Las medidas de protección social desplegadas por la mayoría de los países para ayudar a la población a enfrentar las consecuencias de la covid-19 son insuficientes y no frenarán el aumento de la pobreza, advirtió el experto independiente de la ONU sobre pobreza extrema, Olivier de Schutter.
Las redes de seguridad social “están llenas de agujeros”, dijo gráficamente De Shutter, pues corresponden a “medidas generalmente cortoplacistas, la financiación resulta insuficiente y muchas personas inevitablemente han quedado en el olvido”.
En un informe presentado este viernes 11, el experto indicó que desde el inicio de la pandemia se han adoptado más de 1400 medidas de protección social en 113 países, a un costo de 589 000 millones de dólares, pero aun así resultarán insuficientes para impedir que crezca la pobreza.
Según sus cálculos, si se usa como línea de pobreza un ingreso de 3,20 dólares al día, la magnitud de la recesión económica causada por la covid (una caída del producto bruto mundial de -4,9 por ciento y de -3,0 por ciento en los países emergentes y en desarrollo) puede hacer caer en la pobreza a 176 millones de personas.[pullquote]3[/pullquote]
Se trata de una cifra sin precedentes en tiempos de paz desde la Gran Depresión que se desató en 1929.
En América Latina y el Caribe, donde se prevé que la recesión sea de -9,1 por ciento, pueden caer en la pobreza 45 millones de personas, llegando los pobres a 230 millones, y quedarían sin trabajo 18 millones de personas, para que la cifra de desempleo trepe hasta 44 millones.
Además de considerar insuficiente el monto destinado a las medidas de protección social, equivalente a 0,4 por ciento del PIB mundial, De Shutter sostuvo que muchas de las personas más empobrecidas que deberían formar parte de estos planes están excluidas de ellos.
Por ejemplo, “los migrantes, especialmente aquellos indocumentados, a menudo carecen de cobertura. Y aunque se han diseñado algunos programas para cubrir a los trabajadores del sector informal y con empleos precarios, muchos no lo hacen”.
En el mundo hay 1600 millones de trabajadores informales y 400 millones en condiciones precarias, 61 por ciento de la fuerza laboral global.
Se afectan con condiciones impracticables los trabajadores y demás personas que están bajo situaciones laborales precarias o sin una residencia fija.
El informe menciona el caso de Egipto, con 60 por ciento de su fuerza laboral en la economía informal, 18,5 millones de personas, la mitad de ellas mujeres, y solo 2,5 millones son reconocidos oficialmente para se beneficiarios de un programa de ayuda en efectivo, de 32 dólares mensuales, en la actual crisis.
Un factor en contra es que “numerosos programas también requieren que las solicitudes se completen en línea, lo cual de facto excluye a amplios grupos de la población sin acceso a internet o con bajas competencias digitales”.
Pero las transferencias de efectivo también son sumamente inadecuadas en muchos casos.
Algunas veces, las transferencias en efectivo para ayudar a las familias son insuficientes, como en Sudáfrica donde se les entrega para aliviar el embate de la covid 350 rand (18 dólares) por mes, la tercera parte del monto en que se establece la línea de pobreza del país.
“Las familias que viven en situación de pobreza ya han agotado todas las reservas que tenían y han vendido sus bienes”, dijo De Schutter, y advirtió que “las peores consecuencias de la crisis en la pobreza todavía están por llegar”.
Ciertas mejorías observadas en la lucha contra el impacto social de la pandemia pueden afectarse si se suspenden programas emprendidos o si su continuación depende de iniciativas parlamentarias con resultados inciertos al cabo de los debates.
Finalmente, el experto de la ONU instó a los líderes mundiales a “establecer niveles sólidos de protección social basados en los principios de derechos humanos, con el objetivo de que sean más eficaces en la erradicación de la pobreza y en la reducción de las desigualdades”.
A-E/HM