WASHINGTON – Los países en desarrollo enfrentan riesgos crecientes a causa de la fragilidad financiera generada por la crisis de la covid-19 y por la falta de transparencia en las deudas, afirmó en un nuevo informe el Banco Mundial.
David Malpass, presidente de la entidad, dijo que “existe el riesgo de que la crisis económica que conllevan la inflación y el aumento de las tasas de interés se extienda debido a la fragilidad financiera” en las endeudadas economías del Sur global.
Según el “Informe sobre el desarrollo mundial 2022: Finanzas al servicio de la recuperación equitativa”, los riesgos pueden estar ocultos, dado que los balances de los hogares, las empresas, los bancos y los gobiernos están estrechamente interrelacionados.
Hoy en día, los altos niveles de préstamos dudosos y deuda oculta obstaculizan el acceso al crédito y reducen las posibilidades de los hogares de bajos ingresos y de las pequeñas empresas de obtener financiamiento, según la entidad.
“Es fundamental trabajar para que el acceso al crédito sea amplio y la asignación de capital se oriente al crecimiento. Esto permitiría que las empresas más pequeñas y dinámicas, así como los sectores con mayor potencial de crecimiento, inviertan y creen empleo”: David Malpass.
Malpass advirtió que “la mayor rigidez de las condiciones financieras mundiales y la escasa profundidad de los mercados de deuda interna de muchos países en desarrollo ahuyentan la inversión privada y entorpecen la recuperación” tras la pandemia.
“Es fundamental trabajar para que el acceso al crédito sea amplio y la asignación de capital se oriente al crecimiento. Esto permitiría que las empresas más pequeñas y dinámicas, así como los sectores con mayor potencial de crecimiento, inviertan y creen empleo”, abundó.
El informe recordó que la crisis de salud pública desatada por la pandemia se convirtió rápidamente en la mayor crisis económica mundial en más de un siglo, lo que dio como resultado reveses significativos en el crecimiento, aumento de las tasas de pobreza y mayor desigualdad.
Como respuesta, los gobiernos “pusieron en marcha cuantiosas medidas de emergencia, sin precedentes, que ayudaron a mitigar algunos de los impactos sociales y económicos más graves y elevaron la deuda pública, que en muchos países ya alcanzaba niveles récord antes de la crisis”, según el documento.
Esa respuesta también desveló “dificultades relacionadas con la deuda privada que ahora deben abordarse con urgencia”, como “falta de transparencia en la información sobre los préstamos dudosos, gestión demorada de los activos en dificultades, y acceso limitado o nulo de las empresas y los hogares más vulnerables al crédito”.
Encuestas realizadas en países en desarrollo durante la pandemia mostraron que 46 % de las empresas preveía caer en mora, el nivel de incumplimiento de los préstamos podría aumentar considerablemente, y la deuda privada podría convertirse con rapidez en deuda pública, a medida que los Gobiernos brinden sus apoyos.
“Antes de las crisis, a menudo son las cosas que no ves las que finalmente te dañan. Cabe esperar que muchas vulnerabilidades permanezcan ocultas”, observó Carmen Reinhart, vicepresidenta y economista en jefe del Grupo Banco Mundial.
Reinhart recomendó la adopción temprana de medidas para sanear el sistema financiero de modo que pueda crecer el crédito para la recuperación, pues “si no lo hacemos, los más vulnerables serán los más afectados”.
Según el recetario del banco, en primer lugar se debe gestionar de manera proactiva los préstamos dudosos, pues muchos hogares y empresas enfrentan niveles insostenibles de deuda debido a la merma de sus ingresos.
Eso incluye evitar los préstamos a las empresas “zombis”, aquellas que durante al menos dos años no generan beneficios para poder honrar sus deudas.
Del mismo modo se debe gestionar la deuda pública en los países de ingreso bajo, pues la demora en abordar el sobreendeudamiento “se asocia con recesiones prolongadas, elevada inflación y menos recursos para sectores esenciales”, como educación, salud y seguridad social, golpeando más a los más pobres.
Se insiste en que “es fundamental trabajar para que el acceso al financiamiento sea inclusivo, a fin de apoyar la recuperación tras una pandemia histórica”.
“En los países de ingreso bajo y mediano, 50 % de los hogares no puede sostener el consumo básico durante más de tres meses. Una empresa promedio, por su parte, solo tiene reservas de efectivo para cubrir dos meses de gastos”, recordó el informe.
Finalmente, el documento sostiene que las reformas necesarias también constituyen una oportunidad y una guía para que los gobiernos y los entes reguladores aceleren el viraje hacia una economía mundial más eficiente y sostenible.
“El cambio climático es una fuente importante de riesgos para la economía mundial a los que no se presta la debida atención. Las políticas de respuesta a las crisis y las reformas a largo plazo bien diseñadas pueden alentar el flujo de capital hacia empresas e industrias más ecológicas”, concluyo el informe del Banco Mundial.
A-E/HM