El efecto de la pandemia de covid-19 y el confinamiento de buena parte del mundo para contener su propagación tendría su impacto más grave en las urbes que en las zonas rurales, haciendo además que las mujeres sean más susceptibles a la violencia.
Según el informe “La covid-19 en el mundo urbano”, presentado el martes 28 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las zonas urbanas concentran 90 por ciento de los contagios en el mundo y son el epicentro de la pandemia.
Con factores como el turismo, la vivienda, la atención médica, la falta de acceso al agua potable y la prevalencia del delito que se ven afectados negativamente por la pandemia, las áreas urbanas podrían encontrar más difícil abordar la crisis, indicó el informe.[pullquote]3[/pullquote]
Esto puede tener un efecto dominó en otros temas como la seguridad de las mujeres, haciéndolas más vulnerables a la violencia y al maltrato.
La causa es que las mujeres son las que más trabajan en el sector informal y más carecen de protección social, dijo Mariastefania Senese, funcionaria de gestión de programas del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU.
«En todo el mundo, generalmente ganan menos, ahorran menos y también tienen trabajos menos seguros», dijo en un diálogo con IPS. «Tienen menos capacidad que los hombres para absorber los choques económicos», añadió.
En el lanzamiento del informe, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió medidas integrales para abordar los desafíos que enfrentan los sectores urbanos de todo el mundo mientras luchan contra la pandemia.
También llamó a reforzar a los gobiernos locales mediante la cooperación de los gobiernos nacionales, promover que la recuperación económica poscovid sea verde e inclusiva, dando prioridad para ello a la atención de las comunidades urbanas marginadas.
“Ahora es el momento de repensar y dar nueva forma al mundo urbano. Ahora es el momento de adaptarnos a la realidad de esta pandemia y las pandemias futuras. Ahora tenemos la oportunidad de recuperarnos y mejorar, construyendo ciudades más resilientes, inclusivas y sostenibles”, subrayó Guterres.
La máxima autoridad de la ONU insistió en que «necesitamos asegurarnos de que todas las fases de la respuesta pandémica aborden las desigualdades y los déficits de desarrollo a largo plazo y salvaguarden la cohesión social».
El nuevo coronavirus solo ha ampliado la brecha en las desigualdades en todo el mundo, incluidas las relacionadas con la educación, la salud y el empoderamiento de las mujeres y la brecha digital. Las áreas urbanas son protagonistas de este retroceso.
Como explica el informe, las ciudades ya eran un foco de «desigualdades muy arraigadas», y el acceso de una persona a los servicios depende en gran medida del lugar donde vive y trabaja. Esto puede afectar otros factores como su acceso al agua limpia, así como la cantidad de espacio que tienen para mantener el distanciamiento físico.
Durante el primer mes de propagación de la covid, una de las regiones que preocupaban a los gobiernos y expertos en salud fue el sur de Asia.
La región alberga enormes y populosos barrios marginales en lugares como India y campamentos de refugiados como los de Bangladesh, por lo que había buenas razones para esa preocupación.
Casi una cuarta parte de la población mundial, unos 1000 millones de personas, han sido empujadas a vivir en barrios marginales o asentamientos tugurizados debido a la crisis mundial de la vivienda. Según el informe, esto se agrava aún más con la pandemia, por el desplome sin precedentes de la economía y el empleo.
«Con ingresos limitados o nulos durante los confinamientos, los pobres urbanos en todos los países corren el riesgo de desalojo, mientras que el hacinamiento en viviendas de baja calidad aumenta el riesgo de transmisión rápida», señala el informe.
También afirma que las ciudades que dependen económicamente del turismo podrían sufrir gravemente dada una caída proyectada de 80 por ciento en los ingresos generados por el turismo internacional en 2020.
Pero algunas ciudades tienen preocupaciones diferentes. Por ejemplo, los residentes puertorriqueños recientemente exigieron que se cerrara su aeropuerto para evitar que los viajeros internacionales continúen acudiendo a la isla, a menudo sin mantener ninguna regulación de distancia entre las personas.
«Es necesario que los gobiernos locales refuercen su colaboración con la sociedad civil y el sector privado para repensar y construir un turismo más sostenible y resistente», dijo Senese.
A pesar de estas inquietudes, el secretario general se mostró esperanzado en que diferentes países y líderes pueden unirse para luchar contra los impactos de la pandemia en la población urbana más perjudicada.
«Las ciudades también albergan una extraordinaria solidaridad y resistencia, extraños que se ayudan mutuamente, calles que animan en apoyo de trabajadores esenciales, empresas locales que donan suministros que salvan vidas”, planteó Guterres.
«A medida que respondemos a la pandemia y trabajamos hacia la recuperación, vemos a nuestras ciudades como centros de comunidad, innovación humana e ingenio», agregó Guterres.
Unos comentarios que se hicieron eco de cambios positivos observados en el informe, como una «digitalización en la prestación de servicios, incluida la telemedicina, los cambios al trabajo a distancia y la aplicación de tecnología a diversos aspectos de la prevención y gestión de la crisis».
“En las ciudades hemos visto lo mejor del espíritu humano”, concluyó Guterres.
T: MF