Biden decepciona con las vacunas, debe hacer más, no menos

Este es un artículo de opinión de Jomo Kwame Sundaram, profesor de economía y antiguo secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico.

El presidente estadounidense Joe Biden interviene desde la Casa Blanca en la cumbre virtual sobre la emergencia sanitaria provocada por la covid-19, el 22 de septiembre, que él mismo convocó en el marco de la semana de alto nivel de la 76 Asamblea General de las Naciones Unidas. Foto: Casa Blanca

KUALA LUMPUR –  El apoyo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a la exención de patentes de vacunas, generó esperanzas en su cumbre virtual sobre la emergencia sanitaria del 22 de septiembre. Sin embargo, resultó decepcionante, no solo para los esfuerzos por acabar con la pandemia, sino también para el liderazgo de Estados Unidos en estos tiempos difíciles.

La mayoría de los países ricos del Norte se han opuesto a la petición de la mayoría de los países del Sur en desarrollo de suspender temporalmente las normas de propiedad intelectual de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para contener más rápidamente la pandemia de covid-19.

Las expectativas eran altas sobre la cumbre convocada por el gobernante estadounidense en el marco de la semana de alto nivel de la 76 Asamblea General de las Naciones Unidas, ya que Biden había apoyado una exención de patentes, aunque solo para las vacunas.

Con su propiedad intelectual, los proveedores controlan la producción, los suministros y los precios. La industria afirma que puede satisfacer todas las necesidades relacionadas con la pandemia. Pero aunque no tiene intención de satisfacer estas necesidades, insiste en que la exención es innecesaria. Por lo tanto, a menos que los gobiernos de los países ricos dejen de oponerse, las próximas reuniones de la OMC no lograrán mucho.

Los ricos defienden el duopolio de las vacunas de ARNm mensajero, un nuevo tipo de inmunización que enseña a las células a producir una proteína que genera una respuesta inmunitaria.

El suministro y los precios de la vacuna anticovid están controlados por unas pocas empresas. Aunque la empresa alemana de biotecnología BioNTech desarrolló una de las dos vacunas de ARNm aprobadas, ahora es fabricada y comercializada en gran parte por la estadunidense Pfizer fuera de Europa.

El autor, Jomo Kwame Sundaram

La relación de BioNTech con Pfizer es complementaria, pero no entre iguales. Por el contrario, la también estadounidense Moderna es una empresa emergente de desarrollo de vacunas, con capacidades limitadas de comercialización y de otro tipo, especialmente fuera de Estados Unidos.

Mientras tanto, al poder pagar más, los países ricos se han quedado con la gran mayoría de las vacunas. Al principio, el duopolio vendía más de 90 % de sus vacunas a los países ricos y  cobrando hasta 24 veces los costes reales de producción.

Después, empezaron a llegar más vacunas a los países de renta media antes de los recientes esfuerzos por impulsar las vacunas de refuerzo. Mientras tanto, solo 2,2 % de los países de renta baja han recibido al menos una dosis. Si no se producen mejoras drásticas, la mayoría de los países de renta baja no estarán completamente vacunados antes de 2023.

Millones de personas están muriendo a medida que surgen variantes más peligrosas, lo que confirma que nadie está a salvo hasta que todos lo estén.

Mientras tanto, la solicitud de exención de la OMC de octubre de 2020 para suspender temporalmente los derechos de propiedad intelectual de las pruebas, tratamientos, equipos y vacunas para la covid ha obtenido un amplio apoyo.

La tecnología de las vacunas no se comparte

La mayoría de las iniciativas mundiales para hacer que las vacunas sean menos inaccesibles  para los países de renta media, como el mecanismo de Covax, no abordan el enorme déficit de suministro y los altos precios. Mientras tanto, los proveedores de vacunas protegen celosamente sus monopolios, alegando que nadie más puede producirlas con seguridad.

Aunque al menos 80 países en desarrollo llevan décadas produciendo medicamentos y vacunas genéricas, no todos pueden producir las novedosas vacunas de ARNm sin acceso a nuevos conocimientos técnicos y materiales. Sin embargo, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha identificado fabricantes de vacunas de ARNm en los países en desarrollo, incluidos cuatro tan solo en África.

MSF estima que estos fabricantes pueden establecer la capacidad de producir hasta 100 millones de dosis anuales en un plazo de diez meses por un importe de entre 127 y 270 millones de dólares. Pero seguirían necesitando acceso a la tecnología de las vacunas de ARNm y suministros fiables.

Pero tanto Pfizer como Moderna se han negado a compartir lo que resulta necesario. Ahora, en lugar de transferir la tecnología o aumentar el suministro de vacunas a los países en desarrollo, sólo han contratado el suministro de ingredientes de vacunas a empresas de los países ricos y de China.

Superbeneficios subvencionados por el Estado

A pesar de beneficiarse de los fondos de los contribuyentes, de los monopolios de patentes legalmente aplicados y de los bajos impuestos, la investigación de la Alianza Popular para las Vacunas muestra que los tres han utilizado su duopolio de vacunas de ARNm para asegurarse superbeneficios.

Sus vacunas se venden por 41 000 millones de dólares por encima de los costes de producción, estimados en 1,20 dólares por dosis.

Como ha señalado una organización benéfica, en lugar de asociarse para asegurarse de que tenemos suficientes dosis de vacunas para todos, estas empresas farmacéuticas dan prioridad a sus propios beneficios imponiendo sus monopolios y vendiendo al mejor postor.

Moderna y Pfizer pagan pocos impuestos a pesar de que ganan muchas veces más que la tasa de beneficio media prepandémica de 8 % para las empresas de Fortune 500 en 2019. En la primera mitad de 2021, Moderna, que nunca había obtenido beneficios, pagó un tipo impositivo de 7 % en Estados Unidos, mientras que Pfizer pagó 15 %, todavía muy por debajo del tipo legal estadounidense de 21 %.

Incentivos perversos

Esta nueva situación ha creado varios incentivos perversos que prolongan la pandemia. Los proveedores pueden ganar mucho más a medio plazo con las pruebas, los tratamientos, los equipos de protección y de refuerzo, supuestamente para las nuevas variantes más peligrosas.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Pfizer, que ya es un conglomerado farmacéutico muy grande y diversificado, ha crecido más durante la pandemia adquiriendo empresas que venden requerimientos para el tratamiento de la covid. Con la perspectiva de una venta de refuerzos más rentable, los proveedores de vacunas tienen pocos incentivos para acabar rápidamente con la pandemia.

Con la covid ahora endémica, siguen limitando el acceso a su tecnología de vacunas para garantizar la escasez y fijan los precios para maximizar los beneficios. De ahí que, a pesar de no haber desarrollado su propia vacuna, Pfizer sea ahora la dominante en el área.

Lo que Biden debe hacer ahora

Mientras tanto, Biden se ha visto sometido a una presión creciente para que haga mucho más.

Más que nadie probablemente, el economista Dean Baker ha mostrado desde hace tiempo cómo Estados Unidos puede liderar la cooperación internacional para luchar contra la pandemia de covid, planteando hace medio año el caso de una cumbre internacional inclusiva sobre vacunas.

Baker ha argumentado cómo los acuerdos de patentes existentes no sólo son injustos, sino también ineficientes y derrochadores. Ha demostrado que los defensores de las patentes no solo tienen posiciones interesadas, sino que son deshonestos. En cambio, la financiación pública directa incentivaría mejor el desarrollo de nuevos medicamentos.

La ley estadounidense, concretamente la sección 1498 de su Código Uniforme de Comercio,  permite al gobierno exigir la concesión de licencias de patentes en casos de emergencia. De este modo, se puede inducir a Moderna, Pfizer y su personal científico a que ayuden a aumentar rápidamente la producción a nivel internacional para vacunar a la población mundial.

Además, la propuesta de exención los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic) debe ser aprobada rápidamente por la OMC para permitir un acceso más asequible a las pruebas, tratamientos, equipos y otros materiales que se necesitan urgentemente para luchar mejor contra la pandemia hasta que se pueda acabar con ella por completo.

En su Cumbre del 22 de septiembre, Biden se comprometió a ampliar la producción de vacunas en África y Asia. Todavía puede hacer lo correcto. Esto podría abrir una nueva era de cooperación multilateral en lugar de la nueva Guerra Fría a la que nos dirigimos. Tal vez todavía haya esperanza.

T: MF / ED: EG

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