacia una energía más limpia”: Demetrios Papathanasiou.
Diez países productores de petróleo representaron 75 % de todo el fluido quemado, y siete de ellos (Rusia, Iraq, Irán, Estados Unidos, Venezuela, Argelia y Nigeria) han ocupado los primeros siete lugares de manera constante en los últimos 10 años.
El volumen de las llamaradas generado en esas quemas se calculó el año pasado en 144 millones de metros cúbicos (un metro cúbico representa la emisión de 2,8 kilos de CO2).
El desperdicio económico se estimó en 16 460 millones de dólares, promediando el gas al precio de 2,50 dólares el millón de BTU (unidades térmicas británicas).
La tabla de gas quemado la encabeza Rusia, con 25,4 millones de metros cúbicos, seguida de Irán e Iraq con 17,8 millones cada uno, Estados Unidos con 8,8 millones, Venezuela y Argelia con 8,16 millones, Nigeria, México y Libia con más de 6,5 millones cada uno, y China con 2,5 millones de metros cúbicos.
La GGFR destaca que la quema de gas es consecuencia de restricciones económicas y del mercado, y de la falta de una reglamentación adecuada y de voluntad política para contener ese contaminante desperdicio.
Aunque en 2021, en medio de la pandemia mundial, los avances fueron decepcionantes, “en varios países surgieron algunas tendencias alentadoras en cuanto a la reducción de la quema de gas”, según la asociación.
Estados Unidos es el único de los 10 principales países que queman gas que, en la última década, ha logrado reducir los volúmenes de quema y aumentar al mismo tiempo la producción petrolera, disminuyendo la intensidad (volumen de gas quemado por barril de crudo producido) en 46 %.
Colombia redujo la quema de gas, de un millón de metros cúbicos en 2012 a 0,3 millones de unidades en 2021, gracias al uso de gas nacional y a firmes regulaciones que prohíben desperdiciar el fluido.
Kazajistán ha conseguido la mayor merma en la quema entre todos los países en los últimos 10 años, con una reducción de la quema absoluta, al pasar de cuatro millones de metros cúbicos en 2012 a 1,5 millones de unidades en 2021.
La fórmula kazaja también combinó una estricta aplicación de las regulaciones con un mercado local que incentiva la recuperación del gas relacionado.
“Muchos países productores de petróleo ya aplican políticas para reducir la quema y venteo de gas, pero no todas las estrategias han demostrado ser efectivas”, manifestó Zubin Bamji, gerente de programa de la GGFR, y agregó la aspiración de ayudar a los países a elaborar las políticas pertinentes que sean más adecuadas.
A-E/HM