Un presidente belicoso y belicista, con el dedo en el gatillo nuclear y que amenazó con atacar a Corea del Norte e Irán, salió de escena sin ceremonias de despedida en su país y en el mundo, el 20 de enero.
Y dos días después, este viernes 22, el mundo se regocijó por la entrada en vigor del Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW, en inglés), un evento histórico recibido con regocijo por activistas antinucleares y por la paz de todo el mundo.
Pero todavía hay dos preguntas pendientes: ¿El TPNW, junto con la despreciable salida de un Donald Trump irracional de la Casa Blanca, hace que las posibilidades de una guerra nuclear sean ahora solo una posibilidad remota?
¿O acaso las 14 000 armas nucleares en manos de nueve Estados (China, Corea del Norte, Estados Unidos, Francia, India, Israel, Pakistán, Reino Unido y Rusia) todavía representan una amenaza existencial para la humanidad? Una interrogante especialmente válida cuando esos nueve países no rubricaron el Tratado.
«Seamos claros, no hay manos seguras para estas armas inseguras de aniquilación masiva», dijo a IPS la experta Rebecca Johnson, expresidenta de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, en inglés).
“Es por eso que tantos gobiernos decidieron prohibir y eliminar las armas nucleares en 2017, junto con todas las actividades que permiten o ayudan a cualquiera a poseerlas, desplegarlas y usarlas », señaló.
A su juicio, “no se trata solo de la competencia de los líderes y el tamaño de los arsenales, aunque ambos son preocupantes. Hasta que se eliminen todas las armas nucleares, la humanidad seguirá enfrentándose a amenazas de extinción».
Johnson añadió que una detonación nuclear puede convertirse en una guerra nuclear. Ese es un escenario terrible pero factible que podría ser provocado por la intención, un error de cálculo o un accidente.
«Y recordemos que los recursos desperdiciados en armas nucleares significan que estos gobiernos están poniendo menos dinero y atención en lo que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades reales de seguridad humana, desde la pandemia de covid hasta la destrucción climática», argumentó.
Estados Unidos y los otros ocho países con arsenal nuclear se autoexcluyeron de un acuerdo que prohíbe el desarrollo, prueba, producción, fabricación, adquisición, posesión, despliegue, junto con el uso o amenaza de uso de armas nucleares, así como proporcionar asistencia o alentar cualquier desarrollo y utilización de ellas.
“Pero el hecho de que no hayan firmado el Tratado no significa que no los afectará », dijo Ralph Hutchison, coordinador de la Alianza Ambiental por la Paz Oak Ridge.
Cada nación sentirá la fuerza moral del Tratado. Todas las armas nucleares, incluidas las 3900 que conforman el arsenal nuclear de Estados Unidos, han sido declaradas ilegales por la comunidad internacional, al completarse la ratificación del TPNW.
Al dirigirse en septiembre de 2017 por primera vez a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Trump advirtió que “Estados Unidos tiene una gran fuerza y paciencia, pero si se ve obligado a defenderse a sí mismo o a sus aliados, no tendremos más remedio que destruir totalmente a Corea del Norte (con armas nucleares)».
Y luego de un ataque con un dron que mató a un general iraní, un Trump beligerante prometió a principios de 2020 que Estados Unidos respondería a cualquier agresión de Teherán contra “cualquier estadounidense » o « activos estadounidenses », atacando 52 sitios preseleccionados en Irán, incluidos algunos de gran valor cultural para ese país.
De los nueve Estados con armas nucleares, cuatro están en Asia y están envueltos en conflictos en curso: India contra China y Pakistán contra India, mientras que Corea del Norte ha continuado su guerra de palabras con la vecina Corea del Sur, sin poder nuclear.
Mientras tanto, Israel, con armas nucleares, se encuentra en una confrontación militar continua y de décadas con los palestinos y también con Irán.
Jonathan Granoff, presidente del Instituto de Seguridad Global, dijo a IPS que persiste la amenaza existencial de los arsenales de armas nucleares desplegados en manos de miles de seres humanos falibles en nueve Estados.
“Por accidente, un error de cálculo, circunstancias imprevistas e impredecibles, un diseño de tontos o incluso una locura real, se podría desatar lo indecible », subrayó.
La salida de Trump de la Casa Blanca disminuye este peligro, pero no lo pone fin, señaló.
“El TPNW es un llamado de atención a los Estados con estos arsenales para que cumplan con su obligación legal de iniciar negociaciones de buena fe para lograr su eliminación universal, legal y verificable. Tenemos ante nosotros amenazas reales que las armas no pueden resolver: el cambio climático, el fin de la pobreza y las pandemias”, dijo Granoff.
Argumentó que cuanto más se perfeccionan las armas, menos seguridad se obtiene.
“El TPNW es una codificación de la realidad de que estos dispositivos de muerte se despliegan de una manera ilegal que no puede distinguir entre civiles y combatientes y ciertamente causa inconmensurables sufrimientos innecesarios en contravención del derecho internacional humanitario », subrayó el especialista.
Para Granoff, “los Estados con armamento nuclear, por el bien de la humanidad, deberían adherirse al tratado con los protocolos que han negociado, trabajar para ajustar el modelo de la Convención sobre Armas Nucleares a su gusto, o comenzar inmediatamente otro proceso para lograr el mismo fin: la seguridad de un mundo libre de armas nucleares”.
“¡Es hora de un nuevo paradigma: la seguridad humana! », declaró el ganador del premio Arthur E. Armitage de la Escuela de Leyes de la Universidad Rutgers y candidato al premio Nobel de la Paz en 2014.
El TPNW alcanzó su necesaria 50 ratificación el pasado octubre, cuando cumplió con el requisito Honduras. Eso estableció su formal entrada a vigor este 22 de enero.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que el Tratado representa un compromiso significativo hacia la eliminación total de las armas nucleares, que sigue siendo la máxima prioridad de desarme de las Naciones Unidas.
La Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas y Toxínicas y sobre su Destrucción (BTWC, en inglés), de 1972, abolió las armas biológicas y la Convención de Armas Químicas (CWC, en ingles), de 1993, eliminó las armas químicas, recordó el estadounidense Paul Walker, vicepresidente de la Asociación de Control de Armas.
“Ha llegado el momento de abolir la tercera clase de armas de destrucción masiva, las armas nucleares », subrayó a IPS este laureado especialista en desarme.
Johnson recordó que hay decenas de miles de armas en nueve arsenales nucleares, muchas de las cuales se mantienen en alerta máxima de acuerdo con políticas de disuasión nuclear que van en contra de los hechos, las pruebas y la psicología humana.
A su juicio es de esperar que la nueva administración estadounidense de Joe Biden actúe rápidamente para extender el Tratado Nuclear Nuevo START con Rusia y ratificar, por fin, el Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares.
“Pero la única forma en que podemos prevenir la guerra nuclear es persuadiendo a todos nuestros gobiernos para que se unan al TPNW y contribuyan a su plena implementación », dijo.
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