La perspectiva de género es insoslayable para los países pobres

Una agricultora de subsistencia en Sierra Leona. Es uno de los sectores -como el turismo y los textiles- en que laboran millones de mujeres cuyos empleos e ingresos resultaron más perjudicados que los de los hombres por la crisis de la covid-19, y que obliga a una perspectiva de género para la recuperación. Foto: Annie Spratt/Unctad

GINEBRA – En los países menos desarrollados del globo (PMD) las mujeres han llevado la peor parte en la crisis de la covid-19 y todo plan de recuperación debe incorporar la perspectiva de género para obtener éxitos, planteó un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

“A medida que los representantes políticos tratan de reactivar urgentemente sus economías, deben garantizar que tanto las mujeres como los hombres reciban los medios y el apoyo necesarios para recuperarse de esta crisis”, dijo la secretaria general interina de la Unctad, Isabelle Durant.

Aunque el número de casos confirmados de covid per cápita ha sido menor de lo esperado en los PMD, las consecuencias socioeconómicas para sus poblaciones han sido desastrosas, llevando 32 millones más de ellos a la pobreza extrema en 2020.

Las mujeres de estos países se han llevado la peor parte, ya que trabajan sobre todo en los sectores más afectados, como el turismo, el textil y la horticultura.

El nuevo estudio, “La vinculación entre el comercio y el género: un análisis de los PMD”, advierte que la brecha de género en los ingresos y el bienestar general en esos países seguirá empeorando a menos que los esfuerzos de recuperación adopten una perspectiva de género.

“Tenemos un largo camino que recorrer para arreglar la brecha de género en el mundo, y la pandemia ha hecho que el viaje sea aún más arduo, especialmente en los países más pobres, donde los retos a los que se enfrentan las mujeres son aún más graves”, subrayó el experto Ratnakar Adhikari.

Adhikari dirige el Marco Integrado Mejorado, una asociación multilateral que asiste a los PMD en su utilización del comercio como motor para lograr el crecimiento, el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza.

Las economías de los PMD, 46 países en los que viven más de 1000 millones de personas, dependen en gran medida de unas pocas exportaciones y son extremadamente vulnerables a los altibajos del comercio y los mercados globales.

Para algunos, como la mayoría de los PMD africanos, se trata de productos agrícolas y minerales. Para otros son los textiles (la mayoría de los PMD asiáticos) o los servicios turísticos, fuente de ingresos para las islas pequeñas.

La preocupación de que las mujeres se beneficien menos que los hombres en cuanto el comercio se recupere, radica en las diferentes funciones que desempeñan hombres y mujeres en los principales sectores de exportación de los PMD, según el informe.

En esos países las mujeres representan entre 41 y 45 por ciento del empleo agrícola total, pero la segregación de género las frena en la agricultura de subsistencia, debido a su papel tradicional de proporcionar seguridad alimentaria a la familia.

“Eso significa que las mujeres que trabajan en la agricultura en los PMD ganan menos que los hombres y son menos capaces de aprovechar las oportunidades de exportación”, dijo Simonetta Zarrilli, jefa del programa de comercio, género y desarrollo de la Unctad.

El informe recomienda que los gobiernos realicen análisis de la cadena de valor de género en los principales sectores de exportación agrícola para identificar las brechas existentes y formular políticas que se centren mejor en las barreras a las que se enfrentan las mujeres.

Entre ellas se encuentran las leyes consuetudinarias que impiden a las mujeres poseer tierras y otros bienes que les ayudarían a obtener créditos.

Las exportaciones de manufacturas son especialmente importantes en los PMD asiáticos, así como en algunos africanos, y se ha producido una “feminización” de los puestos de trabajo en las áreas de maquila o zonas francas de exportación (ZFE).

En Camboya, la mitad de los empleados de estas zonas son mujeres. Y constituyen más de 62 por ciento de la mano de obra en las ZFE de Haití.

Aunque los salarios en las ZFE son más altos que fuera de ellas -17 por ciento más en Lesotho, por ejemplo- las mujeres siguen ocupando puestos de trabajo inferiores en la escala salarial, y las normas laborales son a menudo inadecuadas.

El informe señala que los gobiernos deberían priorizar políticas laborales activas, como programas de formación profesional e incentivos a sectores específicos.

En los PMD africanos e insulares, el turismo ofrece a las mujeres oportunidades de emprendimiento y empleo, aunque la mayoría son informales y temporales.

En Tanzania, por ejemplo, 38 por ciento de las mujeres no tienen contratos formales, y es el caso de 46 por ciento de las mujeres que trabajan en turismo en Mozambique.

El sector también se caracteriza por una intensa segregación laboral, en la que los hombres ocupan la mayoría de los puestos de dirección y liderazgo, mientras que las mujeres realizan principalmente las tareas poco cualificadas y mal pagadas, como el servicio doméstico, el trabajo en la cocina y las camareras.

Zarilli dijo que “una vía prometedora para apoyar a las mujeres de los PMD sería crear vínculos más fuertes entre el turismo y otros sectores económicos, como las cadenas de valor agrícolas, la confección y la producción de artesanías”.

El informe alimentará los debates de alto nivel sobre la vulnerabilidad y la desigualdad durante la Unctad 15, la decimoquinta conferencia ministerial de la organización, prevista para la semana que se inicia el 3 de octubre de 2021.

A-E/HM

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