BULAWAYO, Zimbabue – Los esfuerzos para acabar con la tuberculosis son inútiles si no se invierte en la investigación de esta enfermedad debilitante que mata a 4.000 personas al día, advierte la Asociación Stop TB.
«La tuberculosis es una enfermedad que no es del agrado de los donantes e inversores», observó Lucica Ditiu, directora ejecutiva de la Asociación Stop TB, en diálogo con IPS desde Ginebra.
«No tenemos un Bill Gates que pueda apoyar la investigación sobre la tuberculosis, y, sin embargo, esta sigue siendo una enfermedad preocupante, que registra un aumento de muertes por primera vez en más de una década», añadió.
Conocida desde hace más de un milenio, la tuberculosis, de origen bacteriano y que afecta principalmente a los pulmones, sigue siendo una de las principales ennfermedades mortales del mundo, a pesar de se puede prevenir y curar con una buena inversión en su diagnóstico y tratamiento.
Ditiu atribuyó el aumento de los incidentes de tuberculosis a varios factores: muchas personas diagnosticadas y en tratamiento han dejado recibirlo debido a la interrupción de los servicios sanitarios provocados por la pandemia de covid-19 y el parate mundial ocasionado por las cuarentenas. Además, muchas personas carecen de diagnóstico porque los sistemas de salud no pueden llegar hasta donde están.
«África austral ha hecho un buen trabajo, en especial Zambia, Zimbabue y Sudáfrica, así como Ruanda, que trataron de perturbar lo menos posible el tratamiento y el diagnóstico de personas con tuberculosis», dijo Ditiu, quien también elogió los programas de sensibilización en los medios de comunicación y las campañas comunitarias puerta a puerta a fin de promover el diagnóstico y el tratamiento.
Los países deben invertir más en identificar a las personas con tuberculosis para que reciban el tratamiento adecuado. Mientras no se encuentren, no se las podrá asistir, y ahí es donde estamos muy rezagados, dijo.
Ditiu teme lo peor si el mundo no logra cambiar la tendencia actual en materia de transmisión de la enfermedad. Se estima que 5,8 millones de personas recibieron tratamiento contra la tuberculosis en 2020; 21% menos respecto al año anterior, y más de 4 millones de personas en todo el mundo siguen sin recibir atención.
Según la Alianza Stop TB, la mitad de los que no reciben tratamiento probablemente mueran a causa de la enfermedad.
Al reconocer que los fondos para la lucha contra la tuberculosis siempre han sido insuficientes, Ditiu observó que esta era la prima pobre, en comparación con los abultados montos destinados al VIH, el virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
«En general, sólo disponemos de 30% de los fondos necesarios. Tenemos lugares que han hecho un buen trabajo en materia de prevención de la tubersulosis en personas con VIH. La prevención (en ese sector de la población) va bien, especialmente en los países africanos, porque hay recursos», explicó.
Según la Alianza Stop TB, una red de organizaciones internacionales creada en 1998 para ayudar a acabar con la tuberculosis como problema de salud pública, los fondos para investigación y desarrollo, vinculados a la tuberculosis, se mantienen estable desde 2018.
La financiación ascendió a 915 millones de dólares en 2020, menos de la mitad del objetivo de 2.000 millones de dólares, fijado por los gobiernos de los países participantes en la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre el fin de la Tuberculosis, de 2018.
En 2021, la lucha contra la enfermedad tenía un déficit de 13.000 millones de dólares, y solo 5.300 millones de dólares disponibles para sus programas. En 2020 se había registrado un descenso de 500 000 dólares de los fondos disponibles, porque muchos países sacaron dinero destinado a la tuberculosis para responder a la covid-19.
Un nuevo informe, Tuberculosis Research Funding Trends, 2005-2020 (Tendencias en la financiación de la investigación sobre la tuberculosis), elaborado por el Grupo de Acción para el Tratamiento (TAG) y la Alianza Alto a la Tuberculosis, reveló que esta enfermedad recibió menos de 1% del monto destinado a la investigación y el desarrollo de la covid-19 durante los primeros 11 meses de iniciada la pandemia.
«La movilización de más de 100.000 millones de dólares para investigación y desarrollo vinculados a la covid-19 en los primeros 11 meses de la pandemia nos muestra lo poderoso que puede ser el esfuerzo coordinado contra una enfermedad», destacó Ditiu.
Aunque la pandemia ha demostrado que las vacunas eficaces pueden salvar vidas, el mundo sigue apostando por una vacuna centenaria, la Bacillus Calmette-Guérin o BCG. Sin embargo, una vacuna más efectiva podría tener mayores índices de eficacia, especialmente en adultos. ¿Por qué se ha tardado tanto en desarrollar una nueva vacuna antituberculosa más eficaz cuando la carga sanitaria de la tuberculosis va en aumento?
«Ese es el drama», comentó Ditiu. «Tenemos una vacuna desde hace 100 años que sabemos que no funciona (eficazmente) salvo para los recién nacidos y, sin embargo, no hemos hecho mucho al respecto», se lamentó.
La investigación en curso sobre nuevas vacunas ha sido lenta por la escasez de fondos, pero Ditiu dijo que había varias posibles vacunas en fase de preparación, y que se podría esperar una para 2027.
«Se necesita mucho tiempo para conseguir una vacuna. Pero gracias a la covid-19 (nos dimos cuenta de que) es posible tener una mucho más rápido, y esperamos usar las lecciones aprendidas para obtener una vacuna contra la tuberculosis», comentó Ditiu a IPS.
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La investigación de la vacuna contra la tuberculosis se ralentó por la escasez crónica de fondos, con una sola vacuna centenaria contra la tuberculosis medianamente eficaz, en comparación con más de 20 para la covid-19.
«Lo que permitió el desarrollo de decenas de vacunas para la covid-19 en menos de un año ha sido esencialmente el dinero», aseguró Austin Aurinze Obiefuna, director ejecutivo de la Afro Global Health Alliance y vicepresidente entrante de la Junta de la Alianza Stop TB
«Creo que la misma gran cantidad de fondos debería aplicarse con igual vigor al desarrollo de vacunas contra la tuberculosis. Pero parece que eso no está ocurriendo», sostuvo.
Según la Alianza Alto a la Tuberculosis, para lograr los tan necesarios avances en la lucha contra la tuberculosis, es necesario realizar una inversión que esté a la altura de la amenaza que supone la enfermedad en todo el mundo. Esto incluye el compromiso de rectificar la inadecuada financiación del pasado. En los próximos dos años se necesitan 10.000 millones de dólares para cubrir el déficit en investigación y desarrollo contra la tuberculosis.
«Los países ricos tienen que dar un paso al frente y destinar más dinero a corregir las desigualdades en materia de salud, que quedaron al descubierto con la desigual distribución de vacunas contra la covid-19», instó Mark Harrington, director ejecutivo de TAG, una organización independiente de base comunitaria.
«La covid-19 hizo que más personas se dieran cuenta de la importancia sin precedentes del gasto en investigación y desarrollo. Ahora es el momento de empezar por fin a realizar inversiones lo suficientemente ambiciosas como para acabar con la tuberculosis de forma definitiva.»