Cientos de miles de personas que sufren problemas de salud mental son encadenadas o encerradas durante semanas, meses o años en unos 60 países de África, América, Asia, Europa y el Medio Oriente, indicó en un informe este jueves 8 la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW).
Esas personas “pueden pasar años encadenadas a un árbol, encerradas en una jaula o en un cobertizo de ovejas porque las familias pasan apuros para afrontar el problema y los gobiernos no brindan los servicios de salud mental adecuados”, señaló Kriti Sharma, investigadora de derechos de personas con discapacidad en HRW.
Se trata de “una práctica generalizada que es un secreto a voces en muchas comunidades, encadenando a esas personas en sus hogares o en instituciones abarrotadas e insalubres debido al estigma y la ausencia de servicios de salud mental”, dijo Sharma.[pullquote]3[/pullquote]
El informe “Viviendo encadenados: el uso de cadenas en personas con discapacidades psicosociales en todo el mundo” recogió testimonios en Afganistán, Burkina Faso, Camboya, China, Ghana, Indonesia, Kenia, Liberia, México, Mozambique, Nigeria, Sierra Leona, Palestina, Somalia, Sudán del Sur y Yemen.
“Me siento triste, encerrado en esta celda. Quiero mirar afuera, ir a trabajar, plantar arroz en los arrozales. Por favor abra la puerta. No le ponga un candado”, dijo por ejemplo Made, un hombre encerrado en una celda diseñada en unas tierras de su padre desde hace dos años en Bali, Indonesia.
“La gente del barrio dice que estoy loca. Me llevaron a un centro de sanación tradicional donde me cortaron las muñecas para meter la medicina, y a otro donde un brujo curandero me hizo tomar baños con sangre de pollo”, relató Fiera, mujer de 42 años con discapacidad psicosocial, en la capital de Mozambique.
“He estado encadenado durante cinco años. La cadena es muy pesada, me pone triste. Estoy en una habitación pequeña con siete hombres. No me permiten llevar ropa, solo ropa interior. Como papilla por la mañana y me dan algo de pan algunas noches”, narró Paul, paciente de salud mental en Kisumu, Kenia.
En México, un funcionario de la Fiscalía de Protección de Personas con Discapacidad dijo a HRW que “las familias atan con regularidad a las personas con problemas de salud mental. Lo sabemos por sus cicatrices”.
HRW encontró evidencia de encadenamiento de personas con problemas de salud mental en todos los grupos de edad, etnias, religiones, estratos socioeconómicos y áreas urbanas y rurales en unos 60 países, tras entrevistar a 350 personas con discapacidades y más de 400 familiares, cuidadores y profesionales de la salud.
El estudio mencionó que en el mundo 792 millones de personas, o una de cada 10, padecen algún problema de salud mental, y sin embargo los gobiernos dirigen al tema menos de dos por ciento de sus presupuestos de salud, y en dos tercios de países los seguros nacionales no reembolsan los gastos en servicios de salud mental.
“Ante la falta de conciencia y de servicios de salud mental adecuados, muchas familias sienten que no tienen otra opción que encadenar a sus parientes. A menudo les preocupa que la persona se escape o se lastime a sí misma o a otras”, asentó el informe.
El encadenamiento “lo practican típicamente familias que creen que las condiciones de salud mental son el resultado de espíritus malignos o de haber pecado”. A menudo consultan primero a sanadores religiosos o tradicionales y solo recurren a los servicios de salud mental como último recurso.
El informe cita el caso de Mura, un hombre de 56 años de Bali, Indonesia, llevado a 103 curanderos religiosos para ser tratado y, cuando ninguno funcionó, lo encerraron en una habitación durante varios años.
Los que son llevados a instituciones de reclusión a menudo están en condiciones pésimas de higiene personal, y sin acceso adecuado a saneamiento, atención médica básica o agua y jabón, las personas encadenadas están en grave riesgo de contraer la enfermedad covid-19, recordó el texto.
HRW lanza este sábado 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, la campaña #BreakTheChains (Romper las cadenas), para pedir a los gobiernos que “actúen con urgencia para prohibir el encadenamiento, reducir el estigma y desarrollar servicios comunitarios de salud mental asequibles, accesibles y de calidad”.
“Es terrible que cientos de miles de personas en todo el mundo vivan encadenadas, aisladas, maltratadas y solas”, dijo Sharma. “Los gobiernos deberían dejar de esconder este problema bajo la alfombra y tomar medidas reales ahora”.
A-E/HM