El derrame petrolero frente a la isla Mauricio, en el océano Índico, implica para ese país una pobre compensación económica, al tiempo que causa un gran daño a los ecosistemas marinos, señaló este jueves 20 la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
El buque MV Wakashio, un carguero de propiedad japonesa y pabellón panameño, con más de 4000 toneladas de productos peroleros a bordo, encalló en un arrecife de coral el 25 de julio frente a la isla y vertió gran cantidad de combustibles en una zona ambientalmente sensible y de gran diversidad biológica.
Para la Unctad, la vulnerabilidad de las pequeñas naciones “subraya la necesidad de que todos los países adopten los más recientes instrumentos jurídicos internacionales”, para elevar su protección ante esos desastres.[pullquote]3[/pullquote]
Shamika Sirimanne, director de tecnología y logística de la Unctad, dijo que “se necesita una participación universal en el marco jurídico internacional, en el que todas las naciones sean parte en los acuerdos, de modo que los países vulnerables estén protegidos cuando ocurran incidentes como este”.
El 11 de agosto ya se habían filtrado a las aguas ecológicamente vulnerables entre 1000 y 2000 toneladas de combustible procedentes de un tanque roto, y la Unctad lo consideró el peor derrame petrolero en la historia de Mauricio.
El 15 de agosto el buque se partió en dos y se recuperó la mayor parte del combustible a bordo, según la empresa japonesa propietaria del navío.
El buque transportaba 3894 toneladas de gasolina, 207 de combustible diésel y 90 toneladas de aceite lubricante.
El vertido pone en peligro los corales, los peces y otras vidas marinas, y amenaza la economía, la seguridad alimentaria, la salud y la industria turística de 1600 millones de dólares anuales de la pequeña nación insular, que además también sufre los efectos negativos de la pandemia covid-19.
La Unctad lamentó que Mauricio no pueda recibir la mayor compensación económica, ya que la legislación que más le favorece no puede aplicarse porque el navío encallado es un carguero y no un petrolero.
La contaminación provocada por petroleros se rige por un convenio diferente al de los cargueros, del que Mauricio forma parte y establece un tope de responsabilidad económica más bajo, dependiendo del tamaño del buque o del tonelaje bruto.
En el caso del MV Wakashio, la indemnización máxima por pérdidas económicas y costos de restauración del medio ambiente sería de 65,17 millones de dólares.
En cambio, si se tratara de un petrolero, podría haber proporcionado a Mauricio una indemnización de hasta 286 millones de dólares.
Más aún, Mauricio no ha ratificado el protocolo complementario, de 2003, a los Fondos internacionales de indemnización de daños debidos a contaminación por hidrocarburos, que datan de 1992 y le permitirían aspirar a una indemnización de hasta 1050 millones de dólares.
El gobierno de esta isla de 1,2 millones de habitantes y cuya economía depende del turismo atraído por sus hermosas playas, anunció que se propone remolcar parte del buque encallado y hundirlo cerca de sus costas.
La organización ecologista Greenpeace criticó la decisión porque “hundir la nave pondría en riesgo la biodiversidad y contaminaría el océano con grandes cantidades de toxinas de metales pesados”.
El desastre de Mauricio coincidió en el tiempo con el derrame, la tercera semana de julio, de entre 10 000 y 30 000 barriles (entre 1400 y 4000 toneladas) de petróleo en aguas del Caribe, junto a las costas del noroeste de Venezuela, afectando un área marina de aproximadamente 260 kilómetros cuadrados.
A-E/HM