Unos 73 millones de niños están en riesgo de contraer sarampión

Una niña espera que la vacunen durante la campaña de vacunación contra el sarampión y la poliomielitis en Somalia, en el Cuerno de África. Esas campañas se han resentido por las interrupciones en los servicios de salud debido a la pandemia covid-19 y a la persistencia de conflictos armados en la región. Foto: Ismail Taxta/OMS

GINEBRA – Los casos de sarampión en el mundo aumentaron 79 % en los dos primeros meses de 2022 en comparación con el mismo período de 2021, y hasta 73 millones de niños están en riesgo de contraer la enfermedad por falta de vacunación, advirtieron dos agencias del sistema de Naciones Unidas.

El sarampión “es más que una enfermedad peligrosa y potencialmente mortal. También es un primer indicio de que existen lagunas en nuestra cobertura mundial de la inmunización”, expresó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

Según Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS), basada en esta ciudad suiza, actualmente “se dan las condiciones propicias” para la aparición de brotes de sarampión y otras enfermedades prevenibles con la inmunización.

Esas agencias recibieron reportes de 17 338 casos de sarampión en enero y febrero de 2022,  frente a los 9665 de los dos primeros meses de 2021.

La recaída se produjo principalmente por tres factores: las alteraciones en los servicios de salud causadas por la pandemia covid-19, el aumento de las desigualdades en el acceso a las vacunas, y el desvío de recursos.

La pandemia “interrumpió los servicios de inmunización, los sistemas de salud se vieron desbordados y ahora asistimos a un rebrote de enfermedades mortales como el sarampión. Las repercusiones de estas interrupciones se dejarán sentir durante décadas”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Otros factores que también contribuirían a un posible brote de enfermedades prevenibles mediante vacunación son el desplazamiento de millones de personas por conflictos y crisis -como los de Ucrania, Etiopía, Somalia y Afganistán-, la falta de agua potable y saneamiento, y el hacinamiento.

Sin embargo, el problema con la vacunación infantil de algunos países no empezó el año pasado, pues en 2020 unos 23 millones de niños no recibieron las pautas de vacunación básicas, la cifra más alta desde 2009 y superior, en 3,7 millones, a la registrada en 2019.

Las dos agencias informaron que entre el mes de abril actual y el del año pasado se han producido 21 grandes brotes de sarampión en todo el mundo. La mayoría de los casos se registraron en África y la región del Mediterráneo oriental.

Los países con los mayores brotes de sarampión desde el año pasado son Somalia, Yemen, Nigeria, Afganistán y Etiopía. La insuficiente cobertura de la vacuna es la principal razón de los brotes, dondequiera que se produzcan.

A comienzos de abril aún seguían aplazadas 57 campañas de vacunación contra enfermedades prevenibles que estaban previstas desde el inicio de la pandemia, que afecta a unos 203 millones de personas, la mayoría de ellos niños.

Entre las operaciones aplazadas, 19 corresponden a campañas contra el sarampión, lo que deja a 73 millones de niños en peligro de contraer la enfermedad, ya que no pueden vacunarse.

A modo de ejemplo, la campaña ucraniana de vacunación del sarampión de 2019 se interrumpió por la covid y, recientemente, debido a la guerra.

Las campañas de rutina y de recuperación son necesarias siempre que sea posible el acceso para ayudar a garantizar que no se repitan brotes como los sucedidos entre 2017 y 2019, cuando en Ucrania hubo más de 115 000 casos de sarampión y 41 muertes, lo que supuso la mayor incidencia de Europa.

Las agencias recordaron que una cobertura equivalente o superior a 95 % con dos dosis de la vacuna puede proteger a los niños contra esta enfermedad.

Tedros insistió en que “ha llegado el momento de retomar la vacunación esencial y lanzar campañas de reactivación para que todas las personas puedan acceder a estas vacunas vitales”.

Las recomendaciones de OMS y Unicef incluyen ayudar a los trabajadores sanitarios y a los líderes comunitarios a comunicarse con los cuidadores para explicarles la importancia de las vacunas, y rectificar las lagunas en la cobertura de inmunización.

Asimismo, garantizar que la administración de la vacuna contra la covid se financie de forma independiente y se integre correctamente en la planificación general de los servicios de inmunización, para que no se lleve a cabo a costa de los servicios de vacunación infantil o de otro tipo.

A-E/HM

 

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