NACIONES UNIDAS – Unos 1000 millones de niños, casi la mitad del total de 2200 millones que hay en el mundo, viven en uno de los 33 países considerados “de muy alto riesgo climático”, alertó este viernes 20 un nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Para Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef, “las perturbaciones climáticas y ambientales menoscaban la totalidad de los derechos de los niños, desde su acceso a un aire limpio, alimentos y agua potable, hasta su derecho a educación, a una vivienda, a estar protegidos contra la explotación, e incluso a sobrevivir”.
El “Índice de Riesgo Climático de la Infancia”, preparado por Unicef, concluye que “la crisis climática es una crisis de los derechos del niño”.
Ese índice clasifica a los países en función de la exposición de los niños a las perturbaciones climáticas y ambientales, como los ciclones y las olas de calor, así como su vulnerabilidad ante ellas según su acceso a servicios esenciales.
Los niños y jóvenes que viven en la República Centroafricana, Chad, Guinea, Guinea-Bissau y Nigeria son más vulnerables a los efectos del cambio climático sobre su salud, educación y protección, y los expone a enfermedades mortales.
“Las perturbaciones climáticas y ambientales menoscaban la totalidad de los derechos de los niños, desde su acceso a un aire limpio, alimentos y agua potable, hasta su derecho a educación, a una vivienda, a estar protegidos contra la explotación, e incluso a sobrevivir”: Henrietta Fore.
El informe también revela una discrepancia entre el lugar donde se generan las emisiones de gases de efecto invernadero y el lugar donde los niños sufren los mayores impactos provocados por el clima.
Los 33 países de «muy alto riesgo» solo son responsables de nueve por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2), mientras que las 10 naciones que generan más gases contaminantes son responsables de casi 70 por ciento de las emisiones de ese gas de efecto invernadero que calienta el planeta.
“El cambio climático es profundamente desigual. Aunque ningún niño es responsable del aumento de las temperaturas mundiales, ellos sufrirán las peores consecuencias. Los niños de los países menos responsables sufrirán más que nadie”, afirmó Fore.
El catálogo de riesgos para la infancia que registra el índice comienza por señalar que 240 millones de niños están muy expuestos a las inundaciones costeras, 330 millones a las inundaciones fluviales, y 400 millones a los ciclones.
Unos 600 millones de niños están muy expuestos a las enfermedades transmitidas por vectores, 815 millones expuestos a la contaminación por plomo, y 1000 millones muy expuestos a niveles cada vez más elevados de contaminación atmosférica.
Se calcula que 820 millones de niños están muy expuestos a las olas de calor, y 920 millones lo están, mucho, a la escasez de agua.
Los datos y cifras indican que millones de niños están bajo múltiples y a menudo solapadas amenazas climáticas y ambientales. Se estima que 330 millones, uno de cada siete, viven en zonas afectadas por cinco peligros considerables.
Los países más afectados se enfrentan a varias de esas crisis, a menudo de modo simultáneo, lo que implica merma en sus capacidades de progreso y aumento de carencias para niños y niñas.
En comparación con los adultos, los niños necesitan más alimentos y agua por cada unidad de peso corporal, tienen menos capacidad para sobrevivir a los fenómenos meteorológicos extremos, y son más susceptibles a las sustancias químicas tóxicas, los cambios de temperatura y las enfermedades.
Unicef demanda a los gobiernos, las empresas y otros actores relevantes del drama ambiental y climático que tomen medidas como aumentar las inversiones en adaptación y resiliencia al clima en los servicios más importantes para la infancia.
Igualmente, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, proporcionar a los niños educación sobre el clima y competencias ecológicas, e incluir a los jóvenes en todas las negociaciones y las decisiones relacionadas con el clima.
También, garantizar que la recuperación de la pandemia covid-19 sea respetuosa con el ambiente, genere bajas emisiones de carbono y beneficie a todo el mundo, de una forma que no ponga en peligro la capacidad de las generaciones futuras para abordar y responder a la crisis climática.
El informe fue presentado en esta fecha para conmemorar el tercer aniversario del movimiento de jóvenes en defensa del ambiente “Viernes por el Futuro”, iniciado el 20 de agosto de 2018 por la activista sueca Greta Thunberg.
A-E/HM