Responsables de la ONU expresaron su “profunda preocupación” por los nuevos choques entre fuerzas de seguridad de Israel y manifestantes palestinos, con saldo hasta este lunes 10 de centenares de heridos, entre ellos decenas de niños.
Las autoridades israelíes “deben ejercer la máxima moderación y respetar el derecho a la libertad de reunión pacífica”, advirtió el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
“Todos los dirigentes tienen la responsabilidad de actuar contra los extremistas y de pronunciarse contra todos los actos de violencia e incitación”, agregó Guterres.
Los enfrentamientos siguieron al anuncio de que Israel desalojará de sus hogares a familias que durante generaciones han vivido en los barrios Sheikh Jarrah y Silwan, de Jerusalén Este, de acuerdo con un proceso judicial iniciado por la organización de colonos israelíes Nahalat Shimon.[pullquote]3[/pullquote]
El viernes 7 los choques dejaron un saldo de 205 manifestantes heridos, prosiguieron durante el fin de semana y este lunes arreciaron con más de 300 palestinos lesionados, según la organización humanitaria Media Luna Roja, que llevó a sus hospitales a 208 heridos, e informó que siete de ellos están graves.
Israel indicó que 17 agentes resultaron heridos en los sucesos del viernes y 21 en los del lunes, y su ejército informó de ataques desde la Franja de Gaza, territorio palestino, con globos incendiarios y cohetes arrojados sobre el sur israelí.
El ejército de Israel dijo que en respuesta atacó con tanques “objetivos terroristas” en Gaza y, según fuentes palestinas, al menos tres niños perecieron en los ataques.
Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) había deplorado que, hasta el domingo 9, resultaron heridos 29 niños palestinos y otros ocho fueron arrestados.
El sábado 8 el Cuarteto para Oriente Medio (Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la ONU) emitió una declaración condenando“el lanzamiento de cohetes y de globos incendiarios desde Gaza hacia Israel, y los ataques a las tierras de cultivo palestinas en Cisjordania”.
En la sede de las Naciones Unidas se esperaba una reunión del Consejo de Seguridad para tratar la nueva escalada de violencia entre en la conflictiva región.
Guterres reiteró su compromiso de apoyar a palestinos e israelíes para resolver el conflicto con base en las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, el derecho internacional y los acuerdos bilaterales.
Rupert Colville, portavoz de la oficina de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), declaró que, si se ordenan e implementan los desalojos de las familias palestinas en Jerusalén Este, “violarían las obligaciones de Israel en virtud del derecho internacional”.
Los procedimientos de desalojo, indicó la Acnudh, se basan en leyes israelíes de hace 50 años y “han sido iniciados por ‘organizaciones de colonos’, lo que pone a 970 personas, incluidos 424 niños, en riesgo de desplazamiento”.
“Jerusalén Oriental sigue siendo parte del territorio palestino ocupado, en el que se aplica el derecho internacional humanitario. La potencia ocupante debe respetar y no puede confiscar la propiedad privada en el territorio ocupado”, dijo Colville.
Sostuvo que “en la práctica, la implementación de estas leyes facilita el traslado por parte de Israel de su población a la Jerusalén Oriental ocupada. El traslado de partes de la población civil de una potencia ocupante al territorio que ocupa está prohibido por el derecho internacional humanitario y puede constituir un crimen de guerra”.
Según varias resoluciones del Consejo de Seguridad, todas las medidas legislativas y administrativas adoptadas por Israel, que hayan alterado o pretendan alterar el carácter y la situación de Jerusalén Oriental, incluida la expropiación de tierras y propiedades, son nulas y sin valor, y deben ser rescindidas.
A-E/HM