Mujeres y niños ucranianos, especialmente vulnerables a tráfico de personas

Una niña busca juguetes entre los regalos dejados a los refugiados que huyen de una Ucrania devastada por la guerra, en un punto de acogida en Eslovaquia, uno de los países fronterizos con la nación agredida. Las mujeres y los niños constituyen la abrumadora mayoría de los ucranianos que huyen, por lo que los grupos de derechos humanos manifiestan su alarma porque caigan víctimas del tráfico, la trata y la violencia sexual. Foto: Ed Holt/IPS

BRATISLAVA –  Los Estados deben hacer más para proteger a las mujeres y los niños que huyen de la guerra en Ucrania, han instado los grupos de derechos, en medio de la creciente preocupación de que están siendo presa del tráfico, la trata y la violencia sexual.

Hasta este miércoles 30 y desde la invasión de Rusia al país el 24 de febrero,  la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) estima que ya se superó la barrera de las cuatro millones de personas que huyeron del país, mientras que otros 6,5 millones se han desplazado internamente.

Eso supone que al menos 11 millones de personas, una cuarta parte de la población ucraniana, ha dejado sus hogares desde el comienzo de la guerra en su país.

Las organizaciones humanitarias locales e internacionales han advertido que estas personas, en su inmensa mayoría mujeres y niños, son vulnerables a la trata de personas y a la violencia de género dentro y fuera del país, ya que realizan viajes a menudo largos y peligrosos en un intento desesperado de ponerse a salvo.

“Dondequiera que la gente tenga que huir de sus hogares, habrá vulnerabilidades [para los que huyen]. Los riesgos son enormes en cualquier situación de este tipo. Estamos muy preocupados por los informes sobre tráfico de personas y violencia sexual”, dijo a IPS la portavoz de Acnur, Shabia Mantoo.

La crisis de refugiados de Ucrania, calificada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la mayor desde la Segunda Guerra Mundial, ha visto cómo millones de personas huyen a los países fronterizos: Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Moldavia, y también a Bielorrusia, aliado de Moscú, y el agresor Rusia con los que también comparten frontera.

Aunque se ha producido una respuesta humanitaria masiva en esos países y en Europa y en otros países, gran parte de la ayuda que se ha prestado a los refugiados ha sido organizada ad hoc por grupos de ayuda y voluntarios individuales.

Las organizaciones y los voluntarios que trabajan con los refugiados en los pasos fronterizos y puntos de tránsito han advertido que la falta de organización oficial ha dejado a los que llegan en grave riesgo de explotación.

Nico Delvino, investigador de Amnistía Internacional que ha estado supervisando la situación en los pasos fronterizos de Polonia con Ucrania, dijo a IPS: “El sistema (de acogida de refugiados) los expone a riesgos, no solo de tráfico y violencia sexual, sino de otros comportamientos depredadores”.

“Las muestras de solidaridad de los voluntarios han sido conmovedoras, pero no han sido igualadas por la organización estatal. La coordinación es escasa o nula, falta gestión en las fronteras. Cualquiera puede presentarse, ponerse un chaleco y decir que es voluntario. No hay controles de los voluntarios. Es una situación caótica y peligrosa”, añadió.

Ya ha habido informes sobre casos de tráfico, trata y violencia sexual contra los refugiados.

Los voluntarios y los grupos de ayuda que hablaron con IPS dijeron que habían oído hablar de mujeres que habían sido violadas, atacadas, solicitadas por hombres o abordadas en lo que parecían ser intentos de delincuentes para traficar con ellas.

La Interpol ha desplegado agentes para ayudar a investigar el presunto tráfico de personas en Moldavia, a donde han huido 376 000 refugiados desde el comienzo de la guerra, mientras que las fuerzas policiales locales están investigando presuntos incidentes en otros países.

Mientras tanto, el perfil específico de la crisis de los refugiados puede haber exacerbado la vulnerabilidad de los que huyen, dicen las organizaciones de ayuda.

La abrumadora mayoría de los que logran salir de Ucrania son mujeres y niños. Acnur dijo a IPS que constituyen hasta 90 % de los que huyen de la guerra, ya que una orden del gobierno ucraniano ha prohibido a los hombres de entre 18 y 60 años abandonar el país.

“Lo que es diferente en esta crisis de desplazados es que cuando hay mujeres con niños y ancianos, tienen múltiples responsabilidades, y las responsabilidades siempre han sido utilizadas por los traficantes como medio de control, haciendo amenazas a la familia”, dijo Eliza Galos, coordinadora del Programa de Protección y Asistencia a los Migrantes para Ucrania de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El tema crítico es que “ahora, estas amenazas pueden hacerse directamente. El hecho de que estas mujeres tengan múltiples responsabilidades las hace más vulnerables”, destacó en su diálogo con IPS

Los niños corren un riesgo especial, ya que son muchos los que viajan sin compañía.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha declarado que la guerra en Ucrania ha desplazado a más de la mitad de los niños ucranianos tras un mes de guerra, con una cifra que alcanza los 4,3 millones, de los que 1,8 millones han cruzado la frontera como refugiados a los distintos países vecinos.

Missing Children Europe, un grupo que agrupa a 24 organizaciones de protección de la infancia de Europa, ha advertido que muchos menores no acompañados están desapareciendo en las fronteras.

“Hay muchos niños… a los que hemos perdido la pista”, dijo a medios internacionales Aagje Ieven, secretario general de Missing Children Europe.  “Esto es un gran problema, no solo porque significa que desaparecen fácilmente y son difíciles de encontrar, sino también porque facilita el tráfico de personas”, remarcó.

Sin embargo, no solo las personas que salen de Ucrania corren el riesgo de ser explotadas.

Según el dato de Acnur de este miércoles 30, se calcula que hay 6,5 millones de desplazados internos en Ucrania, y los grupos humanitarios afirman que muchos de ellos también corren el riesgo de caer en manos de las bandas de traficantes o ser objeto de violencia sexual.

“Al igual que los refugiados, los desplazados internos también se enfrentan a amenazas. Las amenazas para las mujeres son la violencia sexual y la explotación”, dijo Galos.

Explicó que en el caso de los niños y niñas desplazados internos, “muchos de ellos acaban viajando solos” por hechos como que su padre deba quedarse en su localidad o que la madre esté trabajando en el extranjero.

“Nos preocupa el riesgo de tráfico de estos niños no acompañados”, dijo el representante de la OIM.

Las experiencias del pasado sugieren que las bandas de traficantes se están aprovechando de la grave situación en Ucrania, con muchas mujeres y niños obligados a abandonar repentinamente sus hogares con sus redes familiares rotas y su seguridad financiera a menudo amenazada.

Un informe de 2018 del Consejo de Europa destacó la mayor vulnerabilidad a la trata de personas de millones de desplazados internos en Ucrania, que se vieron obligados a huir de sus hogares tras la anexión ilegal de Crimea en 2014 y el conflicto armado en las regiones de Donetsk y Luhansk.

Mientras tanto, la OIM estima que 46 000 ucranianos sufrieron la trata de personas solo durante el periodo 2019-2021.

“Los casos de trata de personas (en Ucrania) son difíciles de identificar, entre otras cosas porque en este momento hay un estado de guerra, pero es razonable suponer que está ocurriendo, ya ocurrió antes después de la anexión de Crimea y el conflicto en Luhansk y Donetsk, y eventualmente se puede detectar”, dijo Galos.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Los grupos de ayuda afirman que las autoridades de los países que reciben a los refugiados ucranianos deben poner en marcha sistemas adecuados para registrar y hacer un seguimiento de los que llegan y asegurarse de que no se convierten en víctimas de bandas criminales u otros que buscan explotar su situación de vulnerabilidad.

Los grupos humanitarios internacionales, así como agencias como Acnur, OIM o Unicef,  están trabajando con las autoridades locales de los países receptores de los refugiados para establecer sistemas que, entre otras cosas, examinen a los voluntarios en los pasos fronterizos y los centros de tránsito.

Mientras tanto, en algunos lugares, las oenegés están repartiendo folletos informativos a los refugiados, advirtiéndoles de que tengan cuidado al aceptar ofertas de alojamiento o transporte de extraños. También se han establecido líneas telefónicas directas para que las personas informen de cualquier sospecha que tengan sobre posibles actividades delictivas o peligrosas.

Helga Gayer, presidenta de Grupo de Expertos de Acción contra la Trata de Seres Humanos (Greta) del Consejo de Europa, ha declarado: “Las personas que huyen de la guerra están física y psicológicamente debilitadas, no están familiarizadas con su nuevo entorno y son muy vulnerables a caer en manos de los delincuentes”.

“Las estructuras que acogen a los refugiados deben garantizar que se les informa de sus derechos, en un idioma que puedan entender, y se les proporciona apoyo psicológico y material”, añadió.

En ese sentido, insistió, “las autoridades deben tomar medidas para evitar las ofertas fraudulentas de transporte, alojamiento y trabajo, y reforzar los protocolos de seguridad para los niños no acompañados, vinculándolos a los sistemas nacionales de protección de la infancia”.

Sin embargo, en algunos pasos fronterizos y centros de tránsito, parece que todavía no hay forma de que los refugiados comprueben la veracidad de las ofertas que puedan recibir.

“Una de las refugiadas con las que hablamos nos dijo que estaba buscando transporte y que era consciente de que debía tener cuidado y comprobar que cualquiera que le llevara era de confianza, pero que no sabía cómo podía comprobarlo”, explicó Delvino, de Amnistía Internacional.

Admitió que “no sabemos qué hizo al final porque no hay forma de hacer un seguimiento de la gente. No se registra quién entra o sale de los centros, ni con quién se va”.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades por reforzar la protección contra la explotación, no se espera que la situación de las mujeres y los niños implicados en la crisis, y los riesgos a los que se enfrentan, mejoren pronto.

“Las mujeres y las niñas se enfrentan a un mayor riesgo en las situaciones de desplazamiento por conflicto. El número de refugiados está aumentando, y hasta que no se ponga fin a lo que está ocurriendo en Ucrania, seguiremos viendo gente en movimiento, y podemos esperar que los desplazamientos continúen”, dijo Mantoo, de Acnur.

Por ello, insisten los entrevistados por IPS, las mujeres, los niños y los demás familiares refugiados o desplazados seguirán expuestos a peligros de tráfico y trata de personas, que los gobiernos, agencias de la ONU y organizaciones de ayuda deben combatir con medidas de coordinación y vigilancia.

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