En el ejido Álvaro Obregón, la familia Tercero ya esperaba la llegada de Damián. “Ay papito chulo, ay güerito”, gritaban adoloridas las mujeres ante el féretro. Foto: Isabel Briseño / Pie de Página

En el ejido Álvaro Obregón, la familia Tercero ya esperaba la llegada de Damián. “Ay papito chulo, ay güerito”, gritaban adoloridas las mujeres ante el féretro. Foto: Isabel Briseño / Pie de Página

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