NACIONES UNIDAS – El rápido aumento de la población mundial puede agravar el reto de garantizar que el desarrollo futuro sea sostenible e inclusivo, alertó un informe del Departamento de asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (Desa) divulgado este jueves 24.
Desde 1950 el número de habitantes del planeta se ha triplicado con creces, ya alcanza los 7900 millones y puede llegar a 11 000 millones a finales de siglo.
Según el análisis del Desa, la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que la ONU se planteó para 2030, especialmente los relacionados con la salud, la educación y la igualdad de género, puede contribuir a frenar el crecimiento demográfico mundial.
En lo que se refiere al clima y el ambiente, objeto de varios de los ODS, el aumento de la renta per cápita ha sido más determinante que el crecimiento de la población, al aumentar la producción, el consumo y las emisiones de gases de efecto invernadero,
No obstante, el Desa admite que el crecimiento de la población en los términos conocidos en los últimos 70 años ha incrementado el “impacto nocivo” en los mecanismos económicos contra el medio ambiente.
Según el informe “los países más prósperos son los que soportan una mayor responsabilidad en cuanto al avance rápido del objetivo de conseguir las cero emisiones de gases de efecto invernadero y en la aplicación de estrategias para separar la actividad económica de la degradación medioambiental”.
También se destaca que el mayor crecimiento de la población mundial en el futuro tendrá lugar en los países en desarrollo.
El aumento de la población es multifactorial y una de las causas de su rápido crecimiento se debió a una mayor esperanza de vida (ha pasado de 66,5 a 72,5 años promedio en lo que va de siglo), a su vez impulsada por factores como las mejoras en salud pública, nutrición, higiene personal y medicina.
Los autores del estudio describen este hecho como “uno de los mayores éxitos del desarrollo social y económico”.
Sin embargo, añadieron que el aumento de la población también supone un fracaso a la hora de garantizar que todas las personas tengan el conocimiento, la capacidad y los medios para determinar si quieren tener hijos y cuándo.
En ese sentido, destacaron que facilitar el acceso a los servicios de salud reproductiva, especialmente a las mujeres, puede acelerar el desarrollo social y económico y contribuir a romper los ciclos intergeneracionales de pobreza.
Al mismo tiempo, indicaron que los países con niveles relativamente altos de fertilidad podrían invertir en educación y salud, así como promover el pleno empleo para todas las personas.
El consiguiente descenso de la fecundidad, asociado a mejores condiciones de vida para todas las personas, podría crear una “oportunidad única” para acelerar el crecimiento económico.
El estudio también revela que, a medida que sus economías avancen, los países en desarrollo necesitarán apoyo para reducir las futuras emisiones contaminantes, así como asistencia técnica y financiera.
Los sistemas alimentarios también tendrán que ser más sostenibles para satisfacer las crecientes necesidades y limitar los daños medioambientales, concluyó el análisis.
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