La pandemia de covid incide en aumento de la malaria

Una madre y un niño se protegen de los mosquitos en Sudán del Sur. El empleo de mosquiteros es básico en la prevención de la malaria, y su distribución ha sido afectada en los casi dos años que dura la pandemia covid-19. Foto Frank Dejongh/Unicef

GINEBRA – El paludismo o malaria mató a 627 000 personas en el mundo el año pasado y 69 000 de esas muertes se debieron a interrupciones en los servicios de salud por la pandemia de covid-19, indicó este lunes 6 un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La pandemia golpeó cuando se estancaba el progreso mundial contra la malaria, registrado desde el año 2000 con una reducción de 27 por ciento en la incidencia mundial de casos y de 51 por ciento en la tasa de mortalidad, lo que significó evitar en dos décadas 1700 millones de casos y 10,6 millones de muertes.

En el mundo hay 241 millones de casos de paludismo, tras registrarse 14 millones de casos más en 2020 en comparación con 2019. Y de las 69 000 muertes adicionales, dos tercios (47 000) se relacionaron con interrupciones en la prevención, diagnóstico y tratamiento de la malaria durante la pandemia.

África subsahariana sigue soportando la mayor carga de paludismo, con 95 % de todos los casos de la enfermedad y 96 % de las muertes en 2020. Aproximadamente 80 % de los decesos en la región se producen entre niños menores de cinco años.

Sin embargo, el informe de la OMS no observó los temidos estimados de que las cifras de paludismo podrían duplicarse en África al sur del Sahara, pues la enfermedad avanzó solo 12 %.

“Es una buena noticia. Gracias a los arduos esfuerzos realizados, el mundo ha logrado evitar el peor de los panoramas de muertes por paludismo”, observó el director del Programa Mundial contra el Paludismo de la OMS, Pedro Alonso, en sus oficinas en esta ciudad suiza.

En el caso de América Latina y el Caribe hubo avances en el período 2000-2020, con una reducción de 58 % de los casos, que cayeron de 1,5 millones a 650 000. También las muertes disminuyeron 56 %, de 909 a solo 409, y la mayor parte de los decesos se registró en adultos.

En la región el caso destacado ha sido el de Venezuela, donde había 35 500 pacientes con paludismo en el año 2000 y 467 000 en 2019, pero ese cuadro disminuyó, a 232 000, debido a las restricciones de movimiento y escasez de gasolina que afectaron la actividad minera, principal contribuyente al aumento de la malaria en ese país.

Venezuela, Brasil y Colombia representaron más del 77 % de todos los casos de la región, y los países con incrementos sustanciales en 2020 respecto a 2019 fueron Bolivia, Haití, Honduras, Nicaragua y Panamá.

Paraguay, Argentina y El Salvador se certificaron como libres de malaria en 2018, 2019 y 2021, respectivamente, y Belice notificó cero casos de malaria por segundo año consecutivo.

Otras áreas del mundo, como los seis países del Gran Mekong en el sureste asiático, continúan disminuyendo el número de casos de paludismo. A fines de 2020, había aproximadamente 82 000 casos de malaria en la subregión, muy por debajo del máximo de 650 000 en 2012 y los 100 000 de 2019.

Como una herramienta básica de la lucha contra la malaria –causada por un parásito que transmiten las hembras del mosquito Anopheles- es el empleo de mosquiteros tratados con insecticidas, el informe recogió datos de su distribución.

Solo 58 % de los países completaron las campañas de distribución de esos mosquiteros y la mayoría de ellos tuvo retrasos importantes en esas entregas desde que estalló la pandemia a comienzos de 2020.

De 67 países considerados en 2020, 37 dieron cuenta de interrupciones de entre cinco y 50 % en los servicios de diagnóstico y tratamiento de la malaria. En 2021, 15 países reportaron interrupciones parciales y, seis más, interrupciones graves.

El informe recuerda que la estrategia de la OMS es lograr una reducción de 90 % en la incidencia y tasas de mortalidad de la malaria para 2030, y para ello recomienda el uso amplio de la vacuna antimalárica, la cual es “factible de administrar, segura, tiene impacto en la salud pública y es rentable”, según afirmó Alonso.

A-E/HM

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