La pandemia de covid-19 ha trastornado la vida de millones de personas en todo el mundo, ha causado más de 869 000 muertes, desestabilizó la economía mundial y provocó un marcado aumento de la pobreza y el hambre en el Sur en desarrollo.
Pero las consecuencias más devastadoras de la propagación del virus están en las vidas de la generación en crecimiento: los niños.
El indio Kailash Satyarthi, Premio Nobel de la Paz 2014 y fundador de la organización Laureados y Líderes por los Niños, señala acertadamente que la pandemia ha exacerbado las profundas desigualdades a las que se enfrentan las familias más pobres, que son las menos equipadas para protegerse en tiempos de crisis.
«Sin embargo, a pesar de un gasto gubernamental sin precedentes para proteger los intereses nacionales y la economía mundial», advierte, «se ha asignado poco para proteger a uno de cada cinco niños que viven con dos dólares al día o menos».
Sin una acción urgente ahora, dijo, «corremos el riesgo de perder una generación entera».
Una cumbre, denominada oficialmente Cumbre sobre la Participación Justa para los Niños de Premios Nobel de la Paz y Líderes para la Infancia, que va a realizarse el miércoles 9 y el jueves 10 en forma telemática, buscará que el mundo ponga el foco en los impactos de la covid sobre la población infantil de los países vulnerables.
En la cumbre por teleconferencia se va a reclamar, también, un aumento del gasto para apoyar a las familias marginadas devastadas por la pandemia en los países con mayor pobreza del Sur en desarrollo.
Varios premios Nobel, junto con líderes mundiales y jefes de agencias de las Naciones Unidas, figuran como oradores, incluidos, además de Satyarthi, el Dalai Lama, la guatemalteca Rigoberta Menchú, la liberiana Leymah Gbowee, el príncipe jordano Ali al Hussein, y el primer ministro sueco Stefan Löfven, entre otros.
Satyarthi subraya que si el mundo les diera a los niños más marginados y a sus familias la justa parte de lo que les corresponde, lo que se traduce en 20 por ciento de la respuesta ante la covid para el 20 por ciento más pobre de la humanidad, los resultados serían generarían una verdadera transformación.
Kul Gautam, ex subsecretario general de las Naciones Unidas y ex director ejecutivo adjunto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dijo a IPS que la respuesta a la pandemia de covid ha sido una acción sin precedentes en todo el mundo desde su estallido a comienzos de año.
Si bien algunos líderes han tratado de capitalizarlo para su propio beneficio político, también ha habido una gran cantidad de apoyo y solidaridad a la cooperación internacional para abordar la crisis sin precedentes, señaló.
Sometidas a críticas injustas e infundadas por líderes como el presidente estadounidense Donal Trump, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el sistema de las Naciones Unidas están desempeñando un valioso papel de coordinación y proporcionando el apoyo técnico y material muy necesario, particularmente para los países en desarrollo, consideró
«Si bien los ancianos y aquellos con complicaciones de salud preexistentes son los más susceptibles a la covid-19, como siempre, las mujeres y los niños a menudo se vuelven más vulnerables no solo por el virus sino también por su exposición al maltrato doméstico, la violencia de género y la falta de redes de seguridad social eficaces en la mayoría de las sociedades», añadió Gautam.
Subrayó que «millones de niños privados de la escuela y confinados en casa durante un período prolongado amenazan su futuro».
Mary Robinson, expresidenta de Irlanda, señaló que la pandemia está provocando una crisis mundial de los derechos del niño con aumentos de la pobreza y el hambre, el trabajo infantil y el matrimonio infantil, la esclavitud infantil, la trata de niños y los niños en el moverse.
«Debemos asegurarnos de que los niños y las comunidades más marginados tengan su parte justa de los fondos y servicios de ayuda. Debemos unirnos en este esfuerzo para proteger a los más vulnerables entre nosotros», advirtió la actual presidenta de The Elders, un grupo internacional de presión conformado por líderes mundiales, defensores de la paz y de los derechos humanos.
Kerry Kennedy, presidenta de la organización Robert F. Kennedy Human Rights, con sede en Washington, alerta que la emergencia de salud pública de la pandemia está destinada a exacerbar el abuso y la explotación de los niños, incluidos los refugiados, los migrantes y los detenidos.
«Necesitamos que los gobiernos del mundo se unan para anunciar un paquete de rescate para los niños más marginados y sus familias», demandó por su parte el príncipe jordano Al Hussein.
La crisis actual podría aumentar el número de niños que viven en hogares pobres en términos monetarios, para escalar hasta en 117 millones para fines de 2020, según el último análisis de la Fundación de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y Save the Children.
«La pérdida inmediata de ingresos a menudo significa que las familias no pueden pagar lo básico, incluidos alimentos y agua, tienen menos probabilidades de acceder a la atención médica o la educación y corren más riesgo de sufrir violencia, explotación y abuso», indica el informe.
Las dos organizaciones en defensa de los derechos de la infancia también detallan que 188 países han impuesto cierres de las escuelas en todo el territorio, lo que afecta a más de 1600 millones de niños y jóvenes. Las pérdidas potenciales que pueden acumularse en el aprendizaje de la generación joven de hoy y en el desarrollo de su capital humano son difíciles de comprender.
«Más de dos tercios de los países han introducido una plataforma nacional de educación a distancia, pero entre los países de bajos ingresos la proporción es solo de 30 por ciento. Antes de esta crisis, casi un tercio de los jóvenes del mundo ya estaban digitalmente excluidos», indica el documento.
Unicef también ha puntualizado que la crisis de la covid podría conducir al primer aumento del trabajo infantil después de 20 años de retroceso. El trabajo infantil disminuyó en 94 millones desde 2000, pero ese logro está en peligro por esta crisis.
«Entre otros impactos, covid-19 podría resultar en un aumento de la pobreza y, por lo tanto, en un aumento del trabajo infantil, ya que los hogares utilizan todos los medios disponibles para sobrevivir. Un aumento de un punto porcentual en la pobreza podría conducir a un aumento de al menos 0,7 por ciento de niños engrosando la mano de obra en ciertos países», indica el informe
En su diálogo con IPS, Gautam, quien también fue director de Planificación y responsable de la redacción del Plan de Acción en la primera Cumbre Mundial en favor de la Infancia, de 1990, dijo que “hasta ahora, la respuesta internacional y el enfoque de la acción nacional para combatir la covid no ha dado lo suficiente atención a la difícil situación multidimensional de los niños, especialmente en los países y comunidades pobres».
Añadió que también existe un riesgo inminente de que el «nacionalismo de las vacunas» en los países ricos lleve a que los tratamientos que salvan vidas sean acaparados por los ricos, dejando a las personas más vulnerables del mundo, especialmente los niños, esperando en el frío.
En este contexto, dijo que la iniciativa de un grupo de Premios Nobel de la Paz y Líderes para la Infancia que pide una parte justa de los recursos movilizados para que la covid se dedique al bienestar de los niños es muy oportuna y bienvenida.
«Los niños solo tienen una oportunidad de crecer, y si no reciben la prioridad de protección de esta devastadora pandemia, estarán condenados de por vida. Esta simple verdad a menudo es olvidada o descuidada por los líderes políticos y los tomadores de decisiones impulsados por término cálculos políticos», aseguró.
De ahí la importancia de la voz de los premios Nobel de la Paz con su autoridad moral y credibilidad no partidista, agregó.
«Nosotros, los laureados y líderes por la Infancia, hacemos un llamado a los jefes de gobierno del mundo para que demuestren un liderazgo sabio y atiendan urgentemente a los empobrecidos y marginados. Decisiones tomadas por nuestro líderes, las acciones que tomemos y los discursos que se produzcan en las próximas semanas serán cruciales», indicó el grupo en una declaración previa a su cumbre.
«Van a dar forma al futuro de la política, la economía, la cultura y la moralidad. Se recalibrarán las prioridades del desarrollo, se redefinirán la libertad individual, la privacidad y los derechos humanos. Debemos aprovechar esta oportunidad para transformar la diplomacia y la política tradicionales en políticas compasivas. La covid-19 ha expuesto y exacerbado las desigualdades preexistentes en nuestro mundo», añadieron.
Si bien el coranovirus no distingue entre nacionalidades, religiones, etnias o culturas, se indica en el comunicado.
Pero a juicio de sus firmantes son afectados de manera más grave quienes ya estaban marginados.
Entre ellos, citaron a los pobres, las mujeres y las niñas, los asalariados de jornada diaria, los trabajadores migrantes, los pueblos indígenas, las víctimas de la trata y la esclavitud, los niños trabajadores, las personas en movimiento (refugiados, desplazados internos y otros), las personas sin hogar o las personas con capacidades diferentes.
La covid, las restricciones impuestas a la mayoría de la población mundial tendrán como consecuencia un impacto devastador sobre los más vulnerables de la población, refrendó Gautam.
Nacionalismo de vacunas
Al profundizar en los peligros potenciales del «nacionalismo de las vacunas», el especialista destacó como ejemplo la negativa de Estados Unidos a unirse a la Instalación de Acceso Global a Vacunas Covid-19 (Covax), un esfuerzo internacional para desarrollar, fabricar y distribuir equitativamente una vacuna para prevenir la covid.
A su juicio, el resultado de este boicot estadounidense de un esfuerzo conjunto de 170 países coordinado por la OMS, la Alianza Global para la Vacuna y la Inmunización (Gavi, en inglés) y la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante Epidemias (Cepi, en inglés) podría conducir al acaparamiento de la vacuna y a precios mucho más elevados para sus dosis.
Las víctimas finales de ese “nacionalismo de las vacunas» probablemente sean los niños de los países con mayor pobreza, que podrían ser los últimos de la fila para recibir la vacuna, contrariamente al llamado a priorizar a los más vulnerables a escala mundial.
Entre esos vulnerables, está el llamado a “los niños primero”, que organizaciones como Unicef, Save the Children y otras muchas promueven desde hace décadas para cualquier respuesta a una crisis humanitaria.
«Espero que los Premios Nobel de la Paz y los Líderes para la Infancia en la Cumbre de Participación Justa para los Niños alcen su voz contra cualquier “nacionalismo de vacunas», sentenció Gautam.
T: MF