La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) pidió que se incremente la solidaridad internacional con la República Democrática del Congo, donde hay más de cinco millones de desplazados internos y aun así alberga a medio millón de personas que huyen de conflictos en países vecinos.
“Necesitamos un mayor compromiso y solidaridad con este país y con las comunidades locales que siguen abriendo sus brazos y sus hogares a las personas refugiadas, a pesar de contar con recursos muy limitados”, dijo Filippo Grandi, máxima autoridad de Acnur, durante una visita a este país.
Según las autoridades, en los últimos cuatro meses llegaron al norte del país 92 000 refugiados, huyendo de la violencia postelectoral en la República Centroafricana.
En ese país vecino inició el pasado marzo un segundo mandato de cinco años el presidente Faustin-Archange Touadéra, vencedor en las elecciones del 27 de diciembre de 2020 con más de 53 por ciento de los votos, pero fuerzas opositoras cuestionaron como fraudulentos esos comicios.
En la República Centroafricana, de 623 000 kilómetros cuadrados y 4,7 millones de habitantes, actúan desde 2013 grupos opositores armados que han tejido coaliciones rebeldes tanto en el norte como en el sur del país, forzando desplazamientos de decenas de miles de familias hacia naciones vecinas.
En lo que va de 2021, más de 117 000 personas han llegado a Camerún, Chad y la República Democrática del Congo, donde la mayor parte encuentra protección, y unas 164 000 han sido desplazadas en el interior de la República Centroafricana.
En el caso de la República Democrática del Congo, Grandi elogió el papel de las comunidades locales que reciben desplazados, y los esfuerzos del país donde, debido a conflictos armados que afectan su zona este, hay 5,2 millones de personas como desplazados internos o refugiados en Uganda y otros vecinos a su oriente.
Refiriéndose al norte congoleño, dijo que “en esa zona aislada, donde las malas condiciones de las carreteras hacen que la entrega de ayuda humanitaria sea un enorme desafío, las personas locales han prestado una ayuda vital compartiendo sus modestos alojamientos y sus escasos alimentos con los refugiados”.
Los refugiados “pueden cultivar junto a la comunidad de acogida, ser autosuficientes y tener acceso a los servicios sanitarios y las escuelas locales. Esa es inclusión real”, dijo Grandi.
Pero como en algunos lugares la situación sigue siendo inestable, Acnur emprendió la labor de reubicar a familias refugiadas lejos de la frontera, en lugares más seguros.
La agencia presentó el caso de Fidele (35) y su esposa Brigitte (28), quienes cruzaron el fronterizo río Ubangui junto a sus siete hijos, en varios viajes en un pequeño bote. Uno de sus pequeños, de cinco años, pereció en la travesía.
El grupo sobreviviente fue acogido por una modesta familia congoleña y ahora dejará el área en busca de un asentamiento más seguro y permanente, en una aldea con capacidad para albergar hasta 10 000 refugiados.
Pero Acnur destaca que esos programas de atención y reasentamiento solo han recibido 16 por ciento del financiamiento necesario, estimado en 205 millones de dólares.
El jefe de Acnur, quien se reunió con Felix Tshisekedi, presidente de la República Democrática del Congo y de la Unión Africana, viajará a nororiental provincia de Kivu Norte, donde miles de personas son forzadas a desplazarse por la acción de guerrillas que se proclaman islamistas en esa frontera con Uganda y Ruanda.
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