Consumo excesivo en países ricos destruye el ambiente de los niños

Un niño pasa junto a un quemadero de basura al aire libre en Nigeria. En muchos países del Sur en desarrollo, la contaminación que daña el ambiente y la salud de los niños está asociada al excesivo consumo de recursos en países industrializados del Norte. Foto: Tanya Bindra/Unicef

FLORENCIA, Italia – La mayoría de los países ricos están creando condiciones insalubres, peligrosas y nocivas para los niños y niñas de todo el mundo, según la “boleta de calificaciones” (Report Card) publicada este martes 24 por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Esos países “no solo no están proporcionando entornos saludables para los niños dentro de sus fronteras, sino que también están contribuyendo a la destrucción de los entornos de la infancia en otras partes del mundo”, dijo Gunilla Olsson, directora de la Oficina de Investigación Innocenti, de Unicef, en esta ciudad.

La investigación compara la situación de 39 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, con mayoría de economías industrializadas), y de la Unión Europea (UE), en relación con la creación de entornos saludables para la infancia.

El informe de Innocenti, titulado “Lugares y Espacios”, presenta indicadores sobre la exposición a contaminantes nocivos, como el aire tóxico, los plaguicidas, la humedad y el plomo, y el acceso a la luz, los espacios verdes y las carreteras seguras.

Asimismo examina la contribución de los países a la crisis climática, el consumo de recursos y el vertido de residuos electrónicos.

El estudio sostiene que si todos los habitantes del mundo consumieran recursos al ritmo de los países de la OCDE y la UE, se necesitaría el equivalente a 3,3 planetas terrestres para mantener los niveles de consumo.

Si todo el mundo consumiera recursos al ritmo que lo hacen los habitantes de Canadá, Estados Unidos y Luxemburgo, se necesitarían al menos cinco planetas.

“La mayoría de los países ricos no solo no están proporcionando entornos saludables para los niños dentro de sus fronteras, sino que también están contribuyendo a la destrucción de los entornos de la infancia en otras partes del mundo”: Gunilla Olsson.

En algunos de los países más ricos, como Australia, Bélgica, Canadá y Estados Unidos, el impacto sobre el medio ambiente mundial es grave y está generalizado, si se tienen en cuenta las emisiones de dióxido de carbono (CO2), los residuos electrónicos y el consumo general de recursos per cápita.

Esos cuatro países ocupan también una posición inferior en la creación de entornos saludables para los niños dentro de sus fronteras. Por el contrario, los países menos ricos de la OCDE y la UE en América Latina y Europa tienen un impacto mucho menor sobre el medio ambiente mundial en general.

El ritmo de consumo de recursos actualmente en Colombia requeriría la existencia de 1,2 planetas, de 1,6 en Costa Rica y México, de 2,1 en Rumania, 2,5 en España, 2,7 en Chile, 2,8 en Portugal, 2,9 en Alemania, Francia y Japón, y más de cuatro planetas para satisfacer a Bélgica y Dinamarca.

“En algunos casos, vemos que los países proporcionan entornos relativamente saludables para los niños dentro de sus fronteras, mientras que son los principales responsables de la contaminación que está destruyendo los entornos de los niños en el extranjero”, deploró Olsson.

Finlandia, Islandia y Noruega se sitúan en el tercio superior en la provisión de un medio ambiente saludable para sus niños y niñas, pero se encuentran en el tercio inferior del mundo en general en materia de contaminación, con altos índices de emisiones, residuos electrónicos y consumo.

En Islandia, Letonia, Portugal y Reino Unido, uno de cada cinco niños está expuesto a la humedad y el moho en su casa, mientras que en Chipre, Hungría y Turquía están expuestos más de uno de cada cuatro niños.

En este grupo de países (OCDE-UE), más de 20 millones de niños presentan en la sangre niveles elevados de plomo, una de las sustancias tóxicas ambientales más peligrosas.

Muchos niños respiran aire tóxico tanto fuera como dentro de sus casas. México es uno de los países con mayor número de años de vida saludable perdidos a causa de la contaminación atmosférica, con 3,7 años por cada 1000 niños, mientras que en Finlandia y Japón se registran los datos más bajos, con 0,2 años.

En Bélgica, Israel, Países Bajos, Polonia, República Checa y Suiza, más de uno de cada 12 niños están expuestos a una elevada contaminación por plaguicidas, relacionada con el cáncer, y puede dañar los sistemas nervioso, cardiovascular, digestivo, reproductivo, endocrino, sanguíneo e inmunológico de los niños.

Unicef recomienda que los gobiernos, en los niveles nacional, regional y local, lideren la mejora del entorno de la infancia, reduciendo los residuos y la contaminación del aire y del agua, y garantizando una alta calidad de las viviendas y los barrios.

Los gobiernos y las empresas “deben tomar medidas efectivas ahora para cumplir los compromisos que han asumido de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050”, destacó el documento.

“Los responsables de la toma de decisiones a todos los niveles, desde los progenitores hasta los políticos, deben escuchar las perspectivas de los niños y tenerlas en cuenta a la hora de diseñar políticas que van a afectar considerablemente a las generaciones futuras”, agregó el informe.

Recordó al respecto que, mientras son ahora los que menos pueden influir en el curso de los acontecimientos, son los niños y niñas quienes se enfrentarán durante más tiempo a los actuales problemas ambientales.

A-E/HM

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