Cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estaba dominada por hombres, que ocupaban todos los puestos más altos en la institución, las mujeres debían conformarse con ser secretarias administrativas, a las que se veía golpeando sus máquinas de escribir, sentadas frente a las oficinas cerradas de sus jefes.
Una historia legendaria que circuló en los años 60 relata la situación de una candidata en una entrevista para un trabajo. Tenía credenciales superlativas, incluida la experiencia laboral como analista política, y estaba armada con un título de posgrado de una prestigiosa universidad de Estados Unidos.
El director de recursos humanos de la ONU, sin embargo, solo tenía una y decisiva pregunta al final de la entrevista: «¿Pero sabe escribir a máquina?»
Afortunadamente, esa es una época pasada y ahora la Organización ha logrado un progreso significativo tratando de cumplir con una antigua resolución de la Asamblea General que pide la paridad de género absoluta en todo el sistema, es decir, un 50-50 sin fisuras.
Como tuiteó el secretario general de la ONU, António Guterres este mes: «La pandemia #covid19 está demostrando lo que todos sabemos: milenios de patriarcado han dado como resultado un mundo dominado por hombres con una cultura dominada por hombres que daña a todos: mujeres, hombres, niñas y niños…».
En un año en que la ONU conmemora su 75 aniversario, que se cumple el 24 de octubre, el organismo multilateral por excelencia asegura que ha logrado una paridad de género 50-50 en los rangos más altos de su cúpula administrativa.
Pero aún no alcanza la «paridad total en todos los niveles» de la Oganización.
Además, dos encuestas recientes al personal en Nueva York y Ginebra dejaron varias críticas persistentes, incluida la ausencia en gran medida de mujeres de color en todo el sistema. A eso se sumaron otros temas ajenos al género como el racismo interno generalizado y la falta de representación geográfica equitativa del personal del Sur en desarrollo.
En una carta a los empleados, el 2 de septiembre, Guterres destaca los esfuerzos realizados a favor de la paridad desde que asumió el cargo el 1 de enero de 2017. «Casi cuatro años después de este esfuerzo, puedo informar que hemos recorrido un largo camino», afirmó.
En 2019, por primera vez en la historia de las Naciones Unidas, el máximo funcionario del organismo se comprometió de manera explícita con la paridad de género.
«Alcanzamos la paridad en el Grupo de Gestión Superior y entre los coordinadores residentes. El 1 de enero de 2020, y mucho antes de lo previsto, logramos este hito al alcanzar la paridad entre todos los líderes superiores a tiempo completo, integrados por 90 mujeres y 90 hombres en el nivel de asistentes y subsecretarios generales «, afirmó entonces el político y diplomático portugués.
“Además del compromiso de alcanzar la paridad y diversificar nuestro liderazgo sénior para 2021, estoy comprometido con lograr la paridad en todos los niveles de la Organización para 2028”, añadió.
Planteó entonces también que «estamos en camino de cumplir con este objetivo, pero el progreso es desigual e inconsistente. Nuestro mayor desafío está en las misiones de campo, donde la brecha es mayor y el porcentaje de cambio más lento”.
Diferencias sobre cómo avanzar
Prisca Chaoui, secretaria ejecutiva del Consejo de Coordinación del Personal de la Oficina de la ONU en Ginebra, con 3500 miembros, dijo a IPS que en el pasado, a pesar de la existencia de mujeres competentes en la ONU, ha sido en gran parte la realidad que cuando las mujeres lo hacen lograr la progresión profesional, suele ser mayoritariamente mujeres pertenecientes a determinados grupos geográficos o regiones.
«Existe la preocupación de que la implementación de la Estrategia de Paridad de Género de la ONU pueda seguir un patrón similar. Es crucial que esta importante iniciativa garantice una paridad de género diversa que incluya a mujeres del Sur global, mujeres de color y mujeres de países en desarrollo y subrepresentados», anotó.
La Organización puede hacer más en reunir los talentos valiosos y creativos de diversas mujeres para ayudar a cerrar la brecha de género. Esto solo puede ayudar a la ONU a cumplir mejor con su mandato, especialmente en estos tiempos difíciles.
«El género y la diversidad geográfica no deben ser mutuamente excluyentes. Podemos implementar la Estrategia de Paridad de Género mientras aseguramos una mejor representación y diversidad geográfica», consideró Chaoui.
Mientras tanto, la falta de diversidad geográfica se refleja en la ausencia de personal de unos 21 Estados miembros, según las últimas cifras de diciembre de 2017 publicadas en un informe al Comité Administrativo y Presupuestario de la ONU.
Los 21 países «no representados» entre el personal, casi todos del Sur, incluyen Afganistán, República Democrática Popular Lao Santa Lucía, Andorra, Liechtenstein, San Vicente y las Granadinas, Angola, Islas Marshall, Santo Tomé y Príncipe, Belice, Mónaco, Timor-Leste, Guinea Ecuatorial, Nauru, Tuvalu, Kiribati, Palau, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar y Vanuatu.
Ian Richards, expresidente del Comité Coordinador de Asociaciones y Sindicatos Internacionales del Personal y economista de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), con sede en Ginebra, dijo a IPS que el año pasado Guterres pidió a los Estados miembros de la ONU en la Asamblea General un cambio en el reglamento de personal para facilitar la paridad.
Pero rechazaron su solicitud. «Parece que sintieron que iba en contra del artículo 8 de la Carta de la ONU sobre la no discriminación y el artículo 101 sobre el mérito», dijo.
Sin embargo, este año, aunque la pandemia de la covid-19 y los esfuerzos de recuperación de sus efectos concentraron la atención dentro y fuera de la ONU, se habría avanzado en los cambios mediante una orden ejecutiva, llamada internamente “instrucción administrativa”, se quejó Richards.
¿Es legal la orden ejecutiva si contradice el reglamento de personal? preguntó. Al parecer, los abogados analizaron el tema y vieron su factibilidad. Y, además, añadió, ¿es prudente provocar a nuestros Estados miembros haciendo caso omiso de sus instrucciones en un momento en que algunos están intentando recortar nuestra financiación?
«Todos queremos avanzar en el equilibrio de género y todos estamos impacientes. Pero espero que nuestros esfuerzos para lograrlo no sean contraproducentes debido a esto», reflexionó.
Otra pregunta es ¿por qué no se incluye al personal de servicios generales? Son personal como todos los demás y forman la columna vertebral de nuestra organización «, se preguntó Richards.
Actualmente, la ONU tiene una plantilla global de alrededor de 34 170 personas, según las últimas cifras de la Junta de Jefes Ejecutivos para la Coordinación.
Si bien el personal de la Secretaría General en Nueva York se estima en más de 3000 personas, hay que tener en cuenta las agencias y otras instituciones de la Organización.
Tan solo las cinco mayores agencias suman cerca de 50 000 más. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) tiene 12 806 empleados, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) 9740, la Organización Mundial de la Salud (OMS) 8049, el Programa Mundial de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) 7177 y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) 6091.
La especialista en salud sexual y reproductiva Purnima Mane, quien fue subsecretaria general de la ONU y directora ejecutiva adjunta del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), dijo a IPS que de hecho es alentador saber que la ONU ha alcanzado la paridad de género entre sus alta dirección.
También consideró “muy bienvenido” que Guterres haya prometido la adopción de las medidas necesarias para que en 2028 la paridad de género se haya extendido a todos los niveles internos.
«Es alentador observar que se presta atención al hecho de que no se trata solo de números, sino también de un cambio en la cultura organizacional. Obviamente, debe haber transparencia sobre lo que este cambio implica en términos de sus objetivos, cómo lograrse y cómo se medirá el éxito”, dijo.
Medir no solo cifras
Si bien la contratación equitativa es una forma de medir la paridad de género, la cantidad de personal masculino y femenino obviamente no puede ser la única medida del éxito en el logro de la igualdad de género, argumentó.
«La paridad en números es una parte fundamental para garantizar la igualdad de género en las Naciones Unidas, pero debe ir acompañada de esfuerzos que aborden la calidad de la vida laboral. Reconocer las demandas de las vidas de mujeres y hombres en la actualidad y generar flexibilidad en las políticas de la vida laboral es una parte clave para garantizar esta calidad e igualdad “, explicó Mane.
Para ello, a su juicio deberá prestarse atención a otras áreas críticas de la vida laboral, como la paridad en la retención de ingresos, la tasa de ascenso, el salario, el paquete de beneficios que incluya arreglos laborales adecuados y flexibles, especialmente aquellos relacionados con la licencia por maternidad (y paternidad) y el apoyo y la tutoría de mujeres.
No solo será necesario establecer metas para cada una de estas áreas, sino también informar para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de que la paridad de género es exitosa de manera integral y significativa, a largo plazo, concluyó.
Ben Phillips, autor del libro «Cómo combatir la desigualdad» y exdirector de campañas de Oxfam y ActionAid, dijo a IPS que hay una confluencia de pensamiento y acción cada vez mayor y que se cruzan entre los grupos de base que luchan en todo el mundo contra las desigualdades.
Eso es lo que realmente significa «nosotros los pueblos», consideró.
Es ese impulso cada vez más conjunto el que está impulsando un ajuste de cuentas muy atrasado en las instituciones de todo tipo, dijo Phillips, confundador de la Alianza de Lucha contra la Desigualdad.
T: MF