EL CAIRO – El hambre en la región árabe sigue en aumento desde el año 2000 y alcanza a 69 millones de personas, principalmente por los conflictos padecidos en el Cercano Oriente y Norte de África, según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura (FAO).
Los conflictos “siguen siendo una de las principales causas del hambre en la región, con aproximadamente 53,4 millones de personas afligidas por esta lacra en países y zonas asolados por ellos”, observó en esta capital el subdirector general y representante regional de la FAO, Abdulhakim Elwaer.
Esa cantidad “supone una cifra más de seis veces superior a la de países que no sufren conflictos”, agregó Elwaer.
Las causas de la inseguridad alimentaria en la región son crisis prolongadas, disturbios sociales y la exposición a múltiples perturbaciones, como conflictos, la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la escasez de recursos naturales y crisis económicas asociadas a la reciente pandemia covid-19.
De ese modo casi una tercera parte de la población de la región, que representa 141 millones de personas, padecía una inseguridad alimentaria moderada o grave en 2020, lo que supone un aumento de más de 10 millones con respecto al año anterior.
Los Estados árabes a los que se refiere el informe son Arabia Saudita, Argelia, Bahréin, Comoras, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Iraq, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Marruecos, Mauritania, Omán, Qatar, Siria, Somalia, Sudán, Túnez, Yemen y Yibuti, así como Palestina.
En ese conjunto, la prevalencia de la desnutrición alcanzó a 15,3 % de su población en el lapso 2018-2020. En los países asolados por conflictos armados la prevalencia llegó a 34,1 %, frente a 5,1 % donde se estaba a salvo de conflictos.
Los casos más graves –sin datos sobre Siria- fueron los de Somalia (59,5 %), Yemen (45,4) e Iraq (37,5 %), mientras que los más favorecidos por la baja prevalencia son Argelia y Kuwait (2,5 %), Túnez (3,0), Emiratos Árabes Unidos (3,7) y Arabia Saudita (3,9 %).
En comparación con el año 2000, en toda la región la cifra de personas desnutridas aumentó en dos décadas 32,9 millones (91,1 %) para llegar a 69 millones. Los Estados árabes tienen así nueve por ciento del total mundial de 768 millones de personas desnutridas en 2020.
“Los conflictos siguen siendo una de las principales causas del hambre en la región, con aproximadamente 53,4 millones de personas afligidas por esta lacra en países y zonas asolados por ellos, lo que supone una cifra más de seis veces superior a la de países que no sufren conflictos”: Abdulhakim Elwaer.
Las repercusiones de la covid aún no se han reflejado plenamente en los indicadores de nutrición, pero el empeoramiento de la situación de la seguridad alimentaria sugiere que un mayor número de personas se enfrenta a dificultades para conseguir una dieta saludable, lo que influirá negativamente en su estado nutricional.
En la región coexisten la desnutrición y la hiperalimentación, una doble carga que afecta a las familias y especialmente a los niños menores de cinco años. En el informe se señala que, en 2020, 20,5 % de los niños menores de cinco años padecía retraso del crecimiento y 7,8 % sufría emaciación (adelgazamiento patológico).
Los países con más altas tasas de retraso en el crecimiento de los niños menores de cinco años resultaron ser Libia, Yemen, Somalia, Siria, Yibuti y Mauritania, y los relativamente más favorecidos Arabia Saudita, Qatar y Bahréin.
El sobrepeso en niños menores de cinco años es un problema de salud en Libia, Líbano, Siria, Egipto, Túnez y Qatar, con tasas entre 25 y 13 %, y la obesidad en adultos es marcada, con 30 % de la población o más, en Kuwait, Jordania, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Iraq, Líbano y Bahréin.
Elwaer dijo que la desnutrición infantil “sigue siendo una fuente de preocupación para los encargados de formular las políticas de la región, especialmente en los países de ingresos bajos”, así como el sobrepeso infantil, que alcanza a 10,7 % en la región y supera la media mundial de 5,7 %.
También la prevalencia de obesidad entre los adultos no ha dejado de aumentar y alcanza a 28,8 % de la población, más del doble del promedio mundial de 13,1 %. La región es la tercera con mayor obesidad, después de América del Norte (36,7 %) y Australia y Nueva Zelandia (30,7%).
Para encarar esos contrastes, el informe de la FAO aboga no solo por la resolución de los conflictos, sino por el establecimiento de sistemas agroalimentarios sostenibles, capaces de proporcionar durante todo el año acceso a una alimentación adecuada y a dietas saludables para todas las personas.
A-E/HM