Los bosques tropicales pueden desarrollar mecanismos de resistencia a las variaciones climáticas a largo plazo. Pero esa resiliencia tiene límites: 71 por ciento de esos bosques estarán amenazados si las temperaturas promedio mundiales se estabilizan a 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales en los próximos 10 años, advierte un nuevo estudio.
Basándose en la observación directa de bosques enteros de los trópicos, la investigación concluyó que el potencial de resiliencia de los bosques solo se puede alcanzar con acciones para mitigar el cambio climático y soluciones para la conservación y restauración de la vegetación nativa.[pullquote]3[/pullquote]
Según los autores, esto significa que las comunidades que dependen del manejo sostenible de los recursos naturales pueden beneficiarse de la capacidad de recuperación y la resistencia al calor de los bosques tropicales si se mitigan a tiempo los efectos más inmediatos del cambio climático.
Dirigido por científicos de la británica Universidad de Leeds y publicado en la revista Science, el estudio está firmado por 226 investigadores de todo el mundo quienes analizaron datos de reservas de carbono fruto del monitoreo de 590 parcelas permanentes de bosques tropicales de Sudamérica, África, Asia y Australia.
La mayoría se concentra en la región amazónica.
“Los resultados sugieren que los bosques intactos pueden soportar hasta cierto punto de calentamiento”, comenta a SciDev.Net la agrónoma Simone Aparecida Vieira, investigadora del Centro para Estudios e Investigación Ambiental de la brasileña Universidad Estatal de Campinas y una de las coautoras del estudio.
Pero este hallazgo positivo solamente será posible si los bosques tienen condiciones para adaptarse y permanecer intactos, subraya. Una manera de lograrlo sería reducir las tasas de deforestación y evitar las actividades de quema de bosque asociadas a su remoción.
También requieren abordarse más a fondo otros problemas relacionados con el uso de la tierra, como la minería, la extracción ilegal de madera y la ganadería extensiva de baja productividad, añade.
“Es muy importante tener en cuenta que el establecimiento de especies de plantas más resistentes en el bosque toma su tiempo”, enfatiza.
Para calcular los cambios en las reservas de carbono los investigadores identificaron cerca de 10 000 especies de árboles y midieron más de dos millones de diámetros de árboles en 24 países tropicales.
Según el estudio, la cantidad de carbono absorbida y almacenada por los bosques es un elemento crucial en la forma en que la Tierra responde al cambio climático.
Incluso con altas temperaturas, los árboles continúan absorbiendo dióxido de carbono (CO2) -el principal gas responsable del efecto invernadero- de la atmósfera.
No obstante, la capacidad de almacenar grandes niveles de carbono cae dramáticamente si el bosque es expuesto a temperaturas promedio por encima de los 32,2 grados Celsius (ºC).
Cuando la temperatura sube en un corto periodo de tiempo, los árboles comienzan a perder más agua y, como resultado, este proceso afecta la fotosíntesis, cuyo efecto es disminuir la cantidad de CO2 presente en la atmósfera y dirigir el carbono de esta hacia las plantas.
El bosque amazónico, por ejemplo, registró periodos más largos de climas más calientes y secos en años recientes.
“Una consecuencia de esto es que las regiones más afectadas del bosque ya han perdido su capacidad de absorber carbono”, afirma Plínio Barbosa de Camargo, investigador del brasileño Centro de Energía Nuclear en Agricultura de la Universidad de São Paulo (USP) y también coautor del artículo.
“En la práctica, al tomar medidas en el campo observamos que las regiones del Amazonas con temperaturas más moderadas durante el día aún logran absorber 0,8 toneladas de carbono de la atmósfera por hectárea”, indica.
En general, el conjunto de árboles de una hectárea de bosque tropical tiene el potencial de secuestrar hasta una tonelada de carbono de la atmósfera por año.
Camargo ha estado monitoreando parcelas permanentes en los últimos 20 años en Santarém, estado de Pará, en la Amazonía brasileña.
El equipo que él coordina monitorea el crecimiento de aproximadamente 20 mil árboles y mide la biomasa del bosque, para evaluar si ha habido aumento o disminución de un año a otro. También calculan el balance de carbono, es decir la suma de las emisiones y absorciones de CO2 en el bosque.
Impacto en el desarrollo sostenible
“La región que monitoreamos todavía tiene capacidad de absorber carbono y recuperarse después de prolongados periodos de sequía”, afirma. “Esto da espacio para que diferentes sociedades continúen invirtiendo en el desarrollo de productos y servicios de biodiversidad”, añade Camargo.
Pero el avance de los incendios –que liberan a la atmósfera amazónica el carbono almacenado en la vegetación– y la mayor mortalidad de los árboles debido a las sequías más severas pone en peligro no solo la resiliencia de los bosques tropicales, sino que también ejerce presión sobre la biodiversidad y el desarrollo sostenible.
Si el panorama actual de degradación ambiental y calentamiento global no se revierte en el corto plazo, la composición de la biodiversidad local puede verse seriamente alterada en los bosques tropicales, advierte Luiz Aragão, jefe de la División de Teledetección del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil, otro coautor del estudio.
“Un problema es que el desarrollo sostenible de algunas regiones tropicales puede verse impactado directamente si los bosques pierden su capacidad de absorber carbono”, puntualiza.
“Comprender cómo impacta el cambio climático en la absorción del carbono en los bosques tropicales puede ayudarnos a identificar las áreas más vulnerables donde la pérdida de biomasa puede interferir en las economías locales y el desarrollo humano”, abunda Aragão.
Para el biólogo Ricardo Ribeiro Rodrigues, de la Facultad de Agricultura Luiz de Queiroz de la USP, quien no participó del estudio, éste constituye un buen punto de partida para profundizar el conocimiento sobre la capacidad de los bosques para adaptarse al cambio climático.
“Los hallazgos presentados son alentadores porque muestran que los bosques tienen una cierta resistencia al calentamiento. Y esto se ha demostrado basándose en sólidos modelos matemáticos», expresa.
No obstante, Rodrigues advierte que se necesitan más estudios para comprender cómo afecta el aumento de las temperaturas a las diferentes especies de plantas.
El estudio trata de los bosques en su conjunto, pero sabemos que cada especie reacciona de manera diferente al calentamiento global. Por lo tanto, es importante que identifiquemos qué especies son más resistentes para que se puedan poner en práctica acciones de reforestación más efectivas”, recomienda.
Este artículo fue publicado originalmente por SciDev.net.
RV: EG