La refugiada ucraniana Valia recuerda a IPS las «terribles condiciones» durante su viaje de 1000 kilómetros a un lugar seguro con su hijo de 13 años. Ahora asiste a otros refugiados que llegan traumatizados a la estación de trenes de Bratislava, la capital de Eslovaquia, tras periplos muchas veces peores al suyo. Foto: Ed Holt / IPS

La refugiada ucraniana Valia recuerda a IPS las «terribles condiciones» durante su viaje de 1000 kilómetros a un lugar seguro con su hijo de 13 años. Ahora asiste a otros refugiados que llegan traumatizados a la estación de trenes de Bratislava, la capital de Eslovaquia, tras periplos muchas veces peores al suyo. Foto: Ed Holt / IPS

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