Uganda abrió provisionalmente sus fronteras, cerradas durante meses como protección ante la covid-19, para recibir a miles de refugiados que huyen de la violencia en la vecina República Democrática del Congo (RDC), confirmó la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
En paralelo, la oficina de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció este lunes 6 que el movimiento armado Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF, en inglés) ha intensificado sus ataques contra la población civil en el oriente de la RDC, fronterizo con Uganda.
Los combatientes de las ADF “han cometido abusos sistemáticos y brutales. Durante los ataques contra aldeas utilizaron armamento pesado, AK-47, morteros, machetes y cuchillos”, señaló el informe de la oficina de derechos humanos que dirige la expresidenta chilena Michelle Bachelet.
“A menudo incendiaron aldeas enteras, destruyeron centros de salud y escuelas, y secuestraron y reclutaron hombres, mujeres y niños. Hubo familias atacadas con machetes hasta la muerte”, según el informe.
Las ADF derivaron como grupo extremista con raíces en movimientos radicales islamistas que se formaron en la región a finales del siglo pasado, y hay denuncias de que se financian con la explotación y tráfico ilegal de maderas y oro.
Sus acciones pueden constituir crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, según la ONU, cuyo reporte registra la muerte de más de 1000 personas a manos de las ADF desde comienzos de 2019.
Esa violencia en las últimas semanas empujó a miles de civiles hacia la frontera ugandesa, cruzada ya por 1500 solicitantes de asilo, según el reporte de Acnur, que participa en las tareas de recepción dispuestas por las autoridades.
Joel Boutroue, representante de Acnur en Uganda, elogió la decisión del país de abrir sus puertas una vez más para las personas que huyen por sus vidas.
“Prueba que incluso en medio de una crisis global como la covid hay formas de gestionar las restricciones fronterizas de modo que respete los derechos humanos y las normas de protección de refugiados”, dijo Boutroue.
Se calcula que unas 45 000 personas han debido desplazarse en la frontera noreste de la RDC con Uganda debido a la violencia de los grupos armados.
La mayoría de los solicitantes de asilo que llegaron en los primeros días de la apertura de la frontera eran mujeres, niños y personas mayores, hambrientas y cansadas después de pasar semanas escondiéndose en el bosque casi sin agua o alimentos, ni alojamiento.
Inicialmente, el grupo estará en cuarentena en un instituto agrícola con capacidad para albergar unas 6000 personas, donde Acnur y otras organizaciones han instalado tiendas de campaña, áreas de control de salud, baños y tanques de agua.
Después de la cuarentena obligatoria de 14 días, los solicitantes serán transportados a los asentamientos existentes en el interior de Uganda, donde hay 953 casos de covid, de ellos más de 50 entre refugiados, y sin decesos por esa causa hasta la fecha.
Con 1,4 millones de refugiados, Uganda es el principal país de acogida de refugiados de África y la llegada de nuevos solicitantes de asilo se enfrenta con desafíos como falta de fondos y recortes de raciones de alimentos, según Acnur.
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