Es pobre el acceso a equipos para personas con discapacidad

Hombres en sillas de ruedas practican baloncesto. Productos como esas sillas, audífonos e implementos y aplicaciones para mejorar la comunicación y cognición de personas mayores o con discapacidades son de difícil acceso en los países pobres. Foto: David Constantine/OMS

NACIONES UNIDAS – Más de 2500 millones de personas con discapacidades necesitan uno o más productos de asistencia, pero unos 1000 millones no pueden acceder a esos equipos, señaló este lunes 16 un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Se trata de productos como sillas de ruedas, audífonos o aplicaciones que ayudan a la comunicación y la cognición, y “negar a las personas el acceso a estas herramientas que cambian la vida no solo es una violación de los derechos humanos, sino falta de visión económica”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.

La imposibilidad de acceder a esos recursos afecta sobre todo a los pobres en los países de bajos y medianos ingresos, donde el acceso puede ser tan bajo como de apenas tres por ciento de las personas que los necesitan.

Los productos de apoyo son un medio para participar en la vida comunitaria y en la sociedad en condiciones de igualdad. Sin ellos, las personas discapacitadas sufren exclusión, corren riesgo de aislamiento, viven en la pobreza, y pueden caer en situación de hambre y verse obligadas a ser más dependientes, según el informe.

El documento estima que con el envejecimiento de la población y el avance de las enfermedades crónicas en el mundo, el número de personas que requerirá uno o más productos de asistencia aumentará a 3500 millones para 2050.

Por su parte, Unicef calcula que ese déficit alcanza, en todo el mundo, a unos 240 millones de niños que tienen discapacidades.

“Negar a los niños el derecho a los productos que necesitan para prosperar no solo los perjudica individualmente, sino que priva a las familias y a sus comunidades de todo lo que podrían contribuir si se satisficieran sus necesidades”, afirmó la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.

Insistió en que “sin acceso a la tecnología de asistencia, los niños con discapacidades seguirán perdiendo su educación, quedando en mayor riesgo de trabajo infantil y sujetos al estigma y la discriminación, lo que socavará su confianza y bienestar”

Tedros llamó a los gobiernos, la industria, los donantes y la sociedad civil a financiar y priorizar el acceso a la tecnología de asistencia y a “brindarle a todos la oportunidad de alcanzar su potencial”.

El informe indica que el impacto positivo de los productos de asistencia va más allá de mejorar la salud, el bienestar, la participación y la inclusión de los usuarios individuales, puesto que las familias y las sociedades también se benefician.

Sostiene que ampliar el acceso a productos de asistencia asequibles, seguros y de calidad reduce los costos de salud y bienestar, como las hospitalizaciones recurrentes o las prestaciones financieras estatales, en tanto promueve una fuerza laboral más productiva, al estimular indirectamente el crecimiento económico.

Sin embargo, en un análisis de 35 países, las dos agencias de la ONU hallaron una gran brecha en el acceso a los productos de asistencia y recalcaron que esa brecha es notable entre las naciones de bajos y altos ingresos.

Según ese estudio, el acceso a la tecnología de asistencia varía de tres por ciento en las economías más pobres, a 90 % en las ricas.

El alto precio de esos productos es, generalmente, el principal obstáculo para disfrutarlos. Los datos indicaron que dos terceras partes de las personas que los usan han pagado por ellos o han recibido ayuda financiera de sus familiares y amigos para adquirirlos.

Un sondeo en 70 países encontró grandes carencias en la prestación de servicios y el personal capacitado en tecnología de asistencia, particularmente en las esferas cognitivas, de comunicación y de autocuidado.

Además, las encuestas hechas anteriormente por la OMS habían resaltado ausencia de conciencia y los precios inasequibles, al igual que la falta de servicios, calidad, variedad y cantidad adecuada de los productos de asistencia.

Entre las recomendaciones del informe está mejorar el acceso dentro de los sistemas de educación, salud y atención social, y garantizar la disponibilidad, seguridad, eficacia y asequibilidad de los productos de apoyo.

Agrega ampliar, diversificar y mejorar la capacidad del personal que lidie con esas tecnologías, e involucrar a los usuarios de tecnología de asistencia y sus familias.

Otras recomendaciones son aumentar la conciencia pública y combatir el estigma, invertir en políticas basadas en datos y evidencia, en investigación e innovación, incluir tecnología de asistencia en las respuestas humanitarias, y cooperación internacional que apoye los esfuerzos nacionales.

A-E/HM

 

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