GINEBRA, Suiza – Al menos cinco civiles, miembros de una misma familia, perecieron en Saná, capital de Yemen, en el más reciente ataque aéreo en medio del conflicto interno en ese país árabe, deploró en una declaración este martes 18 la oficina de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
Ravina Shamdasani, portavoz de Acnudh, declaró que “estamos profundamente preocupados por la continua escalada del conflicto en Yemen. Se informa que durante la noche (del lunes 17), los ataques aéreos de la coalición liderada por Arabia Saudita en Saná dejaron al menos cinco civiles muertos”.
Entre ellos “dos mujeres y un niño, y se informó que otras dos mujeres y un niño resultaron heridos”, agregó la portavoz de la oficina de la ONU, dirigida por la expresidenta de Chile (2006-2010 y 2014-2018) Michelle Bachelet.
Testigos y familiares dijeron a los medios locales que sumaban 11 los fallecidos.
Los últimos ataques aéreos siguieron a los efectuados el lunes 17, con misiles y aviones no tripulados, sobre Emiratos Árabes Unidos, socio de la coalición regional que lidera Arabia Saudita, y que fueron reivindicados por las fuerzas yemeníes de Ansar Allah, también conocida como hutíes.
Los ataques en el aeropuerto internacional emiratí de Abu Dhabi y un área industrial cercana dejaron tres civiles muertos.
Desde 2015 hay una guerra entre las milicias hutíes, nutridas principalmente por chiítas zaidíes, que controlan el norte de Yemen y Saná, y las del gobierno del presidente Abdrabbuh Mansur al Hadi (sunita, exiliado), que controlan las regiones del sur y su principal ciudad y puerto, Adén.
Mientras que Irán brinda apoyo a los hutíes, una coalición internacional respalda a los sunitas del sur y su gobierno, soslayando las partes los llamados de las Naciones Unidas para que cese la confrontación y se busque una solución negociada.
El sur de la península arábiga, en Yemen, con 528.000 kilómetros cuadrados y 30 millones de habitantes –casi cinco millones desnutridos-, más de la mitad de la población depende de la ayuda humanitaria internacional.
El conflicto ha dejado unas 377.000 víctimas, y más de 60 % no perdió la vida bajo la metralla, sino a causa del hambre o enfermedades prevenibles, y por no poder ser asistidas debido a la confrontación.
Acnudh observó que en 2022 se intensifica el conflicto, pues el año comenzó con una gran contraofensiva de las fuerzas del gobierno contra Ansar Allah en la gobernación de Shabwah, al suroeste de Marib (centro y centro-sur del país) y la lucha ahora avanza hacia las gobernaciones de Marib y la vecina Al Baydah.
En los últimos días, hubo decenas de ataques aéreos y de artillería lanzados por las partes aparentemente sin tener en cuenta a los civiles. Con las líneas del frente cambiando rápidamente en grandes áreas, los civiles también están expuestos a la amenaza constante de las minas terrestres.
Los enfrentamientos han dañado infraestructura crítica, como torres de telecomunicaciones, depósitos de agua y hospitales en Saná y Taizz (suroeste).
Las cifras recopiladas por Acnudh indican que, en lo que va de enero, hubo 839 ataques aéreos por parte de la coalición liderada por Arabia Saudita, después de 1.074 en diciembre de 2021.
Del otro lado, hubo 16 ataques con drones y 12 misiles balísticos y otros tres proyectiles disparados por Ansar Allah hacia la vecina Arabia Saudita en diciembre, y otros 10 ataques con aviones no tripulados hacia territorio saudita en enero.
En medio de esta escalada, “hacemos un llamado a todas las partes para que garanticen la protección de los civiles y los bienes de carácter civil, de conformidad con sus obligaciones en virtud del derecho internacional”, expuso Acnudh.
Asimismo, “nos hacemos eco de los llamamientos del secretario general (António Guterres) a todas las partes, para que ejerzan la máxima moderación y eviten una escalada. Como se ha demostrado una y otra vez, no existe una solución militar para el conflicto en Yemen”, finalizó la declaración.